7.1.3 Asia. Aceleración y contrastes
Asia está constituida por 51 países que cubren un área total de 45 millones de km². Esto corresponde a aproximadamente el 30% de la superficie total habitable de la Tierra. Alberga a unos 4,660.000 millones de personas, equivalente al 59,5% de la población mundial. Representan alrededor del 38% de la producción económica mundial. Presenta una densidad próxima a la europea.
El 77% de la superficie de Rusia también forma parte de Asia. Sin embargo, dado que la mayoría de los habitantes (85%) viven en la parte europea del país, Rusia figura como país de Europa. Por otra parte, Turquía está claramente asociada con Oriente Próximo. El 88% de la población, el 97% del territorio del país y Ankara, su capital, se encuentran en el continente asiático.

En este inmenso continente los factores físicos son altamente condicionantes. La población se concentra en las áreas mas favorables a la vida, deltas, costa, cerca de los recursos naturales, etc. Esto origina fuerte contrastes dentro de los propios países, fuertes discontinuidades en su poblamiento, apareciendo una fuerte oposición entre las fachadas meridional y oriental y el interior del continente, junto con una gran dependencia aún de las actividades rurales (excepción hecha de Japón).
Dentro de este espacio, podemos distinguir diversas áreas o subregiones:
1. Japón: Japón es la décima potencia demográfica y tercera potencia económica del mundo, tras los Estados Unidos y China. Desde 2008 atraviesa una contracción económica más fuerte que la que conoció tras la crisis energética de 1973. Demográficamente, presenta una estructura envejecida, con tasa muy bajas de fecundidad (3,65 hijos por mujer en 1950; 1,5 en 1990 y 1,2 en la actualidad) en tanto que la cúspide incrementa su peso relativo al ritmo más alto del mundo (los mayores de 65 años, que tenía un peso relativo del 4,9% en 1950 y del 12% en 1975, pasarán del 23% actual al 39,6% en 2050), como consecuencia de la alta esperanza de vida (79,5 años los hombres; 86,4, las mujeres) y de las reducidas tasas de mortalidad, reflejo de su altísimo nivel de desarrollo socio‐sanitario. Japón está atravesando lo que los demógrafos llaman la "Segunda transición demográfica", esto es, un fuerte proceso de envejecimiento que llevará a perder población: de los 127 millones de habitantes actuales se reducirán hasta los 115 en 2025 y hasta 95 en 2050), a la desestructuración de su pirámide de población y a un desequilibrio creciente entre una población activa en retroceso y una población dependiente en incesante crecimiento.
2. Nuevos países industriales. Hong Kong, Singapur, Taiwan y Corea del Sur: Estos nuevos países industriales, se caracterizan por presentar un modelo que se acerca más al japonés que al chino. Su transición demográfica finalizó en la década de los 90, y se realizó en menos de 20 años. Su crecimiento demográfico actual es, en buena medida, inercial y su desarrollo económico y social ha sido espectacular, merced, en buena medida, a unas muy coercitivas medidas de control de natalidad, y en el caso de Singapur y Hong‐Kong, también a la inmigración.
3. China: Actualmente está considerada, en función de su P.I.B., la segunda potencia mundial y, desde hace casi dos décadas, experimenta tasas de crecimiento económico sostenido próximas, iguales o superiores al 10% anual. Igualmente, destaca por su potencial comercial, actualmente constituye la sexta potencia comercial del mundo). Destaca también por su potencial político y su implicación en la política internacional. Y finalmente, destaca por su peso demográfico, más de 1.360 millones de personas, una quinta parte de la población mundial.

El modelo demográfico chino de transición demográfica difiere sustancialmente del japonés: tras la Revolución maoísta de 1949, y a lo largo de dos décadas (excepción hecha de la hambruna de 1959 a 1961), el crecimiento demográfico se aceleró: la reforma agraria y la lucha contra las epidemias tuvieron inmediatas consecuencias. En la década de los 70, se produjo una fuerte caída del crecimiento de la población, debido a una política de control de la natalidad, que se centró en tres puntos: el matrimonio tardío, los nacimientos espaciados y la familia pequeña –dos hijos en las zonas urbanas, tres hijos en las zonas rurales–. A partir de 1979 se inicia una segunda campaña a favor del hijo único, todavía en vigor.

