La morfología urbana es el aspecto externo que presenta la ciudad. Está influida por el emplazamiento y la situación urbana, y resulta de la combinación del plano, la construcción y los usos del suelo, y se hace a lo largo de la historia.
2. Morfología urbana
2.1. El emplazamiento

El emplazamiento es el espacio topográfico concreto sobre el que se asienta la ciudad desde su origen. Depende de las características del medio físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad. No siempre el emplazamiento original es el idóneo para las necesidades actuales, por haber desaparecido la función para la que se creó o por el crecimiento que han experimentado. Así, existen varios tipos de emplazamientos:
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El río es elegido más frecuentemente por su valor militar y comercial. Muchas ciudades han elegido puntos concretos de un río: estuarios (Bilbao); confluencias de ríos (Cuenca, Segovia, Granada); vados (Córdoba, Toledo, Salamanca).
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Las ciudades, emplazadas en colinas, buscaban una mejor defensa militar, evitar inundaciones o zonas insalubres o pantanosas.
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En los relieves costeros buscan buenas condiciones para establecer fortificaciones militares o controlar una ruta marítima (Cartagena).
2.2. La situación

Es la ubicación, o posición relativa, de la ciudad respecto a un espacio geográfico más amplio del que depende y al que organiza. Está relacionada, en defenitiva, con la función de la ciudad en relación con el entorno (control político o militar de una zona, control de una ruta de comunicación, mercado para áreas de economías distintas, etc.). Ha ido variando a lo largo de la historia. En el pasado se subordinaba a las facilidades de desplazamiento de hombres y mercancías. Existen, por tanto, varios tipos de situación:
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Situación de encrucijada, de ríos o rutas terrestres (Zaragoza, Madrid).
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Situación de contacto, entre regiones geográficas diferentes.
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Situación de ciudades marítimas, donde los puntos privilegiados son aquellos en que el interior se abre paso hacia el mar en los estuarios o los deltas. A veces, se busca un punto defensivo o de control de rutas marítimas.
En la actualidad, debido a los adelantos técnicos, han aparecido ciudad en lugares de explotación de recursos mineros o energéticos.
2.3. El plano urbano
El plano urbano nos permite conocer cómo es la ciudad internamente y nos muestra, además, su desarrollo a lo largo de la historia. Un plano es la representación a escala de las superficies construidas y libres. La principal diferencia con el mapa estriba en su mayor escala.
2.3.1. Elementos del plano

Todo plano es el resultado de la combinación de tres tipos de elementos:
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a) El viario, es decir, las calles o vías por las que se desplazan las personas, los automóviles, etc. Puede adoptar nombres muy diversos en función de las características que posee. Así, hablamos de callejones, adarves, avenidas, rondas, travesías, circunvalaciones, etc.
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b) Las manzanas, esto es, el espacio edificado, rodeado por el viario y en el que se construyen los edificios. Su superficie y la tipología de las edificaciones son indicadores muy importantes para saber en qué momento aparecieron esos espacios residenciales.
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c) Los espacios libres. Es un término muy ambiguo y amplio en el que caben muchos tipos de formas y de usos. Por oposición se definen como toda aquella parte del plano que no queda englobada ni en el viario ni en el espacio edificado. Existen tres tipos principales de espacios libres:
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Las plazas, o lugares de confluencia entre varias calles. Eran muy importantes en las ciudades antiguas y medievales, aunque han dejado de tener esa misma importancia en las actuales.
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Las zonas verdes o espacios ajardinados, que surgen a partir del siglo XVIII y sobre todo desde el XIX, ya que en periodos anteriores no se destinaba apenas superficie a este tipo de elemento dentro del espacio intramuros.
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Los solares o espacios vacíos. Por ellos se entiende tanto las superficies sin construir a consecuencia del derribo de una edificación existente anteriormente, como aquellos espacios intersticiales que todavía no han sido urbanizados por el crecimiento urbano.
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2.3.2. Tipos de plano
El plano urbano es el resultado de la combinación entre las superficies libres (es decir, el viario, las zonas verdes y los espacios vacíos o vacantes, como los solares) y las superficies construidas, es decir, las manzanas. En función de la superficie urbanizada y de cómo ésta se estructura por el territorio, podemos encontrar diferentes tipos de planos. A veces, las ciudades se configuran a partir de un solo tipo de plano, pero lo más habitual es que si poseen un cierto tamaño y una determinada antigüedad, encontremos distintos tipos de planos dentro de una misma ciudad. Los planos más frecuentes son el irregular, el ortogonal y el radioconcéntrico o circular.
a) El plano espontáneo o irregular

