
2.6 Los procesos de desindustrialización

El capitalismo es un sistema económico con un gran dinamismo que se evidencia en la sucesión de etapas que podemos identificar en su devenir histórico, todas ellas abiertas o cerradas por crisis causadas por factores que pueden ser considerados avances o progresos en la línea evolutiva de la economía y las sociedades: hallazgos tecnológicos que abren nuevas posibilidades al crecimiento productivo, formas más eficientes de organización del trabajo, mejoras en los sistemas de transporte y comunicaciones, cambios en las estrategias empresariales o lógicas territoriales que favorecen su difusión.
Uno de esos procesos que tienen lugar dentro de la lógica del sistema es el de la desindustrialización, que es un proceso económico estructural con un fuerte impacto territorial, especialmente en los países industrializados, apreciable en el paisaje. Tiene su origen en la década de 1970 en las regiones de tradición industrial, como Europa Occidental o EEUU, en las que tuvo lugar la Primera y Segunda Revolución Industrial. Consiste fundamentalmente en una crisis que produce fenómenos de descapitalización de la base productiva, destrucción de tejido empresarial, destrucción de empleo, despoblación y degradación del medio ambiente.
El proceso suele ser paulatino. Comienza con una fase inicial que se denomina declive en tiene lugar por un agotamiento de los factores de localización que provocaron la instalación de esas industrias como, por ejemplo, el agotamiento de los recursos naturales, la pérdida de competitividad de las empresas ante la pujanza de otros territorios, decisiones empresariales, etc.
En la siguiente figura podemos ver esquemáticamente el proceso de desindustrialización:
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Figura 08 b. Proceso de desindustrialización. Fuente: Benito del Pozo (2022), pag. 19. |
Este proceso ha afectado, especialmente, a los sectores maduros como la siderúrgica o la construcción naval y tiene fuertes impactos económicos, sociales y paisajísticos. Los principales efectos que provoca este fenómeno son:
- Cambios en la estructura productiva, con una evidente alteración de la base económica previa a la crisis.
- Problemática social grave causada por el desempleo, la despoblación, el envejecimiento demográfico, la falta de oportunidades y la escasez de cohesión social y cultural.
- Transformación, degradación y/o destrucción de paisajes y patrimonio industrial.
- Desarticulación funcional, problemas de movilidad, desordenación del medio urbano y periurbano, segregación espacial de áreas en crisis, sobrecostes en los sistemas generales urbanos.
- Degradación medioambiental (contaminación del aire, suelos y agua, ruinas industriales, infraestructuras abandonadas).
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Figura 08 c y d. Espacios industriales degradados. |
En la evolución de estos espacios desindustrializados se puede diferenciar una serie de etapas:
1. Etapa de reconversión
Como consecuencia del cambio de modelo productivo que dará paso a la Era postindustrial, determinados espacios industriales entran en declive, esto es, las grandes ciudades y regiones de tradición industrial, de espacios mineros y de zonas portuarias. Para mitigar las duras consecuencias que tiene lugar en dichos espacios, los poderes públicos ponen en marcha ciertas políticas de reconversión de sectores maduros, el territorio se descapitaliza y las economías regionales más afectadas se muestran regresivas. En esta fase se asiste a la proliferación de ruinas y baldíos industriales; los problemas medioambientales se multiplican (contaminación del aire, suelos, agua; degradación física de los entornos) y los paisajes heredados se alteran y/o destruyen, mientras que el desempleo y la emigración lastran la sociedad. se suelen producir fuertes protestas sociales que agravan el malestar de la población.
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Figura 08 e. Consecuencias sociales de los procesos de reconversión industrial (España, década de los 80). |
2. Etapa de reindustrialización
En esta fase, los poderes públicos aplican diferentes políticas tendentes a propiciar la implantación de industrias alternativas en aquellos espacios que sufrieron la reconversión de los sectores predominantes hasta la década de los 70. Buscan generar nueva industria sobre la base de sectores emergentes y mediante el desarrollo de suelos industriales planificados (polígonos y parques industriales y empresariales) para albergar esas actividades de recambio productivo. No suelen tenerse en cuenta aspectos como las arquitecturas previas, las infraestructuras y la cultura del trabajo heredados de la industrialización: todo el empeño oficial y de los agentes sociales se orienta a generar escenarios nuevos para la implantación de esa industria emergente. La sostenibilidad tampoco se tiene en cuenta.
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Figura 08 f. Mapa de España con las zonas declaradas de urgente reindustrialización (ZUR) |
3. Etapa de regeneración territorial
En esta etapa, los esfuerzos de las instituciones se centran no tanto en crear recursos financiados con programas enfocados a recuperar el protagonismo de la industria, como en aprovechar las capacidades del territorio y reutilizar elementos con un alto potencial y valor añadido. En esta línea estratégica se intenta recuperar las fábricas abandonadas, las minas clausuradas, los ferrocarriles obsoletos, los barrios obreros degradados, los paisajes en precario, etcétera. Y también se potencia la industria resistente, con capacidad de innovar y ser competitiva. Se realiza inventario y se moviliza un notable volumen de recursos que los agentes públicos y los actores sociales identifican como valiosos desde el punto de vista de la regeneración territorial o la revitalización urbana. Se vislumbra el potencial del patrimonio industrial y minero como recurso territorial (turismo cultural, turismo industrial), se mejoran las infraestructuras de transporte, se crean itinerarios culturales, museos relacionados con la actividad anterior (industria, minería), se reconvierten edificios para otros usos como ocio, vivienda, etc.
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Figura 08 g. Antigua fábrica Orus, Zaragoza, reconvertida en pisos | Figura 08. Proyecto Fuzja en Łodź. Polonia. Reconversión de un antigua fábrica en lugar de ocio. |
En definitiva, la desindustrialización ha provocado numerosos problemas de índole económica, social y territorial consecuencia de la evolución del sistema económico imperante. que se han intentado mitigar con determinadas actuaciones públicas con mayor o menor éxito. Es un proceso que continuará en los próximos años afectando a otras regiones cuyo tejido industrial entrará en declive como consecuencia de la dinámica del sistema. El ritmo de dicho declive determinará los efectos que tenga lugar tanto a nivel económico, social como territorial.
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