
Natalidad y fecundidad son conceptos que tienden a confundirse y que no son lo mismo:
- La natalidad se refiere al número de nacidos vivos en un período determinado de tiempo, generalmente, un año. Esta cifra puede expresar en números absolutos (cantidad total de nacidos vivos) o bien en cifras relativas o tasas, relacionando el número de nacimientos con la población media del lugar considerado. Se trataría de una "tasa bruta" (porque no distingue por edades y se calcula para el conjunto de la población).
La TBN nos puede servir para comparar el comportamiento demográfico de los países. en función de esta tasa podemos clasificarlos en tres tipos:
- Países de Natalidad alta : + 30 por mil
- Países de Natalidad media: entre el 20 y el 30 por mil.
- Países de Natalidad baja: menos del 20 por mil
En el siguiente mapa podemos ver la distribución de la tasa bruta de natalidad en el mundo en 2017.

Como podemos apreciar, las cifras más elevadas se concentran en África y algunos de Asia (relacionados con un bajo nivel de desarrollo) y las tasas más bajas se localizan en los países con mayor desarrollo económico
- La fecundidad es un indicador más complejo, que resume una vida fecunda completa (de los 15 a los 49 años) de una generación femenina «ideal» no afectada por la mortalidad («si ninguna mujer muriese entre esas dos edades»), y calcula el número total de hijos que habrían acumulado estas mujeres al final de su vida fértil, con lo que se calcula un «número medio de hijos por mujer».
Existen otros dos índices o tasas muy relacionados con las anteriores que nos pueden servir para conocer mejor el comportamiento demográfico de la población. Por un lado, está la tasa de fecundidad por edades, que se halla dividiendo el número de niños/as nacidos vivos por mujeres de una determinada edad, o intervalo de edad, entre el número total de
mujeres en esa edad, o intervalo de edad, y multiplicado por 1.000. Y por otro, tenemos la tasa bruta de reproducción que representa la descendencia completa en hijas que tendría una mujer durante su vida fecunda
La Tasa de Fecundidad es muy útil para saber si la población de un determinado lugar va a ser reemplazada naturalmente o no. Si la TF. es 4 o más será muy alta; si está entre 3.1 y 4 es alta; si está entre 2.1 y 3 será media (cifras medias que indican que la población crecerá poco pero se reemplazará); y si está por debajo de 2, la TF será baja y la población no se reemplazará.

En los últimos treinta años se ha producido un descenso espectacular de la tasa de fecundidad. La media mundial de hijos por mujer ha bajado de 6 a 2,7. Como vemos en el mapa anterior (figura 22) la situación del mundo desarrollado es bastante homogénea. En los países del Tercer Mundo existen muchas mas variaciones con cifras muy elevadas en algunos países africanos (5) y de Oriente Medio (4,0), países próximos a la media mundial en e l Sudeste asiático (2,9) y de América del Sur. En China debido a una férrea política antinatalista se acercan a (1,9) cifra inferior a la de Estados Unidos (2,0).
Las factores que influyen en la fecundidad son, sintéticamente:
- Factores demográficos: entre otros,
- la disminución de la tasa de mortalidad infantil. Un elevado número de fallecimientos infantiles empuja a la necesidad de tener más hijos.
- el volumen y proporción de mujeres en edad genésica (y sobre todo entre los 20 y 30 años),
- la duración media de los matrimonios y la edad en que se contrae éste, etc.
- Factores biológicos o fisiológicos: como,
- La fecundabilidad –o la probabilidad que tiene una mujer de concebir durante el ciclo menstrual–, que está ligada a factores de comportamiento, a los tiempos demográficamente muertos entre el nacimiento y la primera ovulación, que depende del período de lactancia materna,
- La mortalidad intrauterina, muy diferenciada a lo largo del proceso de gestación, calculada en el 108 por mil entre la cuarta y séptima semana, para pasar a ser tan solo del 30 por mil entre la semana 36 y 39, para aumentar al 70 por mil entre la semana 40 y siguientes.
- La frecuencia de las relaciones sexuales.
- El período de lactancia; la alimentación, cuantitativa y cualitativamente considerada.
- La limitación de nacimientos por métodos anticonceptivos (DIU, pastillas anticonceptivas...).
- Factores sociales: entre otros, podemos destacar
- la emancipación de la mujer,
- la educación obligatoria de ésta,
- la clase social de pertenencia,
- la nupcialidad de los solteros y la nupcialidad después de la viudedad y el divorcio,
- el tamaño familiar
- el desarrollo cultural.
- Factores económicos: como, por ejemplo,
- la incorporación de la mujer al mundo laboral,
- el tipo de actividad económica y sus cambios y
- el papel económico de los hijos (en las sociedades tradicionales, factor productivo, en las sociedades modernas, factor de consumo.
- Factores geográficos: se ha constatado tradicionalmente mayores niveles de fecundidad entre las sociedades rurales que en las urbanas. En los países desarrollados esta relación es a la inversa debido al fuerte proceso de emigración rural y al envejecimiento de estas zonas.
- Factores políticos e ideológicos:
- existencia de políticas pro o antinatalistas
- apoyo a las familias
- desarrollo de programas de planificación familiar,
- presiones religiosas pronatalistas o antiabortistas
Existen dos conceptos demográficos de menos importancia pero que guardan cierta relación con los anteriores. Nos referimos a la nupcialidad y a la divorcialidad.

La formación y disolución de la pareja (divorcio) constituyen acontecimientos demográficos de gran importancia ya que influyen de manera crucial en los demás factores. Las razones que justifican el estudio de estos fenómenos son varias.
- La primera y más importante es su estrecha relación con la natalidad: históricamente actuaba en la Europa Occidental como el regulador más importante de la fecundidad y del crecimiento demográfico;
- la segunda, su importancia social demográfica: la nupcialidad aparece estrechamente ligada a los ciclos vitales;
- la tercera razón, su relación con los movimientos migratorios;
- la cuarta razón es biogenética: como señala Livi‐Bacci (1993, 194) ”el matrimonio es un fenómeno selectivo y la elección de cónyuge se produce según fuerza y preferencias no siempre conscientes pero no casuales”;
- la quinta y última razón aparece ligada a antropología social y cultural: los patrones de nupcialidad no son los mismos en las diferentes regiones del mundo: