La denominada crisis del sector agrario, junto con los procesos de industrialización y terciarización, ha incidido claramente en el medio rural y ha llegado, en muchos casos, a transformar de forma importante las actividades económicas que sustentaban la sociedad rural. Las comunicaciones han estrechado la relación entre la ciudad y el campo, y la cultura urbana se ha extendido en el medio rural. Actualmente, la competencia entre los nuevos usos del suelo (residencias, ocio, industria, protección del medio) y la agricultura son los hechos que plantean mayores problemas. Así, se produce una progresiva "desagrarización" de los espacios rurales españoles que se compensa con nuevas actividades económicas que permiten generar rentas complementarias y/o alternativas a las tradicionales, que procedían de la agricultura, la ganadería y la explotación forestal.
3. Nuevos usos y funciones del espacio rural
3.1. La agricultura a tiempo parcial

El fenómeno del agricultor a tiempo parcial, también denominado «obrero-campesino», afecta a aquellos agricultores que, desde su residencia, se desplazan a los núcleos urbanos e industriales próximos para desarrollar una actividad productiva en sus fábricas y comercios, pero que, sin embargo, siguen viviendo en el ámbito rural, donde mantienen, como actividad complementaria, la explotación agrícola. En las explotaciones inferiores a cinco hectáreas, más de la mitad de los ingresos familiares provienen de actividades fuera de sus explotaciones. En las regiones de primera industrialización, como el País Vasco o el Principado de Asturias, las actividades mineras e industriales favorecen la agricultura a tiempo parcial. En Andalucía, donde predomina la gran explotación, el trabajo externo de los agricultores puede realizarse en el propio sector agrario como jornaleros.
3.2. Agricultura ecológica

La valoración social ha hecho crecer la demanda de los productos naturales elaborados, con plena garantía, mediante un proceso agrícola que no haya utilizado pesticidas ni agroquímicos. Esta demanda abre las puertas a la agricultura ecológica, cuyo desarrollo puede relanzar muchas comarcas españolas con potencial para ello, como lo demuestran muchas denominaciones de origen de productos específicos. España ocupa el primer lugar en superficie de agricultura ecológica de la Unión Europea y el tercero en el mundo por detrás de Australia y Argentina. En 2019, la superficie ecológica certificada en nuestro país se situó en 2.354.916 hectáreas, lo que supone que el 10,24% de la superficie agrícola útil (SAU) nacional es ya ecológica. Hablamos de un mercado cuyo valor alcanza los 2.300 millones de euros, y en el que trabajan 49.918 operadores ecológicos. Para incentivar que más productores den el salto a la certificación ecológica, la Unión Europea planifica sustanciales incentivos financieros en la nueva PAC, además de otras medidas, como reservar fondos de Horizonte Europa para proyectos de investigación e innovación sobre soluciones alternativas a insumos controvertidos y políticas de promoción. Entre estas últimas, ya está dando buenos resultados en otros países la fijación de un porcentaje de productos ecológicos en las compras para comedores escolares.
3.3. La actividad cinegética

De amplia tradición constituye en la actualidad un importante recurso económico en zonas rurales tradicionalmente desfavorecidas, como las áreas montañosas del interior, y contribuye directamente al desarrollo rural, especialmente en el sector turístico, lo que se observa en dos aspectos. La temporada general de caza (octubre a febrero) se desarrolla en una época del año donde los turistas no suelen desplazarse, generando una demanda incluso internacional. Los ingresos que la caza genera en las poblaciones locales no son comparables al que puede generar en turismo rural, ya que el cazador suele tener una capacidad adquisitiva alta y ello se traduce en un nivel de gasto muy superior al de los practicantes de las otras actividades citadas. Además, la caza contribuye al desarrollo de otras actividades como las granjas cinegéticas, criaderos de perros de caza, armerías o comercialización de productos cinegéticos. Por último, también revaloriza ciertas fincas que se aprovechan para esta actividad. Destacan Castilla-La Mancha (Montes de Toledo), Andalucía (Sierra Morena), Extremadura y Comunidad Valenciana.
3.4. Agroturismo y actividades de ocio
El auge del turismo rural se explica por el valor que en la sociedad actual adquiere la naturaleza como patrimonio cultural, producto de los cambios de gustos de la población en los últimos tiempos La creciente demanda procede de la población urbana que busca la naturaleza como medio de descanso. Esta actividad se configura como una opción interesante, al dar ocupación a colectivos de difícil inserción laboral en los espacios rurales (mujeres y jóvenes). Sin embargo, la excesiva presión e, incluso, la explotación de muchos espacios naturales, como las zonas de montaña, que sufren estaciones de esquí u otras instalaciones turísticas, ha motivado una reacción proteccionista con el fin de delimitar reservas naturales o compatibilizar las actividades agrarias con la presión turística y la protección de los ecosistemas. Las políticas regionales y agrícolas de la UE apoyan y financian iniciativas de este tipo orientadas hacia el desarrollo rural. Un ejemplo de ello son los programas europeos LEADER o PRODER, con proyectos de turismo rural en la mayoría de las regiones españolas.
3.5. La urbanización del medio rural

