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4.1 Expansión y regresión de las especies

La distribución de las especies no es algo estable y homogéneo, sino todo lo contrario, muy variable y heterogéneo, lo que obliga a estudiar la evolución a lo largo del tiempo de la localización de las especies y de los factores que influyen en el reparto de los seres vivos en el planeta. En el apartado anterior ya pudimos examinar estos factores que pueden favorecer o limitar la expansión de las especies vegetales o animales.

Podemos señalar ciertos procesos que en general pueden ayudar a la expansión de las especies como: la eficacia en la dispersión de las diásporas en el caso de las plantas, la eficacia en la reproducción en el caso de los animales; la influencia humana que puede convertirse en un factor determinante; la competencia con otros taxones; la aparición de espacios climática y edafológicamente adecuados para la especie, etc.

Por el contrario, existen factores que hacen que las especies sufran una cierta regresión (pérdida de territorio) o incluso su desaparición, como, por ejemplo, los cambios climáticos excepcionales o progresivos. Una fuerte helada puede matar a una gran cantidad de plantas en un lugar determinado, pero un cambio climático produce un movimiento longitudinal, latitudinal o altitudinal, del área de distribución de la especie que puede ser letal si la planta o el animal no consiguen ganar terreno por otro lado. Las catástrofes naturales como las inundaciones, aludes, terremotos, fuegos, también son factores que pueden provocar la regresión del área de un ser vivo. La relación con otras especies es fundamental, la falta de competitividad entre especies puede ser negativa, pero también la excesiva competitividad de una especie como en el caso de la extensión de plagas y parásitos o la presencia de especies invasoras, suele ser un gran problema para muchas especies. Los factores propios como los medios de dispersión pueden no ser eficaces, o el envejecimiento poblacional y aislamiento geográfico que provoca debilitamiento genético, son factores que también influyen en la regresión del área de distribución de las especies.

Además, debemos añadir la influencia del hombre en la expansión o regresión e incluso desaparición de numerosas especies.

Figura 4 g. Castor (Castor canadensis). Especie introducida por el Hombre en América del Sur Figura 4 h. Dodo. Especie extinta por acción humana

Muchas especies son capaces de introducirse en un territorio muy alejado de su área primitiva de expansión, bien de forma natural o bien por la acción humana. Pero para que dicha especie prospere en este nuevo territorio debe adaptarse a él. Según este proceso de adaptación, encontramos diversos tipos de especies:

  • Especies naturalizadas: son plantas y animales que se han introducido en un territorio en donde las condiciones naturales son semejantes al lugar de donde procede, y por lo tanto, puede implantarse definitivamente en el nuevo territorio sin problemas. En algunos casos la expansión de estas especies puede desplazar a la flora o fauna autóctona pudiendo considerarse especies invasoras. Por ejemplo, en Europa hay plantas naturalizadas del género Oxalis procedentes de África del Sur (Figura 4 g)
  • Especies adventicias (adviento significa sorpresa, accidental, inesperado...): son aquellas especies que se introducen en lugares en donde hay una importante diferencia climática y ambiental entre el área de origen y el actual. La especie en este caso, se establece de forma precaria en el territorio y puesto que no encuentra condiciones totalmente favorables para su desarrollo, en cualquier momento, puede ser eliminada o desaparecer. En definitiva, son especies que se encuentran en un lugar que no les corresponde por sus características ecológicas. Ejemplo, una planta tropical en un país nórdico.
Figura 4 i. Especie naturalizada: Vinagrillo (Oxalis pes-caprae) Figura 4 j. Especie aclimatada. Ficus benjamina
  • Especies aclimatadas: son especies que se introducen en un área con una climatología y con unas características ambientales tan diferentes a las de su lugar de origen, que sólo puede sobrevivir con la ayuda del ser humano en invernaderos, cultivos especiales, centros especializados, o bien de forma natural. Por ejemplo, el Ficus benjamina, es una especie de higuera nativa del sur y sureste de Asia, y del sur y norte de Australia, pero se emplea mucho como planta de jardinería en Europa. En estas zonas, la planta vive y crece bien, pero no se reproduce sexualmente, no produce flores y cuando hay una helada fuerte puede helarse.
  • Especies cultivadas o domesticadas: es cualquier especie que ha sufrido en mayor o menor medida una manipulación por parte del ser humano, a lo largo de muchos años, que han sido modificadas morfológica y anatómicamente y dispersadas y acaban viviendo en lugares muy diferentes a su centro de origen. Ejemplo, la oveja, el trigo común, etc.
  • Especies híbridas: son especies procedente del cruce de dos organismos por la reproducción sexual de razas, especies o subespecies distintas, o de alguna o más cualidades diferentes. Es un proceso que puede ocurrir en la naturaleza, por ejemplo, algunas especies de Quercus pueden generar híbridos. Pero es mucho más común la hibridación realizada por el ser humano, sobretodo en agricultura. Existen híbridos creados por el ser humano tanto de plantas (cítricos, tangelo), como de animales (como el ligre, mezcla de tigre y león, o la mula que es el híbrido de la yegua y el burro). Los híbridos NO SON TRANSGÉNICOS.
Figura 4 k. Híbrido vegetal. Tangelo (Naranja y pomelo) Figura 4 l. Híbrido animal. Mula