El plano irregular, también denominado laberíntico, anárquico, sinuoso o caótico, es el plano más antiguo de todos cuantos existen, propio de culturas de la Antigüedad, o de otras más recientes en el tiempo, como la musulmana o la cristiana medieval. Se caracteriza por la inexistencia de planificación urbana en su diseño. Las calles suelen ser muy estrechas y no son rectilíneas, lo cual hace que no se adapte bien para el tráfico de vehículos y que, por tanto, las comunicaciones para el tráfico rodado sean muy malas. En las ciudades antiguas fomentaba los incendios al estar las casas muy cerca las unas de las otras. También propiciaba la suciedad, por La dificultad de eliminar los residuos urbanos, y además daba lugar a viviendas poco ventiladas y con escasa insolación, lo que fomentaba los problemas de higiene.

Pero no todo son desventajas en un plano irregular. Por el contrario, es un plano que corresponde a una ciudad más humanizada. En él son las viviendas, y no el viario, el que ordena y estructura el plano. Ello es fruto también de una mayor libertad constructiva y de unas normas urbanas mucho menos rígidas. Este tipo de plano favorece una mayor adaptación a la climatología, ya que la sombra que propician las calles tan estrechas, hace que la ciudad sea más fresca durante el verano. Por el contrario, esa misma proximidad entre las viviendas, consigue que en invierno el calor se conserve más en las mismas y no se pierda, por lo que la temperatura en las casas es más cálida durante los meses más fríos. Desde un punto de vista social, este tipo de plano fomenta más las relaciones humanas entre los vecinos de una ciudad.

En las ciudades modernas, el plano irregular apenas si existe, salvo en las zonas de suburbios y arrabales sin planificar. Sin embargo, los urbanistas han creado algunas variantes del mismo adaptándolas en la medida de lo posible a las necesidades de las ciudades actuales. Han surgido así propuestas con una gran originalidad, como pudiera ser el denominado open planning, o planificación abierta, que favorece el viario no rectilíneo con el objetivo de evitar que lo atraviesen los grandes flujos de tráfico. Asimismo, la ciudad jardín sería una variante de este tipo de plano. Los diseños de los parques y jardines también se aproximan a la irregularidad para darle más intimidad a estos espacios.
Ejemplos de este tipo de urbanismo podemos documentarlo en el centro histórico, caso de Valencia, Toledo, Cáceres, Córdoba Madrid, o desplazado a un lado, como en Pamplona, San Sebastián y Barcelona.
b) El plano ortogonal

El plano ortogonal es conocido también por otras denominaciones, como rectangular, en cuadrícula, en damero, ajedrezado o hipodámico. Tiene su origen histórico en el siglo V a.C., cuando Hipódamos, un urbanista de la Grecia clásica, lo aplicó en la reconstrucción de la ciudad de Mileto que había sido destruida por los persas durante la primera guerra médica. Posteriormente fue empleado por Los romanos en los castrum o campamentos, y de ahí pasó a ser utilizado como modelo para Las nuevas ciudades que construían los romanos por todo su imperio. Durante la Edad Media volvió a ser utilizado para la creación de nuevas poblaciones que recibían el nombre genérico de bastidas.
Se caracteriza porque es muy fácil de diseñar, ya que se basa en el cruce de calles rectilíneas de Norte a Sur y de Este a Oeste. Permite una segmentación homogénea del territorio, sin darle primacía especial a una zona o a otra dentro de la ciudad. Abarata los costes en infraestructuras, porque éstas se pueden repartir equitativamente por el territorio. Facilita La creación de plazas o de espacios libres, ya que basta con dejar vacante el espacio que en principio está destinado a una manzana de casas.

