
1.2 El sector energético

La Humanidad siempre ha necesitado utilizar fuentes de energía externas para realizar sus actividades vitales. el tipo de fuente de energía utilizada ha ido cambiando con el tiempo y en función de las necesidades que se tenía. Se ido pasando del uso de la energía procedente del viento (eólica), del agua (hidráulica), del sol (energía solar), de la madera (biomasa) o de la fuerza de tracción animal. Sin embargo, ha sido en los dos últimos siglos cuando la demanda de energía se ha vuelto exponencial. No solo se han desbloqueado nuevas fuentes de energía (primero combustibles fósiles, seguidos de una diversificación a energía nuclear, hidroeléctrica y ahora otras tecnologías renovables), sino también en la cantidad que podemos producir y consumir. En el siguiente gráfico podemos apreciar el incremento en la demanda de energías primarias de carácter no renovable en los últimos siglos.
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Figura 02 h. Participación de energías primarias en consumo energético desde el siglo XIX (TWh). Fuente: Geografía económica. Fundamentos, agentes y procesos (pag. 195). |
La energía más utilizada inicialmente fue la madera pero desde finales del siglo XVIII se fue sustituyendo por el carbón, clave durante la Primera Revolución Industrial. Hasta el descubrimiento de la electricidad las principales áreas industriales del mundo se emplazaban, tanto en Gran Bretaña, como en Bélgica (Lieja y Brabante), Alemania (cuenca del Ruhr) o EE. UU. (Wisconsin, Utah…) en las cercanías de las grandes cuencas hulleras.
El petróleo comenzó a demandarse desde 1870, sobre todo para iluminación doméstica y urbana. Con ello comenzaría la denominada II Revolución Industrial. En 1970 era la energía más consumida para la producción de electricidad, la industria y el transporte. Desde 1950 se incrementó el consumo de gas hasta alcanzar en 2020 cifras muy semejantes al petróleo.
El consumo de carbón, que al inicio del siglo XXI parecía estar en declive, se incrementó desde la crisis de 2008, principalmente en los países de fuerte crecimiento industrial en esos momentos, como China e India, deficitarios en otras energías primarias, pero importantes poseedores de reservas de carbón. Aunque aún no hay cifras consolidadas, la Agencia Internacional de la Energía (EIA) estima que en 2021 el consumo de carbón aumentó un 6%. En épocas de crisis, al ser un combustible más barato que los hidrocarburos, su demanda y su consumo suelen dispararse. La EIA estima que India y China seguirán incrementando su demanda, consumo y producción y que en 2024 producirán algo más del 12% y el 50%, respectivamente, del carbón extraído en el mundo.
Actualmente, las energías primarias más consumidas (ver Figura 02.h) son el gas, el petróleo y el carbón con el 31,6%, 24,9% y 23,2% respectivamente, hasta sumar un 79,7% del total. Debido a la pandemia del covid-19, al reducirse la actividad productiva, el consumo energético descendió en 2019 y 2020, aunque la previsión es que demanda y consumo de hidrocarburos sigan aumentando principalmente por la industrialización de los países emergentes y el incremento de las clases medias a escala mundial, con la consiguiente mejora de la calidad de vida de la población, lo que conlleva un aumento en el consumo energético.
Cada sector productivo demanda diferentes tipos de energías primarias o secundarias, bien como materia prima, bien como insumo intermedio en procesos industriales o para producir electricidad. También cada sector consume esas energías en diferente proporción, aunque la electricidad, energía final procedente de las energías primarias, tiene un indudable peso en casi todos ellos. Los sectores más demandantes de energías primarias son el industrial y el de transporte; los que requieren más energía final son el sector comercial y de servicios.
El petróleo domina en el sector de los transportes y en lo que se denomina resto de usos que incluye la construcción y el sector primario; el alto consumo de petróleo de este último deriva de la necesidad de combustible para los barcos pesqueros o para la maquinaria agrícola. El gas natural y la electricidad representan un tercio de la energía consumida en el sector primario, usados principalmente en la agroindustria y sector alimentario.
En el sector industrial domina el consumo de electricidad a partir de la Segunda Revolución Industrial cuando se consiguió aplicarla a la maquinaria industrial y en el transporte. La electricidad también predomina en los sectores comercial (57%) y en el residencial (30%), donde para su producción las energías renovables cada vez pesan más, mientras el consumo de carbón es casi testimonial en ambos casos.
