Los factores que condicionan la actividad industrial en nuestro país son las materias primas y las fuentes de energía.
2. Materias primas y fuentes de energía
2.1. Las materias primas
La industria es el proceso de transformación de las materias primas en productos aptos para el consumo o para ser utilizados en nuevos procesos industriales. El punto de partida del hecho industrial es la materia prima que será transformada aplicándole energía en función de la tecnología disponible y las instalaciones construidas para tal efecto. Las materias primas, recursos naturales usados en la transformación, son de naturaleza variada. Así pues, las materias, primas, junto con las fuentes de energía, han sido factor clave de localización industrial. Sin embargo, estas factores han variado con respecto al pasado, dependiendo en mayor medida de otros factores como los económicos, políticos, ecológicos, etc.
Las materias primas se clasifican según su origen en minerales y orgánicas.

En primer lugar, las materias primas de origen orgánico o producciones agrarias siempre se han consumido directamente, pero posteriormente se consolida la separación entre zonas de producción y las de consumo por el desarrollo de la sociedad urbana. Entre ellas podemos distinguir: materias primas de origen animal, pesquero o vegetal: piel, lana, leche, lino, girasol, grasa, carne, …, habiendo tenido algunas de ellas mucha importancia en la industrialización contemporánea; y, materias primas de origen forestal: que abastecen la demanda de gran cantidad de madera, de la que carece España. Se destinan a la industria agroalimentaria y a otras, como el mueble o el papel. España es deficitaria en algunas materias primas orgánicas, como algodón, lino, lana de calidad, cuero fino y madera.
En segundo lugar, las materias primas de origen geológico proceden de la corteza terrestre. Son suministradas por la actividad minera, que las extrae de yacimientos, canteras o áreas de elevada concentración. Estas materias primas son las más importantes para la industria e incluyen minerales, rocas y productos energéticos, ofreciendo una gran dispersión geográfica que coincide con el mapa litológico de España. Se destinan a la construcción y su extracción pueden suponen gran impacto ambiental. Encontramos tres grandes grupos:
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Vista aérea de la Corta Atalaya, junto al municipio de Minas de Riotinto (Huelva)
Wikipedia Los minerales se localizan en las formaciones paleozoicas y las cuencas terciarias. Por un lado, los minerales metálicos proporcionan metales destinados a las industrias básica y mecánica, hallándose los yacimientos en el zócalo paleozoico y los rebordes alpinos; en España, su producción es muy escasa, al haberse cerrado importantes minas, por lo que se importan en su mayoría. No obstante, la subida de su precio está impulsando nuevas explotaciones de cobre, cinc y plomo (Huelva y Sevilla), níquel (Badajoz). wolframio (Salamanca) y oro (Asturias). Por otro lado, los minerales no metálicos industriales se emplean en diversas industrias (la construcción y la industria química) por sus propiedades y no por los metales o energía que suministran (vidrio, cerámica, abono, química, etc.); los más destacados son la sal gema, la glauberita, la sal marina, el cloruro potásico, el cuarzo y la sepiolita; algunas producciones se exportan y en otros casos es necesario importar.
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Antigua cantera de mármol rojo de Cabra
Caminando por Sierras y Calles de Andalucía -
Instalaciones del campo petrolífero de Ayoluengo (Burgos)
Wikipedia Los productos energéticos son sustancias naturales sólidas, liquidas o gaseosas empleadas en la producción de energía. En España solo es significativa la producción de carbón, localizada en trece cuencas, que tiende a decrecer a causa de la reestructuración del sector. Los hidrocarburos (petróleo y gas) cuentan con una producción mínima.
La minería española padece hoy numerosos problemas. Su solución se afronta mediante una política minera, marcada por las directrices de la Unión Europea.