Sin embargo, también presenta ciertos inconvenientes. Por ejemplo, es de una gran rigidez conceptual, es decir, no se adapta con facilidad a cualquier tipo de terreno o de relieve, sino solamente a aquellas zonas que son llanas. En zonas montañosas, al no adaptarse a las curvas de nivel, crea unas pendientes muy fuertes que lo hacen inviable. Desde el punto de vista de las comunicaciones, es un plano que prolonga mucho las distancias, ya que no existen grandes ejes viarios que puedan poner fácilmente en contacto los puntos centrales de la ciudad con la mayor parte de la periferia. Genera una acusada monotonía constructiva en el parcelario, auspiciada por el modelo homogéneo que provoca. Finalmente, fomenta un gran número de cruces, lo que hace que el tráfico sea más lento, ya que al cortarse las calles en ángulo recto, la visibilidad no suele ser la idónea para los vehículos y obliga a una cierta ralentización del mismo.

El plano ortogonal da también lugar a la aparición de determinados subtipos: el denominado en «espina de pescado», como ocurre por ejemplo con el de Pontevedra; el llamado pueblo calle, que procede del término alemán strassendorf, y que es aplicable a muchos pequeños pueblos que han surgido a lo largo de una vía de comunicación; pero quizá el más conocido de todos es la denominada «Ciudad Lineal», que estudiamos anteriormente.
En España son bastantes las ciudades y pueblos que contienen este tipo de plano: el barrio de Salamanca en Madrid, el Ensanche de Barcelona, los cascos antiguos de Zaragoza o León de origen romano, o ciudades más pequeñas de origen medieval, como Santa Fe en Granada, Puerto Real en Cádiz, Briviesca en Burgos, Castellón de la Plana o Villarreal, etc.
c) El plano radioconcéntrico o circular

Denominado plano radioconcéntrico o circular indistintamente, sus orígenes históricos se localizan principalmente durante la época medieval. Tiene su origen en un punto central, generalmente en alto y con una función defensiva, como es el caso de un castillo o de una iglesia. Aunque la mayor parte de las ciudades españolas con plano circular tienen su origen en la Edad Media, el plano circular es bastante más antiguo. Su origen remoto se encuentra en los oppidums o poblados fortificados en la zona más alta de un cerro o de una colina. Ya desde la edad de los Metales pueden encontrarse este tipo de poblados, que alcanzaron su desarrollo culminante durante la época ibérica, antes de la llegada de los romanos. Las necesidades defensivas favorecían este difícil emplazamiento, y Las casas y las calles se adaptaban alas pendientes de las lomas sobre las que se extendían.
Durante la Edad moderna y Contemporánea el plano radioconcéntrico no ha sido tan frecuente como otros tipos de planos, aunque no han faltado algunas conceptualizaciones teóricas sobre el mismo, ni el desarrollo de algunos ejemplos recientes. Sin embargo, en todos los casos han supuesto un porcentaje bastante poco importante en relación a los otros dos tipos de planos antes señalados. Sí es más frecuente la construcción de barriadas o de nuevas promociones de viviendas (urbanizaciones, polígonos residenciales, etc.) en los que se ha creado este tipo de plano desarrollando el viario y las casas en torno a un punto central que articula el espacio edificado. En la actualidad el plano radioconcéntrico o circular no es el más común en las ciudades españolas, aunque sí lo son diversas variantes del mismo como las que se citan más adelante.

