
2.2 El proceso de urbanización

Urbanizar es el proceso por el cual un área que no es urbana se convierte en urbana. Para que se produzca este proceso de urbanización se tienen que producir un conjunto de transformaciones y una paulatina concentración de la población en asentamientos urbanos. Además, deben producirse una serie de factores desencadenantes que principalmente se fundamentan en la existencia de un foco de atracción de actividad económica y empleo. Los procesos de urbanización implican cambios en la localización de la población y en la organización del sistema de asentamientos humanos. Se va a producir un trasvase de población desde las áreas rurales que sufrirán un proceso de despoblación.
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Figura 7. Llegada a inmigrantes a Madrid. Años 60. | Figura 8. Barrio de san Blas, Madrid, año 1972. |
El proceso de urbanización comenzó hace unos cinco mil años. Las primeras ciudades surgieron en los valles de los ríos Eúfrates y Tigris, como centros de intercambio de productos, de redistribución y al mismo tiempo eran centros de concentración del poder militar, burocrático y religioso. Posteriormente fueron apareciendo en el valle del Nilo (2000 a.C.) en el mediterráneo oriental y en China e India (1500 a.C.). En general, el tamaño de las ciudades no sobrepasaba los varios miles de habitantes.

Durante del primer milenio antes de Cristo la civilización griega y posteriormente, la romana, expandió un sistema de ciudades a lo largo de la cuenca mediterránea. El Imperio romano contribuyó a crear un sistema urbano basado en una eficaz red política y administrativa esencial para el afianzamiento de su dominio militar. La fundación de ciudades romanas se extendió por Europa y el Norte de África.

La alta edad media supuso un frenazo en el proceso urbanizador y será a partir de mediados del siglo XII cuando comiencen a aparecer nuevas ciudades o a revitalizarse antiguas ciudades de origen romano. Durante los siglos siguientes el crecimiento urbano fue, en general, lento pero se reactivó al final de la Edad media, dando lugar al Renacimiento (siglos XIV al XVI), en los que se produce un importante crecimiento urbano con ciudades que llegan a superar los 100.000 en Europa (Londres, París, Sevilla, Venecia) y muchas otras los 50.000 (Amberes, Madrid, Roma, Brujas, Ypres, Génova, Milán, Colonia).

Las ciudades fueron el motor del cambio aunque cuantitativamente tenían un papel modesto. Solo un 2% de la población europea habitaba en ciudades de más de 40.000 habitantes en el 1500, mientras que un 9,5% lo hacía en poblaciones de 5.000 hab. La estructura social de las ciudades reproduce el esquema estamental de la sociedad rural. Arriba de la pirámide se encontraron los ricos (5-10% de la población urbana) que acumulaban las reservas de grano. Y en la base de la pirámide había el sector más pobre (un 10%) que comprendía viudas, huérfanos y los que vivían de la limosna. El otro 80% de la población estaba formado por los trabajadores urbanos.
En ciudades como Lyon o Amberes, los trabajadores artesanos dedicaban el 75% de sus ingresos a la adquisición de alimentos. Y cada vez que había un episodio de crisis aumentaban los pobres.
La expansión urbanística de las ciudades del siglo XVI fue consecuencia del aumento demográfico y de las nuevas actividades productivas, como el comercio, que incentivó el establecimiento de nuevos habitantes en los núcleos urbanos.
Las áreas urbanas más importantes hasta el año 1500 eran:
- Área comercial de la Hansa (con Lübeck y Gdansk), Londres y la región de Flandes (Brujas, Gante y Ypres).
- Sur de Alemania (Colonia y Núremberg).
- Italia septentrional (Milán, Florencia, Génova y Venecia, con sus hinterland).
A estos tres polos urbanos desarrollados entre los siglos XII y XIV, que se dedicaban a los intercambios comerciales a través de las grandes áreas del comercio europeo del Báltico y el Mediterráneo, se le sumó en el siglo XVI un tercer polo comercial en el Atlántico, con Sevilla y Amberes como principales centros urbanos.
El Barroco, siglo XVII, introdujo importantes cambios en el urbanismo de las ciudades europeas: se derribaron las murallas de algunas ciudades (caso de París, cuyo espacio fue ocupado por los bulevares), se hicieron importantes reformas interiores, pero la crisis de este siglo ralentizó el ritmo de crecimiento.
El siglo introdujo el urbanismo ilustrado que originó importantes reformas, se abrieron nuevas avenidas, amplias, arboladas, se mejoró la higiene y se tendió a embellecer las ciudades.
La Revolución Industrial significó un cambió radical en el proceso de concentración de la población en las ciudades. La industrialización supuso un aumento de la demanda de mano de obra en los centros mineros e industriales. El desarrollo económico que para la ciudad significó el proceso industrializador tuvo como consecuencia la concentración de la población en los centros urbanos. La urbanización
en los países industriales esta correlacionada directamente con el desarrollo económico de las ciudades. Algunas ciudades crecen de forma desmesurada, sin tiempo para ordenar dicho crecimiento, lo que origina escasez de viviendas, especialmente, para dar alojamiento a los obreros que llegaban del campo, lo que originó barrios periféricos de infravivienda, sin infraestructuras de ningún tipo.

Desde 1950 se produce una nueva fase de crecimiento de la población urbana mundial como consecuencia de la eclosión del crecimiento de las ciudades de los países menos desarrollados. Este crecimiento esta relacionado con la interacción de dos procesos: el éxodo rural y un aumento extraordinario del crecimiento natural. Pero el incremento de la urbanización en los países menos desarrollados no ha sido consecuencia del desarrollo económico de las ciudades, y el proceso de urbanización no forma parte integral del desarrollo, a diferencia de lo que ocurrió en los países industrializados durante el siglo XlX y comienzos del XX En la actualidad mientras se produce el vertiginoso crecimiento urbano en las ciudades del Tercer Mundo, en las aglomeraciones urbanas europeas y norteamericanas se h a iniciado un proceso de ralentización del crecimiento.
Un fenómeno propio de finales del siglo XX y comienzo del siglo XXI es el aumento de las megaciudades, que son aglomeraciones urbanas de, al menos, 10 millones de habitantes. En 1950 sólo había una, 15 en 1990, 20 en el año 2004.
La distribución geográfica de las grandes aglomeraciones urbanas también ha cambiado. Antes de 1950 la mayoría se situaban en el Hemisferio Norte y en los países desarrollados. Londres fue la primera ciudad en sobrepasar los varios millones de habitantes, con más de dos millones en la segunda mitad del siglo XIX, reflejo del poder económico y político del Imperio Británico. En 1990 había 34 ciudades
con más de 5 millones de habitantes y 12 megaciudades con más de 10 millones.
En la actualidad son 36 megaciudades con Tokio a la cabeza con 39 millones de habitantes, aunque en esta década, será superada por Delhi (La India).

Frente al estancamiento del crecimiento de las ciudades en los países desarrollados, los mayores crecimientos urbanos se están produciendo en la parte oriental de Asia y el Indostán, destacando China e India, pero África va se va incorporando rápidamente al proceso de urbanización, cambiando el mapa de distribución de las megaciudades. Se calcula que en 2075 la ciudad más poblada del planeta sea Kinsasa, en la República Democrática del Congo.

El rápido crecimiento de muchas de estas ciudades acarrea importantes problemas, como la incapacidad de ofrecer viviendas a toda la población que llega, lo que favorece que surjan extensas áreas de infraviviendas, y que como se ha visto en el caso de América Latina en las denominadas favelas, es muy difícil de erradicar; la saturación de las redes de transporte y la congestión de las telecomunicaciones; o problemas ambientales que acaban por repercutir no solo en el medio natural, sino también en la salud y bienestar de sus residentes.

Actividad. Visualizar el siguiente vídeo
E el siguiente vídeo se expone, de forma sintética, el proceso de urbanización examinado anteriormente:
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