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2. Caracterización de las regiones biogeográficas

En la Tierra, desde el punto de vista de la división biogeográfica, se acepta a nivel mundial la división planetaria en varios territorios florísticos o regiones fitogeográficas; también se denominados imperios florales que se subdividen en reinos o regiones. La Agencia Europea del Medio Ambiente ha definido once regiones biogeográficas en Europa. Para determinarlas, ha combinado diversos factores que influyen en la distribución de los seres vivos, entre los que destacan los geográficos, climáticos, geológicos, biológicos e históricos. Los espacios delimitados comprenden una gran diversidad de ambientes:

  • Latitudes altas, donde se sitúan las regiones ártica y boreal, y en las que la vida se desarrolla en condiciones extremas.
  • Latitudes medias, donde esos rigores se atenúan, como sucede en las regiones atlántica y mediterránea.
  • Interior continental, con un clima que presenta fuertes contrastes estacionales, propios de las regiones continental, esteparia, panónica, anatólica y del mar Negro.
  • Áreas europeas de alta montaña, donde se desarrolla la región alpina.
  • Archipiélagos de Azores, Madeira y Canarias, donde se sitúa la región macaronésica.

La superficie ocupada por cada una de estas regiones es muy variable, siendo las más extensas la continental y la boreal. En el interior de todas ellas se pueden diferenciar numerosos ecosistemas, aunque en las más pobladas muchos de ellos han sido muy transformados por la actividad humana.

En consecuencia, la Península Ibérica forma parte del imperio holártico boreal (Holoártico), que comprende las tierras al norte del Trópico de Cáncer por todos los continentes. Los territorios españoles comprenden tres regiones corológicas o biogeográficas: eurosiberiana, mediterránea, y macaronésica.

2.1. Región eurosiberiana

La región eurosiberiana ocupa la fachada atlántica, el macizo pirenaico y las cumbres de los sistemas Central e Ibérico. Se caracteriza por una vegetación exuberante, como corresponde a un clima de temperaturas suaves y humedad abundante y bien distribuida a lo largo del año.

Selva de Irati, hayedo en verano

Es bastante homogénea y presenta menor biodiversidad que la mediterránea. El bosque caducifolio (o aestisilva) es la vegetación climática de esta región atlántica peninsular. Es característica de ambientes húmedos, por lo que no posee mecanismos de adaptación morfobiológica o los periodos de sequía, sino todo lo contrario (dispone de hojas bastante grandes, blandas y de poco grosor). No obstante, en invierno la reducción de las horas de sol y las bajas temperaturas conducen a cierto "letargo" en la vegetación, así como a una caída de las hojas que permite definir a estas masas boscosas como caducifolias. Debido a la densidad de la masa se dificulta la entrada de la luz solar y esto provoca un menor desarrollo del estrato arbustivo en las comunidades, mientras que prolifera el manto de hierbas verdes e higrófilas. Las hojas de los árboles son planas, blandas y caedizas. Estas condiciones, unidas a las edáficas, se define por ser un bosque denso y umbrófilo, con árboles de tronco recto permiten el desarrollo de un bosque caducifolio que alcanza de 25 a 40 metros de altura y cuya frondosidad reduce considerablemente el acceso de la luz solar hasta el suelo, dificultando el desarrollo de los estratos arbustivo y herbáceo. Hoy, el bosque ocupa un espacio reducido y además, ha sido muy modificado por la intervención humana desde épocas muy antiguas.

Esta región biogeográfica se divide en tres provincias: pirenaica (Pirineos, excepto ciertas sierras prepirenaicas), cántabro-atlántica (noroeste de Portugal, desde la ría de Aveiro y la sierra de Gerês; la mayor parte de Galicia, a excepción de una gran porción de la provincia orensana; el litoral cantábrico y vasco, el Campoo, y la cuenca santanderina del Ebro) y orocantábrica (cordillera Cantábrica). 

En la zona periférica, la provincia o dominio submediterráneo se extiende desde la anterior hacia el este, ocupando la vertiente meridional del Pirineo. Su orientación a solana y su situación a resguardo de los vientos atlánticos modifican las condiciones atlánticas propiamente dichas y permiten la aparición de unas especies vegetales que son propias tanto de la región eurosiberiana, como de la mediterránea, aunque predominan las pertenecientes a la primera, dando lugar a bosques caducifolios.

2.2. Región mediterránea

La región mediterránea, que se corresponde con la llamada “España parda”, ocupa el 80% de la Península y Baleares. La vegetación presenta, como rasgos generales, la persistencia de las hojas, las adaptaciones esclerófilas y un equilibrio ecológico muy frágil. Dentro de esta región, la variedad climática y edáfica determina una gran variedad interna.