El plano circular posee como características ventajosas sobre otros tipos de planos la de jerarquizar y estructurar la ciudad de forma clara y precisa. De esta forma permite una buena accesibilidad al centro de La misma y tiene una gran adecuación para las ciudades que posean fuertes pendientes, ya que el viario se puede adaptar con cierta facilidad a las distintas curvas de nivel. Sin embargo, al igual que en otros casos, también presenta una serie de inconvenientes. Entre ellos se encuentra el hecho de que genera numerosas líneas oblicuas en el viario y en las manzanas, le confiere una excesiva preponderancia al centro de la ciudad y es necesario, por tanto, un diseño bastante complejo para su elaboración.
Este tipo de plano posee a su vez numerosos subtipos o variantes, como son el de estrella o plano estrellado (que sigue las carreteras radiales o las vías de comunicaciones que parten del centro de la ciudad), el hexagonal, el polinuclear o el denominado de círculos concéntricos. Es el plano típico de los pueblos que han crecido a lo largo de la ladera de una montaña en torno al castillo de la población. Pero también se da en algunos lugares de topografía más llana en los cuales las ciudades han ido creciendo en círculos concéntricos. En el caso de la ciudad cordobesa de Lucena o en la alicantina de Biar, o en el casco antiguo de Vitoria, encontramos buenos ejemplos de ello.
2.4. La construcción

La construcción incluye la trama y la edificación.
Las edificaciones son una parte esencial del paisaje urbano. Las analizaremos desde dos puntos de vista: la trama urbana y las características generales de las edificaciones. La trama urbana es la forma de agruparse y ordenarse las edificaciones de la ciudad formando calles (trama viaria). Ha experimentado muchos cambios a lo largo de la Historia, en especial por las necesidades del transporte. La agrupación de los edificios puede ser de dos maneras:
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De orden cerrado, si las edificaciones se alinean pared con pared (paredes medianeras) sin dejar espacios libres entre ellas formando grandes manzanas; existen dos formas: una cuando se agrupan unas junto a otras, dejando sólo pequeños patios interiores libres, lo que es propio de los barrios antiguos de la ciudad, con viviendas que tienden a ser de reducidas dimensiones; otra cuando se levantan construcciones, en áreas de suelo más caro, en grandes manzanas en torno a un gran patio central, lo cual resulta propio de los ensanches de finales del siglo XIX, siendo ejemplos: Barcelona, Madrid, Bilbao, San Sebastián.
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Trama abierta del barrio del Zoco. Córdoba
La trama urbana depende en gran medida del emplazamiento de la ciudad. Aquellas ciudades asentadas en lugares elevados, con poco suelo urbanizable, es lógico que opten por el orden cerrado, mientras lo contrario ocurrirá en las que se emplazan en una llanura. Las características de las edificaciones responden a las necesidades de sus habitantes y a los recursos económicos disponibles. El precio del suelo condiciona, por ejemplo, la altura de las edificaciones: a mayor coste más altura. La calidad de los materiales de construcción es otro importante factor en el encarecimiento o abaratamiento de las viviendas.
2.5. Los usos del suelo

Son la diversa utilización que se hace del espacio urbano (comercial y de negocios, residencial y de equipamiento). Los modelos de crecimiento urbano característicos de las ciudades del siglo XX y los inicios del XXI se han basado, en buena parte, en proyectos teóricos surgidos en el siglo XIX, como los que se fundamentaban en el concepto de ciudad jardín, y en las nuevas propuestas de principios del siglo XX que proponían una ciudad funcional y racionalista que respondiera a las nuevas necesidades urbanas.
En 1943 se publica la Carta de Atenas que recoge los principios básicos del funcionalismo y racionalismo arquitectónico, inspirado por Le Corbusier: las viviendas se situaban en bloques aislados separados por zonas verdes y el suelo urbano queda dividido en zonas de diferente utilización. Debido a esto, en la mayoría de ciudades europeas se pueden encontrar polígonos de bloques altos alrededor de los ensanches urbanos. Los “rascacielos” están unidos al empleo de nuevos materiales de construcción y al elevado precio del suelo en el centro de las ciudades.
En el caso de España, se incumplió el modelo inicial de ciudad funcionalista por la especulación y la corrupción urbanística existente en el periodo franquista. Muchos de los barrios o polígonos residenciales de bloques altos son una concentración de edificios sin calidad donde faltan equipamientos y zonas verdes. En el periodo democrático, la calidad de los bloques de nueva construcción y del urbanismo mejoró muy notablemente.
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