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Estado inicial de la escombrera de las minas de Almadén (Ciudad Real), antes de su restauración como Parque Minero
turismo.lacerca.com a) Los problemas económico-sociales son el agotamiento de los mejores filones; la baja calidad de otros; la dificultad de extracción; y la carestía de los precios en comparación con otros países donde la mano de obra es más barata. Las consecuencias de este hecho han sido la crisis de la minería y la dependencia externa en el abastecimiento. La crisis de la minería se afronta con dos tipos de actuaciones. Por una parte, se ha realizado una reconversión que ha supuesto el cierre de numerosas minas, acompañado de ayudas para desarrollar actividades alternativas, como la explotación turística del patrimonio histórico minero. Por otra parte, se trata de incrementar la competitividad de las minas en explotación mejorando la calidad y el valor de los productos mediante el desarrollo de la investigación y de la tecnología. La dependencia externa en el abastecimiento ocasiona un comercio exterior de minerales deficitario, que trata de paliarse fomentando el reciclaje de metales.
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Vista aérea de la rotura de la balsa que provocó el vertido en las minas de Aznalcóllar (Sevilla), 1998
Archivo EFE b) Los problemas medioambientales ocasionados por la minería son la sobreexplotación de minerales, que exige una mayor eficiencia en su uso; la contaminación atmosférica, acústica, de las aguas y del suelo que requiere tecnologías más limpias y operaciones de descontaminación; y las alteraciones paisajísticas, que han dado lugar a actuaciones de recuperación y restauración de áreas mineras abandonadas.
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c) La degradación y el peligro de desaparición del patrimonio minero se debe a su escasa valoración hasta fechas recientes. Está integrado por los restos materiales e inmateriales de actividades mineras pasadas (castilletes mineros, salas de máquinas, lavaderos, viviendas obreras, cante de las minas, lenguaje, gastronomía). Estos restos, aislados o formando conjuntos paisajísticos, tienen gran valor como testimonio de la actividad minera del pasado. Por eso, es necesaria su rehabilitación y aprovechamiento turístico y cultural, mediante su conversión en museos (El Entrego, Puertollano), parques culturales (Las Médulas, Riotinto, Cabárceno), o centros de interpretación (Linares, Bustiello).
2.2. Fuentes de energía
Las fuentes de energía son los recursos que permiten obtener energía o fuerza para realizar un trabajo; en el caso de la industria, transformar las materias primas.
1. Las fuentes de energía primaria
La energía primaria está constituida por las fuentes de energía tal y como se encuentran en la naturaleza, sin ninguna transformación. En España, la producción interior de energía primaria se centró primero en el carbón, que desde 1975 cedió su primacía a la energía nuclear y en los últimos tiempos a las energías renovables. En cambio, el consumo de energía primaria se ha basado desde la década de 1960 en el petróleo, al que ha seguido un importante incremento del gas natural. Por tanto, el autoabastecimiento energético, o relación entre la producción y el consumo, es muy bajo y se requieren costosas importaciones, que generan fuerte dependencia externa en un sector estratégico para el país. No obstante, la situación mejora desde 2005 gracias al aumento de la eficiencia energética y del uso de energías renovables.
1.1. Las fuentes de energía primaria no renovables
Proceden de recursos que se agotan al producir energía; provocan fuer- tes alteraciones medioambientales; y suponen una elevada dependencia externa en el aprovisionamiento. No obstante, son las más utilizadas al generar mucha energía de forma continua y resultar más competitivas. Son el carbón, el petróleo, el gas natural y la energía nuclear.
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Las fuentes de energía son el segundo factor de la actividad industrial. La energía es la fuerza que se transforma en trabajo mecánico. Las materias minerales que se convierten en energía son las fuentes de energía que se clasifican en: renovables, su uso no compromete su existencia, no renovables, su uso conlleva su desaparición. Según su potencialidad, las clasificamos en primarias, las que contienen energía que no puede usarse directamente, sino que es desprendida cuando se transforma (carbón, petróleo, gas, uranio,…) y secundarias que se manifiesta en forma de luz, calor, electricidad,…y procede de la transformación de la primaria.
