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2.1 Criterios para la definición de las áreas rurales

Figura 07. Explotación agraria en Castilla-La Mancha

El espacio rural se puede definir atendiendo a diferentes criterios, unos de tipo normativo, es decir, lo que establece las leyes o normas definidas por un organismo oficial, y otros de tipo objetivo o científico, extraídos de la propia dinámica del sistema rural, como el tipo de uso del suelo, el porcentaje de población que se dedica a actividades agrarias, o la densidad de población. En algunos países, se considera rural a aquellas poblaciones por debajo de los 10.000 habitantes (Suiza o Portugal); en otros, se considera rural  todo asentamiento de menos de 200 habitantes (Noruega),, un a posición intermedia sería España en la que se habla de asentamiento rural por debajo de los 2.000 habitantes. Estas cifras son importantes ya que suelen estar conectadas con los tipos de servicios que se ofrecen a esas comunidades. 

Para sintetizar, vamos a usar cuatro tipos de criterios para calificar el espacio rural: 

1. Variables simples que se consideran relacionadas con lo rural, como la densidad de población, la población total del asentamiento, la morfología y distribución del hábitat, el número y jerarquía de funciones del municipio, el porcentaje de población activa agraria, usos del suelo relacionados con lo agrario, 

2. Indicadores complejos resultado de la combinación de variables simples, como, por ejemplo, la dispersión del hábitat, índices de ruralidad, que incluyen un análisis multivariante con variables como población total, densidad, activos agrarios, superficie dedicada a cultivos herbáceos, superficie forestal, superficie dedicada a otros usos, etc.

3. Existencia de actividades propias de las áreas rurales como son la agricultura, ganadería, industrias de transformación agrarias, residencias secundarias, bajo índice de edificación, etc. 

4. Modo de vida, comportamiento y actitudes: se utilizan indicadores como el comportamiento electoral, relaciones personales, índice de delincuencia, servicios ofrecidos, etc. 

A pesar de estos criterios, el espacio rural no puede entenderse como una realidad aislada, especialmente en los países desarrollados en los que se ha producido una urbanización del espacio rural de gran impacto. La expansión de las ciudades ha producido una alta integración de los espacios rurales en el conjunto de la estructura urbana, originándose espacios de transición entre lo urbano y lo rural, como son los espacios periurbanos, caracterizados por usos diversos y dispares como grandes equipamientos, polígonos industriales, segundas viviendas, espacios de agricultura residual, etc. o los espacios rururbanos, en los que podemos encontrar usos urbanos, predominantemente, residenciales, turísticos e industriales, junto a usos agrarios aún de importancia. Algunos autores hablan de urbanización difusa para referirse al proceso de expansión urbana sobre zonas rurales que implica la introducción de modos de vida urbana y un cambio sustancial en los usos del suelo y actividades de la población. Muy relacionado con esto estarían los movimientos pendulares de la población, esto es, población que vive en pueblos, zonas rurales pero que trabajan en las ciudades, desplazándose a diario o eventualmente gracias al teletrabajo. Este fenómeno, activado recientemente, está provocando problemas como el incremento del precio de la vivienda, conflictos entre los pobladores antiguos y los nuevos, etc. 

Figura 08. Zona residencial en Ambate (Madrid) figura 09. Polígono industrial en Llanera (Asturias).

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