Esta actividad se manifiesta con más intensidad en el entorno agrario próximo o bien comunicado mediante desplazamientos rápidos con las aglomeraciones urbanas, así como en las zonas rurales que acogen residencias secundarias o están próximas a zonas de esparcimiento. En un comienzo esto se relacionó con el éxodo rural y el retorno temporal de los emigrantes; estas viviendas tuvieron un uso temporal, pero posteriormente fueron ocupadas con carácter definitivo, una que que sus dueños se jubilan y retornan a vivir en ellas. Estas áreas sufren las consecuencias de la competencia entre usos por el mismo suelo (residencias y actividades agrarias e incluso grandes equipamientos colectivos: deportivos, comerciales, sanitarios) y los posibles conflictos derivados del contacto entre los nuevos pobladores y la sociedad rural tradicional, cuyos intereses no siempre coinciden. No obstante, la urbanización del medio rural, como consecuencia de los procesos urbanísticos de los nuevos modelos urbanos, introduce en los espacios rurales seleccionados nuevas actividades económicas para sus pobladores.
3.6. La industrialización del espacio rural
La industrialización es uno de los principales factores del cambio que está experimentando el medio rural en los espacios desarrollados; la actividad industrial tiene así un nuevo emplazamiento geográfico compartiendo el espacio de las áreas "rururbanas" con los núcleos rurales. Pueden diferenciarse tres modalidades de industrialización rural:
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La industria que llena la España vacía
Heraldo de Aragón
- Diversas ramas industriales pueden desarrollarse con los recursos locales. Un ejemplo de ello es la Comunidad Valenciana, que tiene una gran tradición artesanal, lo que ha supuesto una base importante para el desarrollo de una industria rural de pequeño y mediano tamaño, y muy diversificada: textil, calzado, juguete, madera o mueble.
- Las industrias agroalimentarias emplean como materia prima productos agrícolas, como es el caso de las conservas vegetales o cárnicas, o la elaboración de vino, quesos, etc., típicos de la Comunidad Foral de Navarra, La Rioja o la Región de Murcia. Normalmente se trata de empresas pequeñas, familiares o cooperativas.
- La localización geográfica de las empresas agroalimentarias se encuentra condicionada por la demanda y la base agraria. La disponibilidad de materias primas y mano de obra abundante, junto con la estacionalidad del momento de máxima actividad (cosechas), hacen que se instalen en el medio rural y empleen a mano de obra con carácter eventual, principalmente femenina.
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El País. La macrogranja de vacuno de la pequeña localidad navarra de Caparroso (Navarra) puede acoger 5.200 animales, b) El traslado de factorías, o fases productivas determinadas, que tienen su centro principal en los núcleos urbanos próximos al medio rural. Es el caso de las industrias que se distribuyen en áreas cada vez más alejadas de los grandes centros urbanos. Esta nueva localización industrial se ve favorecida por la existencia de importantes vías de comunicación.
- c) El trabajo a domicilio para actividades industriales es una modalidad que puede o no estar relacionada con las anteriores. Se basa en la distribución de las pequeñas tareas de un proceso productivo por los domicilios rurales, aprovechando una mano de obra barata. Son los casos de la industria de la confección, el calzado, la electrónica, etcétera.
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