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7.1 Los bosques caducifolios de latitudes medias

Estos bosques se localizan en las fachadas occidentales de Europa y América del Sur, coincidiendo con las regiones de clima oceánico, donde se denomina “bosque oceánico” o “bosque atlántico”, en el Este de los EEUU y amplios sectores de China, Japón y Corea, encontrando su óptimo en las regiones de “clima chino” o “clima de fachada oriental de los continentes”.

Figura 7 a. Extensión de los bosques caducifolios

Los bosques caducifolios necesitan disponer de abundante agua por lo que se localizan en regiones húmedas con precipitaciones abundantes (superiores a 1000 mm anuales) y que se distribuyen uniformemente a lo largo de muchos días al año. Son muy intolerantes a la sequía.

Respecto a las temperaturas, estas áreas presentan veranos moderadamente cálidos aunque sin alcanzar temperaturas estresantes para las plantas. Los inviernos, en cambio, son frescos en las regiones de clima oceánico pero fríos o incluso muy fríos en las fachadas orientales y en el centro de los continentes obligando a las plantas a detener su actividad vegetativa y a adoptar medidas de defensa para protegerse de las heladas. Precisamente aquí reside la principal característica de estos bosques: los árboles pierden las hojas en la estación fría.

El bosque caducifolio de latitudes medias sólo es posible allí donde coinciden abundantes recursos hídricos y buenas temperaturas durante varios meses seguidos. En general, las temperaturas son cada vez más favorables cuanto más baja es la latitud pero la disponibilidad de agua aumenta cuanto mayor es ésta. Por eso, cuando el verano es demasiado corto, el bosque caducifolio deja paso al boreal de coníferas tras una franja de transición ocupada por bosques mixtos. En cambio, cuando los veranos son más calurosos y hay déficit hídrico, el bosque caducifolio da paso a otro perennifolio de hoja esclerófila, mejor adaptado a la sequía: el bosque mediterráneo en las fachadas occidentales de los continentes y el bosque pluvial subtropical en las orientales. En el centro de los continentes, donde las precipitaciones son muy escasas, el bosque puede dar paso directamente a praderas o estepas.

Figura 7 b. Paisaje de bosque caducifolio. Otoño Figura 7 c. Paisaje de bosque caducifolio. Invierno

Las regiones ocupadas por el bosque planocaducifolio de latitudes medias son muy favorables a desarrollar suelos muy desarrollados. Los árboles aportan mucha materia vegetal en forma de hojarasca que se humifica y mineraliza fácilmente proporcionando abundante materia orgánica y nutrientes, lo que provoca la formación de suelos muy profundos, ricos y muy productivos. Suelen suelos del grupo de las tierras pardas. Si desaparecen los árboles, el proceso de degradación de estos suelos es rápido e irreversible.

Flora

La característica más original de este tipo de bosque es la fuerte estacionalidad de sus ciclos biológicos marcada por la caída otoñal de la hoja de gran parte de los árboles y arbustos. La caída de la hoja evita a los árboles el riesgo de sufrir daños por efecto del hielo a la vez que reduce sus pérdidas de agua en una época en la que ésta puede estar helada y, por tanto, su absorción a través de las raíces no es posible.

En estos bosques las especies que conservan la hoja durante todo el año son muy pocas y, normalmente, se concentran en las áreas costeras, de inviernos más suaves.

La estrategia de desprenderse de la hoja sólo es posible en el caso de que los veranos sean suficientemente largos, húmedos y cálidos para permitir al árbol reponerlas cada año, desarrollar tallos leñosos y acumular las reservas necesarias para fructificar y poder superar el invierno siguiente. Como los árboles crecen cada temporada durante unos meses y se retiran luego al reposo, puede verse en las secciones de sus troncos los llamados anillos de crecimiento: circunferencias concéntricas en las que cada línea representa un ciclo de vida de la planta.

La desigual resistencia al frío de las distintas especies así como sus diferentes exigencias de calor en verano explican que el haya (Fagus sylvatica) domine en las regiones de clima oceánico de Europa Occidental, que el roble (Quercus spp) lo haga en las áreas de transición de Europa Central y Oriental y que, pasados los Urales, los bosques planifolios del centro de Asia estén presididos por abedules (Betula spp.), serbales (Sorbus aucuparia) y álamos temblones (Populus tremula) entre los que se intercalan algunas coníferas.

Figura 7 d. Bosque de hayas Figura 7 e. Bosque de robles

El bosque caducifolio es un bosque pluriestratificado, esto es, consta de uno (a veces dos) estratos de árboles, otro de matorral y un último de hierbas. Normalmente los arbustos son escasos y suelen faltar los musgos.

En verano, cuando los árboles tienen hojas, la densidad de las copas es tal que el interior del bosque permanece en penumbra. Este hecho dificulta el desarrollo de las plantas de los estratos inferiores y explica la escasez de arbustos y hierbas. Entre estas últimas casi no hay terófitas, que requieren mucha luz, dominando las criptófitas y las hemicriptófitas que, al disponer de buenas reservas en sus raíces, pueden desarrollar gran parte de sus ciclos anuales muy deprisa, antes de que los árboles empiecen a producir sombra. 

Por otra parte, el bosque influye mucho en el balance hídrico local: Las copas de los árboles interceptan entre 10 y 15% del agua de lluvia que, desde aquí, se volverá a evaporar sin tocar el suelo. Gran parte del agua que llega al suelo es absorbida por las potentes raíces de los árboles. El resultado de lo anterior es que en el bosque caducifolio la mayor parte del agua es absorbida o interceptada por los árboles y es rápidamente devuelta a la atmósfera sin llegar a incorporarse a la escorrentía. Por eso, los ríos procedentes de áreas forestales son menos caudalosos que los que vienen de áreas desprovistas de vegetación.