Bosque perennifolio mediterráneo

El principal rasgo de la vegetación es su carácter perennifolio, que deriva de las exigencias de adaptación al medio que impone el clima mediterráneo. Como sabemos, las características que presenta el clima mediterráneo originan que la vegetación tenga que adaptarse a dos estaciones desfavorables: el invierno caracterizado por las bajas temperaturas, y el verano, por la sequía. Lo aleatorio de las lluvias, junto con la pobreza en nutrientes del suelo, hace que el carácter de árbol perenne sea el más adecuado pare sobrevivir con éxito. Se localiza en los más variados tipos de suelos, en diversas exposiciones y a diferentes latitudes.

Como resultado, el bosque esclerófilo (o durisilva) es la vegetación climática de esta región. Está representado por dos zonas: aquella que ocupa el bosque mediterráneo y la degradación de éste (sotobosque de maquis, garriga y estepa), y una variedad que corresponde con la zona subdesértica. Sus márgenes coinciden, a grandes rasgos, con el límite del olivo. Estas formaciones boscosas constan de árboles de mediana altura, con tronco no rectilíneo, grueso y rugoso; sus hojas forman copas globulares y amplias, que proyectan sombra sobre el suelo para mitigar la insolación y la evaporación; estas hojas son perennes, alargadas, pequeñas y endurecidas, «coriáceas», es decir, cubiertas por una membrana que reduce al máximo dicha evaporación; el tronco es de corteza gruesa y las raíces son profundas, para encontrar agua; otros métodos para disminuir la transpiración es el pequeño tamaño, pilosidades, revestimientos protectores de resina, cera o goma, formación de espinas, etc. Estos árboles no suelen superar los 20 m de altura y su copa globular ayuda a preservar la humedad del suelo. Debido a estas difíciles condiciones ambientales, su crecimiento es muy lento, alcanzando su techo al cabo de siglos. Los endemismos son aquí muy acusados.

Se ha estructurados en dos grandes superprovincias, que a su vez se dividen en varias provincias más. La superprovincia mediterráneo-iberoatlántica abarca más de la mitad occidental con predominio de sustratos de naturaleza silícea y cuyas aguas vierten en el Atlántico. Comprende cuatro provincias: carpetano-ibérico-leonesa, la más septentrional, con la meseta castellana y las montañas que la circundan, a excepción de la cordillera Cantábrica, que marca el límite de la región eurosiberiana; luso-extremadurense, cuadrante suroccidental peninsular, desde la falla del Guadalquivir, que limita por el sur con el conjunto de alineaciones mariánicas, hasta las faldas meridionales del Sistema Central; gaditano-onubo-algarviense, litoral comprendido entre la costa del Sol y la desembocadura del río Sado, y bética, depresión del Guadalquivir y sierras Béticas y Penibéticas.

La superprovincia mediterráneo-ibero-levantina, con predominio de sustratos sedimentarios de reacción básica, comprende dos provincias de carácter litoral: la catalano-valenciano-provenzal y la semiárida murciano-almeriense; dos interiores y continentales: la aragonesa y la castellano-maestrazgo-manchega, y una insular: la balear.

2.3. Región macaronésica

La palabra «Macaronesia» proviene del griego y significa «islas afortunadas», misma denominación que comúnmente se usa para hablar de los archipiélagos que abarca esta región. Corresponde con el Reino Vegetal Africano-Malgache que comprende los archipiélagos de Canarias, Islas Azores, Madeira e Islas de Cabo Verde, así como la costa atlántica del Sahara. El clima de la región macaronésica está determinado por la latitud, el régimen de vientos (alisios ecuatoriales y ocasionalmente el viento seco procedente del Sáhara que sopla hacia el oeste), así como por las corrientes oceánicas. Todo ello da como resultado un amplio espectro climático que va desde el clima oceánico y húmedo de las Azores, el clima subtropical de las Canarias hasta el clima tropical de Cabo Verde.

Como resultado, el clima canario es mucho más cálido y seco, y crea unas condiciones de aridez en las islas con menores altitudes, como Lanzarote o Fuerteventura, similares a las de los desiertos. Sin embargo, las islas más occidentales presentan una topografía irregular y escarpada, con picos montañosos de varios miles de metros de altitud, entre los que destaca el Teide, en Tenerife, que con sus 3718 metros de altitud es también la montaña más alta de España

Los principales rasgos son la variedad florística y la elevada proporción de endemismos. Esta diversidad procede de la convergencia en el archipiélago de las influencias del mundo holártico y mediterráneo con las africanas y atlánticas; a ello se une el hecho de la insularidad, que origina una gran variedad de especies endémicas. De un total de algo más de 1800 especies que pueblan las Islas, casi un 35% son formaciones propias y exclusivas. Igualmente, origina reliquias o vegetación muy presente en eras geológicas pasadas que han pervivido en el tiempo y a los cambios climáticos en zonas determinadas de las islas, caso como es el drago.

Teniendo en cuenta la constitución volcánica de las islas y la presencia de la montaña, particularmente el Teide, que es la cima más elevada de España, la vegetación tiene una clara tendencia a estratificarse por pisos altitudinales, lo cual, a su vez, se explica por las condiciones climáticas de las islas. En ella predominan las especies xeromorfas, pero destacan también las formaciones de laurisilva relicta.