En la actualidad, en la UE, España ocupa la quinta posición en relación con el consumo de energía y materias primas detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. España es un ejemplo típico del desequilibrio y la dependencia energética, ya que el consumo supera ampliamente la producción, situándose el grado de autoabastecimiento en un 23%, debiendo importar grandes cantidades de petróleo, gas natural y carbón. El reciente corte del suministro de gas natural a centrales eléctricas y empresas a causa de una avería en el gasoducto Magreb-Europa, ilustra perfectamente el riesgo que, por su total dependencia del exterior, España debe asumir en materia de abastecimiento de petróleo y gas. En 2003 la base del cóctel energético fueron el petróleo (50,9%), el gas natural (15,6%) y el carbón (14,9%). La energía nuclear representaba el 11,8%, y las renovables, hidráulica incluida, tan sólo un modesto 6,6%. Últimamente, se ha reducido la dependencia de los hidrocarburos y se ha incrementado el uso de las energías renovables.
2.2.1. Carbón
El carbón es una roca combustible de color negro, formada por la descomposición de restos vegetales durante millones de años. Su calidad y poder calorífico dependen de la antigüedad de este proceso: es mayor en los carbones de la era primaria-antracita y hulla- que en los de la era secundaria -lignito-. El destino del carbón son las industrias siderúrgica y cementera; las calefacciones domésticas; y, sobre todo, la producción de electricidad en centrales térmicas. Estas se localizan cerca de las cuencas mineras; en la costa cuando funcionan con carbón importado; o cerca de las grandes ciudades a las que abastecen. El carbón fue la principal fuente de energía en la primera y segunda revolución industrial, siendo sustituida por el petróleo en 1960 a raíz de la liberalización de la economía española. La utilización del carbón se canaliza en 4 campos: como combustible de aplicación general, como coque para la industria, para fabricar gas de uso doméstico y para extraer productos químicos. Es abundante en la naturaleza encontrándose en las cuencas sedimentarias de la Era Primaria. En España se localizaba en trece grandes cuencas: en N. y S. de la cordillera Cantábrica (Asturias, León, Palencia); SO de la Meseta (Peñarroya-Pueblonuevo), Puertollano y Sistema Ibérico (Teruel). En la actualidad, sufre problemas, como el agotamiento de algunos ricos yacimientos; la baja calidad de otros; la carestía por el predominio de explotaciones subterráneas, con vetas que impiden usar máquinas potentes.
Durante el siglo XIX su extracción y consumo aumentó ayudado por el proteccionismo que le defendía de competencia de otros carbones. Su producción creció entre 1935 y 1965 gracias al proteccionismo, sobre todo en la fase autárquica. Entre 1965 y 1975 decreció ante el uso masivo del petróleo durante el desarrollismo, facilitado por su bajo precio y el final de la autarquía que permitió su importación, comenzando el cierre de minas. Esta tendencia se interrumpió durante la crisis del petróleo 1975-1985, que incrementó la demanda para reducir la dependencia del crudo.nDesde 1985, la producción desciende debido a los graves problemas del sector; estos problemas obligaron, desde 1990, a una dura reconversión, impuesta por la UE, que supuso el cierre de numerosas minas. En las últimas décadas, esta política contemplaba el fin de la minería no competitiva entre 2013 y 2018. Entre ambas fechas pudieron recibir ayudas las minas no competitivas, destinadas a su cierre definitivo en 2018; y las regiones mineras afectadas para paliar costes excepcionales derivados del cierre (regeneración medioambiental, ceses laborales) y para crear infraestructuras y empresas alternativas. Desde 2019 solo han seguido produciendo las minas competitivas y las que hayan devuelto entonces las ayudas europeas recibidas. No obstante, se garantizaba al carbón una participación de un 7,5% en el mix o combinación energética, dado que se trata del único combustible autóctono capaz de asegurar el suministro eléctrico en casos excepcionales de falta de abastecimiento energético externo o de irregularidad en la producción con fuentes renovables.
