La aridez de los desiertos hace que sólo puedan instalarse en ellos plantas muy especializadas (plantas “xerófilas”) bien adaptadas para soportar la sequía evitando pérdidas excesivas de agua y capaces de sobrevivir en medios con una elevada salinidad. Estas plantas han desarrollado una serie de adaptaciones a estas condiciones de falta de agua:
Figura 8 m. Cactáceas | Figura 8 n. Oasis con palmeras |
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- Adaptaciones fisiológicas: destinadas a reducir la transpiración a través de la cutícula (logrando su práctica desaparición en las plantas suculentas).
- Adaptaciones morfológicas: predominan las formas almohadilladas o esféricas, hojas reducidas hasta parecer espinas, raíces muy densas y extendidas, etc.
- Suculencia: Las plantas suculentas son capaces de almacenar importantes reservas de agua en las hojas (casos del Aloe, Yucca, Agave…), en el tallo (cactáceas, Euphorbia...) o, menos frecuentemente, en las raíces (Asparagus, Pachypodium...) que, para ello, aumentan de volumen adquiriendo formas globosas. Las plantas almacenan grandes cantidades de agua en el tallo y en época de sequía la van utilizando.
- Plantas halófilas: en áreas extremadamente áridas con predominio de suelos salinos, algunos tipos de plantas se adaptan a esa presencia como el Tamarix.
- Cuando en estas regiones hay suficiente disponibilidad e agua, como en los oasis, las plantas no tiene que desarrollan especiales adaptaciones, es el caso de las palmeras.