La electricidad también fue primordial en los cambios relacionados con los patrones de localización industrial. La invención del alternador permitió convertir la corriente continua en alterna y transportarla a largas distancias, posibilitando la disociación entre fuentes de energía primaria y localización industrial; acerías y carbón ya no estaban irresolublemente unidas por la dificultad y carestía del transporte del carbón.
El transporte es el mayor consumidor de derivados del petróleo (gasolina, fueloil, gasoil entre otros). Recientes cambios están impulsando el uso de motores eléctricos si bien aún plantea algunas dificultades como la limitada autonomía de los vehículos eléctricos o el reciclaje de las pilas.
La energía primaria más utilizada para producir electricidad es el carbón, que en el año 2020 participó con un 35%, seguido por el gas natural con un 23% y por la hidroeléctrica. La energía hidroeléctrica es recurso limpio y de fácil acceso allí donde las precipitaciones son abundantes, pero presenta dos problemas: la necesidad de la construcción de presas, con el consiguiente impacto medioambiental, y, por otro, que es fuente de fricción entre regiones o países que comparten ríos, como, por ejemplo, la construcción por parte de Etiopía de la denominada presa del Renacimiento en el Nilo Azul, que entra en conflicto con Egipto. El petróleo, sin embargo, es la energía primaria minoritaria en la producción de electricidad, pues tan sólo representa un 3% en el mix eléctrico.
En cuanto a la energía nuclear empleada para producir electricidad, Europa es el prin9icpla productor, especialmente, Francia donde casi toda su electricidad procede de esta fuente. Europa es asimismo líder en la producción de electricidad a partir de renovables con el 21% sobre el total, y si en el caso de la fuerza nuclear Francia tiene un indudable peso, en el caso de las renovables el liderato corresponde a España.
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Figura 02 i. Consumo de energía primaria por países (2022). Fuente: https://ourworldindata.org/energy-production-consumption#how-much-energy-does-the-world-consume |
Respecto a la producción y consumo de energía por países o regiones geográficas, se debe indicar que no coinciden necesariamente. Como podemos apreciar en el mapa anterior, los grandes productores de energía primaria son EEUU, China, La India y Canadá, básicamente ligado a la producción de carbón. Respecto a los hidrocarburos, el principal, productor de petróleo y gas es EEUU (18,6% y 23,7% respectivamente, en 2020 (especialmente debido al método de extracción denominado fracking o fracturación hidráulica, procedimiento que mediante la inyección de agua a alta presión en rocas o arenas bituminosas produce fracturas de las que se extrae el petróleo o gas retenido en su interior), seguido de Rusia (12,1% en petróleo y 16,6% en gas natural( y Arabia Saudí (12,5% en petróleo).
Europa es una región que presenta un fuerte déficit en producción de energía primaria si bien en energía final, eléctrica principalmente, si presenta altas cifras de producción procedente de la energía nuclear y las alternativas.
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Figura 02 j. Consumo de energía por persona (2022). Fuente: https://ourworldindata.org/energy-production-consumption#how-much-energy-does-the-world-consume |
Respecto al consumo de energía por persona,
Cuando observamos el consumo total de energía, las diferencias entre países a menudo reflejan diferencias en el tamaño de la población: los países con mucha gente inevitablemente consumen más energía que los países pequeños. Pero no siempre es así. Los mayores consumidores de energía son Islandia, Noruega, Canadá, Estados Unidos y naciones ricas de Medio Oriente como Omán, Arabia Saudita y Qatar. La persona promedio en estos países consume hasta 100 veces más que la persona promedio en algunos de los países más pobres.
De hecho, las verdaderas diferencias entre los más ricos y los más pobres podrían ser aún mayores. No se dispone de datos de alta calidad sobre el consumo de energía para muchos de los países más pobres del mundo. Esto se debe a que a menudo utilizan muy pocas fuentes de energía comercializadas (como carbón, petróleo, gas o electricidad de la red) y, en cambio, dependen de la biomasa tradicional: residuos de cultivos, madera y otra materia orgánica que es difícil de cuantificar.
Para finalizar, podemos concluir que la desigual distribución espacial de los combustibles fósiles y la disociación entre los espacios de producción y de consumo han sido, y seguirán siendo, fuente de conflictos permanentes y que, mientras no se encuentren alternativas viables a los combustibles fósiles, estos seguirán siendo usados como elementos de presión sobre los espacios consumidores mediante el descenso productivo, lo que causa subida de precios y convulsiones en la economía mundial. A ello debemos añadir el impacto medioambiental que su quema produce, por tanto, la búsqueda de alternativas a este tipo de energías fósiles es una imperiosa necesidad.
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