El consumo de carbón, muy destacado durante la Primera Revolución Industrial, partía de cifras modestas en 1935 ante la primacía de la hidroelectricidad. Hasta 1960 creció para cubrir el incremento de la demanda energética sin las fluctuaciones de la hidroelectricidad. Entre 1960 y 1975 decayó por la adopción generalizada del petróleo. Entre 1975 y 1985 se recuperó y se mantuvo hasta 2005. Desde entonces decrece, pues la producción eléctrica tiende a hacerse más eficiente y a incrementar el uso del gas natural y de las renovables; y la crisis de 2008 reduce la actividad económica y la demanda de industrias muy consumidoras, como las cementeras. La recuperación 2010-2014 se explica por la imposición compensada a diez centrales térmicas de utilizar cierto porcentaje de carbón nacional en la producción de electricidad. No obstante, el consumo de carbón tiende también a decrecer, pues la producción eléctrica va ganando en eficiencia e incrementa el uso del gas natural y de fuentes renovables. No obstante, el descenso de la demanda doméstica e industrial se ve compensado la competencia del carbón importado de Colombia, Rusia, República Sudafricana, Indonesia, Estados Unidos y Australia.
2.2.2. Petróleo
El petróleo es un aceite mineral, de color muy oscuro, compuesto por una mezcla de hidrocarburos; se forma por la descomposición y el almacenamiento en las capas geológicas de animales y plantas que vivieron hace millones de años en un medio marino o lacustre. El destino del petróleo es la producción de electricidad en centrales térmicas en la actualidad limitado a las centrales insulares-y, sobre todo, la obtención de derivados en refinerías para su uso en el transporte y la industria (gasóleo, gasolina, fueloil, nafta, keroseno, aceites lubricantes, asfalto); y en industrias petroquímicas (azufre, amoniaco, acetona). Dado que el petróleo se importa por mar, las centrales térmicas de fueloil, las refinerías y las petroquímicas se localizaron en la costa, excepto en el caso de Puertollano.
La producción interior de petróleo se inició con el descubrimiento del yacimiento de Ayoluengo (Burgos) que proporcionaba un crudo de pésima calidad. no apto para el refino, y creció tras el descubrimiento de los yacimientos de la plataforma continental de Tarragona. Pero desde mediados de la década de 1980, las escasas reservas han provocado un continuo descenso. Por tanto, no permite el autoabastecimiento y requiere costosas importaciones de Oriente Medio (Irán, Arabia Saudí, Irak); África (Nigeria); América Latina (México, Venezuela) y Europa (Rusia, Reino Unido).
El petróleo ocupa en la actualidad el primer lugar en el consumo energético. Este reemplazó al carbón en los años sesenta, tras la autarquía, convirtiéndose este producto barato y asequible en un elemento fundamental del boom económico de los años sesenta en España. A raíz de la crisis de 1973 el petróleo sufrió un espectacular aumento del precio, proceso que fue seguido de una bajada de su precio. Estas oscilaciones en el precio del crudo (en función de los acontecimientos políticos) lo han convertido en un elemento muy inestable para la economía mundial, lo que unido a su carácter agotable y contaminante lo han hecho candidato desde 1973 a ser sustituido por otras energías renovables, proceso que aún no se ha conseguido. Entre 1980 y 1985 el consumo descendió a causa de la crisis económica e industrial y del aumento del consumo del carbón. Entre 1986 y 2005 se recuperó ante la incesante demanda del transporte.
Y desde entonces el consumo de petróleo sigue siendo el más elevado en el mix energético, aunque tiende a decrecer desde 2005 por su reducido uso en la generación eléctrica - los precios del crudo llegaron el año 2008 a superar los 150 dólares el barril-, donde ha sido sustituido por otras fuentes; la disminución de la demanda del transporte (descenso del tráfico de mercancías por la crisis económica, e incremento de los biocombustibles) y la disminución de la demanda doméstica (estancamiento de la construcción de viviendas y la sustitución del gasóleo por gas natural en las calefacciones). Hemos de pensar la fuerte dependencia de España tiene es esta energía. Para 2020 se preveía un continuo descenso por su sustitución por el gas en la generación de electricidad en las islas, la mejora de la eficiencia de los vehículos y el desarrollo del automóvil eléctrico.
Es de destacar la alta capacidad de refinado de nuestro país, centrada en diversas refinerías con localización preferentemente costera, salvo la de Puertollano; así, la variedad de productos petrolíferos y sus aplicaciones son numerosas, especialmente para el transporte y la industria. Nuestra política se ha centrado en controlar los procesos y dominar el transporte de crudo y su distribución a través de una red planificada de oleoductos para reducir la dependencia económica.
