
6.4 Teorías sobre la localización de las ciudades

La observación de ciertas regularidades en la localización de las ciudades en el territorio ha originado que diversos autores emitan hipótesis que intentan explicar dichas regularidades. El primero de estos autores fue el geógrafo alemán W. Chrislaller quien en 1933 planteó una teoría para explicar el tamaño, número y reparto de las ciudades repartidas por el territorio, en base a sus observaciones del Sur de Alemania. Esta fue la Teoría de los lugares centrales que se basa en los siguientes principios:
1. El espacio es isotrópico, esto es, homogéneo en todas las direcciones, los recursos están repartidos de manera uniforme, la población se reparte también uniformemente en el territorio y la red de transporte es semejante en todas las direcciones.
2. Productores y consumidores buscan maximizar sus intereses a partir de la información que poseen. Los productores buscan vender sus productores en un lugar central en tanto los consumidores quieren adquirir los productos lo más cerca posible de su vivienda.
3. Las ciudades son mercados que se sitúan en el área central de un territorio y su función es recibir productos y abastecer de ellos a su área de influencia.
4. Las ciudades se disponen en escalones jerárquicamente según la cantidad de bienes y servicios que pueden ofrecer a su población.
5. La distribución de bienes y servicios se realiza desde cada ciudad de rango superior hacia las de rango inferior dentro de su área de influencia.
6. El área de influencia de cada ciudad viene determinada por el número de bienes y servicios que ofrece, el grado de especialización de estos y el comportamiento de los ciudadanos respecto al umbral y alcance o difusión de un bien.
El umbral de un bien es el mínimo número de ciudadanos necesaria para ofertarse un servicio o un bien determinado. Los productos de primera necesidad tiene un umbral bajo; los de lujo requieren un umbral muy alto.
El concepto de alcance hace referencia a la distancia la que está dispuesto a recorrer un ciudadano para adquirir un producto, bien o servicio.
Aplicados estos principios a una región isotrópica, como podría ser el Sur de Alemania, Christaller determinó que los asentamientos urbanos se distribuyen de manera geométrica y jerarquizada, dibujando mallas hexagonales que se superponen según el rango funcional de las diferentes localidades. Cada hexágono tiene un centro. Estos se organizan en otros mayores con su centro correspondiente y así sucesivamente. De forma que Christaller establece una jerarquía de lugares centrales con siete escalones: población de mercado, gran población, ciudad de subprefectura, ciudad de distrito, ciudad de prefectura, ciudad de provincia y capital regional.
En el siguiente vídeo se sintetiza la teoría.
Este modelo fue muy criticado por su rigidez, pero también por que sólo podría cumplirse de manera teórica ya que no hay ningún territorio isotrópico.
El modelo de Christaller fue modificado por el economista alemán A. Lösch quien en 1939 publicó "Die räumliche Ordnung der Witrschaft" (“Economía de la localización”), en el que desarrollaba un modelo ideal de distribución de los asentamientos que partía de la necesidad de ajustar los beneficios de los productores a sus inversiones y reducía los desplazamientos de los consumidores para adquirir bienes y servicios.
Otros autores como Berry (1963), Garner (1966) o Davies (1977) aportaron otros modelos de distribución de asentamientos en el territorio basado en la función comercial, asociando al CBD como el punto de mayor valor del suelo de la ciudad y estableciendo una serie de franjas comerciales de diferente valor situándolas a lo largo de vías de comunicación.
La última crítica que recibió este modelo provino de la geografía radical, con planteamientos marxistas, según la cual, la teoría de Christaller ignoraba la influencia de la estructura social sobre la jerarquía de lugares centrales. Según Castells (1978), la ciudad es un elemento del modo de producción capitalista puesto en marcha por los grupos dominantes en cada momento de la historia para captar información, energía y poder a fin de reproducir su dominio sobre el resto de la población.
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