En la actualidad el índice de fecundidad de China es de 1,5 hijos por mujer, sensiblemente por debajo del nivel de reemplazo generacional (2,1), la esperanza de vida es de 67 años para los hombres y de 73 para las mujeres y el crecimiento de tan solo el 1,1%.
Otra de las característica de la demografía china es su alta tasa de urbanización, que crece un 4% anual y que provoca una intensa emigración desde las áreas rurales y, consecuentemente, unos fuertes desequilibrios entre áreas urbanas y rurales y el interior y la costa. Además, se prevé que, debido a la política antinatalista, China comience un acelerado proceso de envejecimiento.
3. Asia meridional y del sudeste: En esta área destaca, de manera absoluta, India. India es un gigantesco mosaico geográfico y social conformado por 3.700 ciudades y 600.000 aldeas, 26 estados y 6 territorios de la Unión, 17 idiomas nacionales y más de 50 regionales o de minorías, con varias religiones: hinduismo, cristianismo, islamismo, budismo, sijs… y una sociedad rígidamente estructurada en castas, lleva camino de convertirse, a mediados del siglo XXI, en que contará con 2.000 millones de habitantes, en el país más poblado del planeta. No obstante estas cifras, el país está conociendo una profunda transformación demográfica que le ha permitido superar la primera etapa de la transición con relativa rapidez: las políticas de control de la natalidad desde los años 50 del pasado siglo, un importante desarrollo económico y social y su relativamente alto grado de urbanización explican este cambio demográfico, pese a los fuertes condicionantes culturales y religiosos que aún pesan sobre él. Sin embargo, aún posee importantes lastres como las altas tasas de analfabetismo –especialmente entre las mujeres adultas, que presenta valores próximos al 75%–, la discriminación a la que están sometidas en todos los ámbitos de la vida, que se traduce en unas tasas de sobremortalidad femenina en todas las edades, y una menor esperanza de vida por parte de éstas, el peso que aún conserva el mundo rural y la pobreza en las ciudades, no favorecen la aceleración del cambio demográfico y sumen a India en un océano de interrogantes y de incertidumbres en el plano social y, consecuentemente, en el demográfico.

Los países de la periferia de la India tienen una escasa relevancia poblacional. Bután y Nepal presentan un nivel de desarrollo social
muy bajo, como lo demuestran sus altas tasas de fecundidad y de mortalidad infantil y general, en tanto que Sri Lanka y Maldivas muestran un grado de estar situadas en una fase del proceso de modernización demográfica más avanzada.
Finalmente el sudeste asiático (Thailandia, 70 millones, Myanmar, 55 millones, BanglaDesh, 166 millones, Malasia, 32.3 millones, Indonesia, 276.3 millones, Filipinas, 111 millones, Vietnam, 98 millones y con menor peso demográfico Camboya, 16 millones, Laos, 7 millones) se presentan como un conjunto de países que a pesar de su heterogeneidad y sus marcadas diferencias demográficas internas, tienen en común el hecho de haber acelerado extraordinariamente su proceso de transición demográfica: sus tasas de fecundidad han disminuido en más de un 50% en las últimas dos o tres décadas, haciéndolo su tasa de crecimiento vegetativo de forma paralela). Se trata, sin embargo, de una modernización demográfica que no va paralela a un proceso de modernización económica dado el carácter fragmentario, desordenado y errático de éste, lo que está generando en estos países profundas desigualdades sociales y territoriales.
4. Países musulmanes: Bajo esta denominación, se incluye un vasto territorio que se extiende desde las costas africanas atlánticas hasta el sudeste asiático, abarcando Asia central. África del Norte, Oriente Próximo y Oriente Medio y los países islámicos de Asia Meridional (Pakistán –129 millones– y Bangladesh –123 millones–). Todos ellos aparecen uniformizados bajo el manto cultural de la religión islámica. el peso fundamental de la religión influye, necesariamente, en su estructura y comportamiento demográfico. No obstante, presentan importantes diferencias entre países. Existen países musulmanes que se encuentran entre los más pobres del mundo como Afganistán o Yemen, Mauritania…) y también los más ricos como Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí…, los que presentan un marcado perfil emigratorio como Jordania, Pakistán o Bangladesh…, y también los que configuran los mayores focos de inmigración del Tercer Mundo (Arabia Saudí, Kuwait, Emirato Árabes Unidos, Bahréin, Omán…), los que muestran niveles de modernización demográfica altos (Turquía, Líbano, Azerbaiyán, Kazajstán…) junto a los que aún que se hallan saliendo de la primera fase de la transición demográfica, de nuevo Afganistán, Yemen,, los que muestran las tasas de mortalidad infantil más altas y la esperanza de vida más baja del mundo junto a otros que exhiben, en relación a estos dos indicadores, niveles equiparables a los de los países desarrollados, cual es el caso de los países de la Península Arábiga, los que presentan la tasas de crecimiento demográfico superiores al 3% (cuales son los casos de Omán: 4,4%; Emiratos Árabes: 3,8%; Jordania: 3%; Yemen: 3%; Afganistán: 3%; Turkmenistán: 3%) junto a los que experimentan crecimientos moderados (Irán: 1,4%; Azerbayán: 0,9%...).
Estos países presentan importantes déficits demográficos y sociales, como el papel de la mujer, relegada a un papel muy secundario, altas tasas de analfabetismo, especialmente entre las mujeres, un acelerado proceso de urbanización y una estructura demográfica muy jove. Junto a esto, presenta otras incertidumbres derivadas de su estructura económica y política.

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