2.2.3. Energía nuclear
La energía nuclear se obtiene por la fisión o separación de los átomos del uranio. Es la fuente de energía más polémica de todas, pues concentra gran cantidad de partidarios y detractores. Se utiliza para la obtención en centrales térmicas de electricidad. En España su uso creció espectacularmente a partir de 1975, pero desde 1984 su expansión se paralizó debido a la moratoria nuclear declarada por el gobierno ante los riesgos que comporta su uso, los problemas que generan el almacenamiento de los residuos radiactivos, los altos costes del desmantelamiento de las centrales y la oposición que genera en la opinión pública. Sus partidarios la ven como una energía limpia, barata y, sobre todo, como la única alternativa real al petróleo.
A pesar del escaso desarrollo de la energía nuclear en España, el uranio es el mineral energético más abundante en España. Se encuentra en las penillanuras occidentales de la meseta, Badajoz, Salamanca,… Se utiliza para energía térmica pero necesita un enriquecimiento previo y España no dispone de tecnología adecuada para ello. Hay que hacerlo en EE.UU. o Francia, por lo que somos dependientes.
2.2.1.4. Gas natural

El gas natural es una mezcla de hidrocarburos gaseosos, en la que predomina el metano. Se encuentra en yacimientos subterráneos, solo o asociado al petróleo. Empezó a utilizarse a partir de 1969, pero conoció su gran expansión a raíz de la crisis del petróleo, habiéndose convertido en el complemento de este, restándole el protagonismo a las tan ansiadas energías renovables. Sus ventajas son su alto poder calorífico, su menor precio, su menor grado de contaminación y el hecho de que su mayor diversificación en la localización provoca menos inestabilidad y oscilaciones cíclicas en su precio. El destino del gas es la obtención de derivados en la industria petroquímica (propileno, etileno, naftas); el uso calorífico en la industria y los hogares (cocinas, calefacciones); y, sobre todo, la producción eléctrica en centrales térmicas convencionales o de ciclo combinado, y la producción conjunta eléctrica y térmica en instalaciones de cogeneración.
La producción interior de gas es insignificante. Se limitó en un principio a la asociada a los campos petrolíferos. Pero la crisis de 1975 impulsó las prospecciones, que localizaron en 1984 yacimientos en Huesca (Serralbo) y Bermeo (Gaviota), incrementando la producción. El declive de estos yacimientos originó un fuerte descenso que no se ha compensado con la entrada en producción de otros localizados en el golfo de Cádiz desde finales del siglo XX.

Estas deficiencias obligan a importar gas de países como Argelia, Nigeria, Estados Unidos y Catar, seguidos de Noruega, Francia, Rusia, Trinidad y Tobago y, Angola, Guinea Ecuatorial y Egipto (datos hasta 2021). La importación se realiza en forma líquida a través de barcos metaneros y en forma gaseosa a través de los gasoductos que conectan con los yacimientos internacionales: Argelia a través de Tarifa; Noruega a través de Larrau; y Portugal a través de Tuy y Badajoz. Para mitigar las compras, en la actualidad se estudia el aprovechamiento de recursos no convencionales como la fracturación hidráulica en la cuenca vasco-cantábrica; y la explotación de yacimientos en el Mediterráneo gracias a las mejoras técnicas. Estas tendencias han sido alteradas por la guerra de Ucrania, que han obligado a modificar los países que suministran el gas a España; se confirma un descenso porcentual de las importaciones argelinas (23,8%, como segundo suministrador), y un incremento considerable de las procedentes de Estados Unidos (28,9% del total), que se convierte en el primer proveedor; Nigeria se convierte en el tercer país (13,8%) mientras que las rusas (12,6%) advierten vaivenes, pero se mantienen a pesar de la situación bélica y en crecimiento; España también importó gas natural en 2022 de países como Francia, Egipto, Trinidad y Tobago, Qatar, Guinea Ecuatorial, Omán, Portugal, Camerún y Angola.

