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2.7 Industria y sostenibilidad

Figura 09 a. Planta termosolar de Ouarzazate, en Marruecos

La industria manufacturera, como toda actividad humana, tiene una serie de costes y riesgos. Es responsable, igualmente, de la generación de residuos de diversa naturaleza, tanto gaseosos como líquidos y sólidos. Así, por ejemplo, la primera revolución industrial generó los denominados paisajes negros, en los dominaba el humo de las chimeneas de las fábricas, fruto de la combustión de carbón en las máquinas de vapor y los altos hornos. El humo contenía dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero y responsable, por tanto, del calentamiento global que actualmente padecemos.

Durante la segunda revolución industrial se redujeron esas emisiones gaseosas de las fábricas, merced a la sustitución del vapor por la electricidad pero fueron sustituidas por las emisiones procedentes de la combustión de energías fósiles.

Numerosos procesos industriales requieren el uso de agua y otras sustancias, naturales y sintéticas, cuyos residuos son vertidos, contaminando ríos y aguas subterráneas. También se generan residuos sólidos, que se acumulan en vertederos, lo cual implica riesgos importantes de contaminación del suelo y degradación del paisaje.

Figura 09 b. Contaminación procedente de procesos industriales.

Algunos procesos industriales pueden provocar auténticas catástrofes: explosiones, incendios, emisión de gases tóxicos y otros., como, por ejemplo, el incendio de una planta química —y la subsiguiente nube tóxica— en Seveso (Italia), en 1976, y la explosión de una fábrica de fertilizantes en Toulouse (Francia), en 2001 o  la explosión de la fábrica de pesticidas de Union Carbide en Bhopal (La India) en 1984, o la misma explosión de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania) en 1986. A raíz de estos y otros accidentes se ha ido desarrollando una normativa cada vez más exigente para atajar los riesgos tecnológicos —como se les denomina— inherentes a ciertos procesos de la industria pero que afectan principalmente a los países desarrollados y no tanto a los demás, de ahí que muchas empresas se trasladen a estos países buscando legislaciones ambientales menos exigentes. No obstante, otras empresas con mayor ética ambiental actualizan sus procesos para hacerlos más eficientes y que reducen al mínimo el volumen de residuos, a la vez que se emplean sistemas de filtrado y depuración cada vez más potentes.

La Unión Europea es un buen ejemplo de este tipo de políticas: en los últimos años ha puesto en marcha lo que denomina transición verde y digital, cuyo objetivo central es la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, cortando así la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Para alcanzarlo deben acelerarse las innovaciones relacionadas con las mismas, aplicando procesos más eficientes de captación, distribución y utilización de la energía, lo cual exige el desarrollo y uso intensivo de tecnologías digitales.
Estrechamente relacionada con la transición verde y digital está la economía circular, que se presenta como un modelo de producción y consumo alternativo al actualmente vigente, que implica reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible (Romero, 2019). Esto requiere cambiar la mentalidad de usar y tirar, tan extendida actualmente, por otra orientada a prolongar al máximo la vida útil de los objetos. El ideal a alcanzar sería que todos los residuos de la producción y el consumo fueran reciclados, es decir, recuperados —no vertidos en el medio ni almacenados en vertederos— y utilizados de nuevo en los procesos de producción, lo cual reduciría al máximo la extracción de materias primas y recursos no renovables. Para alcanzar este ideal se requieren innovaciones tecnológicas basadas en el uso intensivo de las tecnologías digitales.

Figura 09 c. Esquema interpretativo sobre la economía circular.

Recientemente ha comenzado a hablarse del concepto de industrial sostenible para hacer referencia  un tipo de industria que pretende desarrollarse de una manera que sea sostenible para el medio ambiente. Estas industrias presentarían una serie de características como son:

diversas características de este tipo de proceso, entre ellas:

  • Eficiencia energética.
  • Conservación de recursos.
  • Condiciones seguras de trabajo.
  • Mejora de la capacitación del personal.
  • Procesos productivos de bajo desperdicio.
  • Producción local.
  • Reducción de las emisiones contaminantes.

En este sentido, los Objetivos de Desarrollo Sostenible también propician este tipo de industria (especialmente el ODS nº 9, industria, innovación e infraestructguras).

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