La capacidad del bosque para retener la radiación solar, su influencia en el ciclo hidrológico y su gran eficacia para frenar la fuerza del viento tienen por efecto la aparición de un peculiar microclima forestal.

Como hemos indicado anteriormente, las especies predominantes en estas áreas son las fagáceas, principalmente hayas (Fagus sylvatica), que ocupan las zonas más húmedas, y robles (Quercus robur), junto a otras menos dominantes como los abedules (Betula spp), fresnos (Fraxinus spp), arces (Acer spp), sauces (Salix spp), serbales (Sorbus aucuparia), manzanos (Malus spp) y un número reducido de árboles o arbustos de hoja perenne como el tejo (Taxus baccata) o el acebo (Ilex aquifolium).

En las fachadas orientales de los continentes, en América del Norte y, sobre todo, en Asia, la biodiversidad de los bosques caducifolios es mayor. En Asia se han descrito frondosas pertenecientes a 50 géneros distintos que incluyen Quercus, Castanea, Sorbus, Magnolia... aunque también otros muchos exclusivos de la región. Por otra parte, los límites con las formaciones de las regiones vecinas son mucho más difusos permitiendo no sólo la existencia de amplias franjas de transición formadas por bosques mixtos sino también la presencia un buen número de coníferas, perennifolias y lianas (Vitis, Clematis, Ampelopsis...) repartidas por toda su superficie.

Figura 7 f. Bosques mixtos en China Figura 7 g. Líquenes y musgos

El suelo forestal recibe muy poca luz, por lo que el estrato herbáceo está siempre compuesto por plantas esciófilas e higrófilas. Podemos señalar la presencia de líquenes, musgos, helechos, flores silvestres, y otras pequeñas plantas que se pueden encontrar en el suelo del bosque.  

Fauna

La fauna del bosque caducifolio es muy variada y diversificada. Las cadenas alimentarias empiezan con la materia vegetal del suelo: hojas, raíces, frutos que sirve de alimento a los fitófagos, tanto invertebrados, como vertebrados. Entre estos últimos, podemos señalar los roedores como ratones y topillos (Mus musculus, Apodemus spp, Microtus spp...), el hámster (Cricetus cricetus), la ardilla (Sciurus vulgaris), ungulados como el corzo (Capreolus capreolus) o ciervo (Cervus elaphus) o el gamo, todo tipo de aves granívoras o fructívoras o, incluso, varios grandes omnívoros como el jabalí (Sus scrofa).

Los zoófagos se alimentan de los anteriores e incluyen artrópodos (insectos, arácnidos...), pequeños carnívoros y aves. Hasta hace poco tiempo, los mayores depredadores eran el oso (Ursus arctos), lobo (Canis lupus), varios félidos (Felis sylvestris) y grandes rapaces que se situaban en los niveles superiores de las pirámides alimentarias y contribuían eficazmente a regular las poblaciones de los demás grupos. Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de ellos han desaparecido o sus poblaciones son residuales de forma que los grandes herbívoros, que ya no tienen depredadores naturales, tienden a incrementar excesivamente su población generando problemas al conjunto del bosque.

Por fin los saprófagos son, tal como ya se ha dicho, el grupo de animales más importante para estos ecosistemas en competencia con los hongos y bacterias. Se alimentan de materia en descomposición (hojas, madera, restos animales) y pasan bastante desapercibidos.

Para sobrevivir en el bosque caducifolio, los animales tienen que ser capaces de adaptarse a sus ciclos estacionales. La estación más difícil es el invierno ya que la disponibilidad de recursos es muy reducida y las temperaturas son excesivamente bajas para muchas especies.

Algunos animales hibernan manteniéndose gracias a sus reservas de grasa (oso pardo, lirón...) o permanecen más o menos aletargados alimentándose de vez en cuando gracias a los alimentos almacenados con anterioridad, como hace la ardilla.

Figura 7 h. Oso pardo europeo Figura 7 i. Gamo común europeo

Las Landas

Las regiones oceánicas de latitudes medias están muy alteradas por la actividad humana y presentan hoy paisajes muy diferentes de los originarios. En algunos lugares la destrucción del bosque ha dado lugar a formaciones abiertas seminaturales denominadas landas.

Esta evolución es la que se ha producido en amplias regiones de Europa donde las landas se han utilizado durante siglos como pasto para ovejas impidiéndose la regeneración del bosque mediante fuegos periódicos: gran parte de Escocia, Gales, Irlanda y litoral Báltico meridional está cubierta de landas de origen inequívocamente antrópico (y que constituyen sin embargo el rasgo más típico del paisaje de estas regiones).

Figura 7 j. Paisaje de landa en Cantabria Figura 7 k. Paisaje de landas. Francia

En Europa, la landa generalmente ocupa antiguas superficies de robledal o, hacia el Norte, de abedular (apareciendo a veces como sotobosque de esas formaciones) y está dominada por tojos y retamas (Ulex europaeus, Genista spp., Sarothamnus scoparius) acompañadas por brezos para, hacia el norte, ir disminuyendo las retamas y aumentando los brezos (que ganan en variedad y en volumen). Los más característicos son Erica cinerea, E.tetralix y, sobre todo, Calluna vulgaris. Sólo al norte de Europa aparecen en las landas los mirtillos y otras especies.