El consumo de gas, iniciado en 1969, se ha incrementado hasta 2005 gracias a su alto poder calorífico; precio más bajo; y menor contaminación al carecer casi de azufre y emitir menos CO, Desde entonces decrece por la mayor aportación de las fuentes renovables a la producción de electricidad y por los efectos de la crisis de 2008 en la demanda residencial, terciaria e industrial. Para 2020 se preveía el crecimiento de su consumo, al sustituir al petróleo en la generación de electricidad en ambos archipiélagos y extenderse la red gasista por todo el territorio; los datos estadísticos así lo confirman: en 2001, representaba el 12'90% del consumo de energía, en España, incrementándose en la primera década del siglo XXI (23'90% del total), para luego advertir un aumento mucho más ralentizado (25% en 2021).
2. Fuentes de energía primaria renovables
Proceden de recursos inagotables; causan menos alteraciones medioambientales; son autóctonas, permitiendo el abastecimiento; y poseen elevada dispersión, que permite utilizarlas en lugares diversos. Son la energía hidráulica y las nuevas fuentes de energía alternativas.
a) Energía hidráulica

La energía hidráulica se obtiene haciendo saltar agua por una tubería para mover una turbina conectada a un generador que transforma la fuerza mecánica en electricidad. Su destino principal es la producción de electricidad, aunque también se usan para el regadío y para el consumo humano. Las grandes centrales emplean el agua procedente de un embalse construido detrás de una presa o barrera transversal al cauce de un río. Se localizan en zonas con fuertes desniveles topográficos y ríos caudalosos, como el norte peninsular, el Pirineo, o algunas montañas del interior peninsular; y sobre todo, en la caída de los ríos Duero y Tajo en la frontera con Portugal. Las minicentrales (con potencia inferior a 10 MW) utilizan saltos de agua menores, procedentes de un río o de un canal de riego. Se localizan principalmente en Cataluña, Galicia, Aragón y Castilla y León. Además se están introduciendo innovaciones como las centrales hidráulicas reversibles (La Muela 10) y las centrales hidroeólicas, como la inaugurada en El Hierro en 2013.

La producción hidráulica comenzó a finales del siglo XIX, con la construcción de numerosas minicentrales cercanas a los centros de consumo, debido a las dificultades para trans portar la electricidad. En la década de 1910, el uso del transformador solucionó este problema y permitió construir grandes centrales hidroeléctricas que alcanzaron su auge en la década de 1950. Desde entonces, disminuye su aportación energética por el crecimiento sucesivo de la termoelectricidad, la energía nuclear y otras renovables. No obstante, en cifras absolutas, su producción ha crecido, y seguirá haciéndolo, pues la necesidad de reducir la contaminación energética impulsará el uso energético de algunos embalses públicos y la rehabilitación, aumento de la potencia, o construcción de minicentrales. Además, esta producción presenta grandes fluctuaciones en función de la hidraulicidad o pluviosidad anual, por lo que se complementa con la producción térmica.

En la actualidad, en España existen más de 1300 centrales hidráulicas. La gran mayoría de ellas, alrededor de 1200, son de la categoría de minicentrales. Las minicentrales representan poco más del 12% de toda la producción de energía hidráulica mientras que las centrales hidroeléctricas convencionales representan alrededor del 88%. Excepto en las Islas Baleares, todas las comunidades autónomas españolas producen energía hidráulica en mayor o menor medida; sin embargo, son cinco comunidades las que reúnen más del 80% de toda la producción de energía hidráulica, concretamente: Castilla y León, Galicia, Aragón, Cataluña y Extremadura. Para hacernos una idea de la importancia que la energía hidráulica ha tenido en nuestro país, hay que pensar que a mediados del siglo XX casi la totalidad de la energía eléctrica que se producía en España era de origen hidráulico. A su vez, la proporción de energía eléctrica producida a través de las diversas variantes de energía hidráulica no es ni una quinta parte del total de la producción de electricidad. Por ejemplo, en 2021 representaba el 11'4% en la generación de energía eléctrica; mientras tanto, en 2022, solo representa el 6'5% del total; hay también se verifica las enormes fluctuaciones antes mencionadas.
b) Las nuevas energías alternativas
Se obtienen del viento, el sol, la biomasa, el calor interno de la Tierra y el mar. Su destino principal es producir electricidad y calor en diferentes tipos de centrales, localizadas en las zonas productoras del recurso. La producción con energías alternativas ha sido tardía a causa de su mayor precio motivado por el insuficiente desarrollo tecnológico. En la actualidad, su uso tiende a incrementarse gracias a las mejoras técnicas en algunas de ellas -como la eólica y la solar- y debido a la necesidad de reducir la contaminación energética y cumplir las directrices europeas.
La energía eólica utiliza la fuerza del viento. Se destina a producir electricidad en parques eólicos, que desde 1991 han experimentado un crecimiento espectacular, gracias a las mejoras técnicas que han reducido los costes, convirtiendo a España en la segunda potencia eólica de la UE detrás de Alemania. Los parques eólicos se localizan en zonas con vientos intensos, constantes y regulares, que coinciden con las cumbres montañosas y ciertas costas (litoral gallego, Tarifa); y también en algunas comunidades que han apostado por ellos, como Navarra, Canarias, ambas Castillas y Aragón. Además, existen aerogeneradores de baja potencia usados para proporcionar electricidad a instalaciones aisladas o para bombear agua. La eólica marina está en estudio, por su elevado coste.
La energía solar usa el calor y la luz del sol. Se destina a producir agua caliente y calefacción (mediante captadores térmicos situados sobre los edificios); o a producir electricidad. Las centrales termoeléctricas la obtienen usando espejos para calentar un fluido y generar vapor (Sanlúcar la Mayor, en Sevilla). Las centrales fotovoltaicas utilizan paneles de silicio para convertir directamente la luz solar en electricidad, en grandes centrales (Toledo, Madrid y Alicante) y en pequeñas instalaciones o «huertas solares». Las centrales solares se localizan en zonas con abundantes horas de sol y en áreas rurales, donde el suelo es más barato.
La energía de biomasa usa la materia orgánica procedente de residuos agrícolas, ganaderos y forestales; de la basura; o de ciertas industrias que usan productos orgánicos como materia prima, como la agroalimentaria, la madera y el papel. Estos residuos se destinan a producir energía eléctrica o térmica, quemándolos directamente, o transformándolos en biogás a partir de la fermentación sin aire de los residuos de la basura, los purines ganaderos y los lodos de depuración. La biomasa también permite producir biocombustibles para el transporte (bioetanol de cereales y remolacha, y biodiesel de girasol o colza). Las centrales de biomasa se localizan en los entornos rurales donde se producen los residuos; en las industrias transformadoras de materias primas orgánicas que así tienen garantizado el combustible; o en los puertos en el caso de los biocombustibles que importan la materia prima por mar. Además se está fomentando la cocombustión o combustión conjunta de la biomasa y el carbón en las centrales térmicas y el uso doméstico en estufas de pellets. Las comunidades más productoras son Andalucía, Galicia y Castilla y León.
La energía geotérmica proviene del calor interno de la Tierra. En España, su aprovechamiento es insignificante. La producción de electricidad solo es posible en los yacimientos naturales de alta temperatura (más de 150 °C) de Canarias, donde existe un proyecto en Tenerife; o en yacimientos artificiales, que están en estudio. La producción térmica su ministra agua caliente, calefacción y refrigeración a viviendas, balnearios, piscinas e invernaderos. Para ello, usa yacimientos de baja temperatura (entre 30° y 100 °C que permiten su aprovechamiento directo en ciertas zonas del SE, NE, NO y centro peninsular, o yacimientos de muy baja temperatura (menos de 30 °C) que aprovechan el calentamiento del suelo por la radiación solar que lo mantiene en cualquier lugar a una temperatura constante de 15 °C a unos 5 m de profundidad.
En España existent también se genera electricidad por la energía marina, procede del mar; estas centrales undimotrices experimentales, para producir electricidad aprovechando la fuerza de las olas frente la costa, se localizan en Santoña (Cantabria) y en el puerto de Mutriku (Gipuzkoa) y se prevén otras en Tenerife y Galicia, la zona con mayor potencial.
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