El aprovechamiento de los recursos hídricos tiene larga tradición en la Península Ibérica. Desde las construcciones romanas (acueductos, implantación de regadíos,..) a la época andalusí en que se extiende y desarrolla una cultura del agua altamente sofisticada al servicio de la agricultura. El agua es referente de los ilustrados (siglo XVIII) y regeneracionistas (siglos XIX y principios del XX), símbolo de progreso social y agrícola. Esta línea de pensamiento culmina en el Estado español durante la II República con el Plan Nacional de Obras Públicas de 1933, que contemplaba la construcción de presas, embalses, trasvases,… muchos de ellos realizados a partir de 1960.
6. Usos y aprovechamientos del agua
6.1. Aprovechamientos humanos
En la actualidad, los aprovechamientos humanos del agua son muy variados. Unos suponen su consumo, pérdida o deterioro, mientras que otros emplean el agua pero no la consumen y la alteran relativamente poco. En España, se ha incrementado el consumo en las últimas décadas debido a la expansión urbana, a la industrialización, al aumento del regadío, al turismo, a la proliferación de las segundas residencias y a la mejora de la calidad de vida.
Los usos consuntivos son aquellos en los que se realiza la extracción de agua de su lugar de origen para facilitar su consumo. Casi toda el agua que se utiliza en los usos consuntivos procede de los recursos hídricos naturales: lagos, ríos y agua subterránea. Podemos señalar entre ellos:
- Usos agrarios. El consumo agrícola se debe al riego de los campos de cultivo y supone el mayor porcentaje de consumo en el mundo. Las necesidades de agua dependen directamente del clima, el tipo de suelo y los tipos de cultivo de cada zona.
- Usos ganaderos. Engloba los requerimientos de agua para la alimentación de los animales y para su adecuado desarrollo, como la limpieza, la refrigeración y la humectación ambiental.
- Usos municipales. El abastecimiento urbano abarca las necesidades de agua de las viviendas, es decir, el uso doméstico, y el de comercios, centros y servicios públicos.
- Usos industriales y mineros. El agua que se utiliza en la industria se aprovecha como materia prima, refrigerante, depósito de vertidos y agente de transporte. En la minería, el agua se usa para separar los minerales de las rocas.
Los usos no consuntivos son aquellos que consisten en el consumo de agua en su lugar de origen. Destacan
- Usos energéticos. Principalmente para la producción de energía eléctrica. Los saltos de agua son un sistema muy eficaz para producir energía eléctrica.
- Navegación. Este transporte de mercancías y de personas permite la comunicación entre países y continentes.
- Usos recreativos. Agua de embalses, ríos y mares para numerosas actividades deportivas, como navegación a vela, remo o motor. También los campings y los lugares de acampada se ubican cerca de la cuenca de los ríos o en las playas.
- La pesca. Se considera la extracción de peces con fines comerciales y recreativos.
- Usos ambientales. Los ecosistemas acuáticos necesitan un aporte de agua mínimo.
- Acuicultura: la cría de determinadas especies de peces facilita el consumo humano, a cambio del uso del agua en piscifactorías.

Sobre el 80% del consumo de agua en España se destina a usos agrarios. Este altísimo porcentaje se debe a la importancia de la agricultura de regadío (casi 4 millones de ha) en regiones muy deficitarias. Hay que tener en cuenta que, en general, se despilfarra el agua por su bajo coste, y que domina el «riego a manta», método que consume diez veces más agua que el riego por goteo o micro-aspersores.
Los usos urbanos e industriales son abastecidos por las aguas superficiales y subterráneas. La demanda de agua para estos usos ha sufrido un ascenso imparable desde mediados de este siglo. Por otro lado, estos usos necesitan complejas redes de distribución y sistemas de potabilización y, posteriormente, de depuración. Los mayores problemas de abastecimiento se producen en verano y en las zonas residenciales costeras, especialmente en el litoral mediterráneo y en el sur.
La producción hidroeléctrica ha convertido a España en uno de los líderes mundiales actuales, con casi 20 000 MW. El agua también se emplea en la refrigeración de centrales térmicas y nucleares. Muchos usos tradicionales del agua (molinos, batanes, ferrerías) han desaparecido, pero existen otros nuevos: usos de ocio y turismo o usos ecológicos para el mantenimiento de los ecosistemas acuáticos y ribereños.
6.2. El balance hídrico
En España, los recursos hídricos proceden, sobre todo, de las precipitaciones, que alimentan las aguas superficiales y los acuíferos. De su volumen total (unos 346000 hm3/año) solo queda disponible un 32% (111.305 hm3) debido a la fuerte evaporación, y de este volumen se aprovecha menos de /a mitad (46.000 hm3). Aunque esta cantidad es todavía superior a la demanda de agua (35.323 hm3/año), existe un déficit hídrico anual en torno a 3.000-4.000 hm3, debido a la incidencia de una serie de problemas:
- La irregular distribución de los recursos. Los ríos, que constituyen la principal fuente de abastecimiento, presentan una fuerte irregularidad estacional e interanual y una desigual distribución espacial. En la vertiente cantábrica, además de contar con precipitaciones que superan los 1000 mm anuales, un 55% de ellas alcanza la red fluvial. Sin embargo, en el sur (Guadiana, Guadalquivir, Júcar, Segura), donde las precipitaciones son mucho menores, el 80% del agua precipitada no llega a los ríos. En las cuencas del Duero, del Ebro y del Tajo, la situación es intermedia, ya que las pérdidas oscilan entre el 60 y el 70%. Este hecho determina la presencia de cuencas con claros excedentes (Norte, Duero, Tajo y Ebro), cuencas con equilibrio entre recursos y demanda (las demás cuencas atlánticas y la del Pirineo Oriental) y cuencas con déficits evidentes (las restantes cuencas mediterráneas). El agua procedente de los acuíferos, de la desalinización marina y de la reutilización de las aguas depuradas representa un volumen mucho menor.
- La irregular distribución de la demanda. Esta se concentra en el área de mayor dinamismo económico y demográfico, el arco mediterráneo, cuyos recursos son escasos.
- La insuficiencia de los embalses y las pérdidas de agua. El agua almacenada en los embalses no basta para cubrir una demanda en alza. A este problema se suman las importantes pérdidas anuales de agua motivadas por el uso de sistemas de riego inadecuados y por las fugas de las conducciones. Según los expertos, el déficit hídrico motivado por estos problemas podría elevarse a mediados de siglo, si, como consecuencia del cambio climático, disminuyen las precipitaciones en torno a un 10% y aumenta la temperatura entre 2°C y 2,5°C.
6.3. La política hidráulica
La mayor parte de los usos del agua necesita obras de regulación, distribución, defensa y mejora de calidad. Son las infraestructuras y equipamientos hidráulicos: presas, canalizaciones, trasvases, etc. Algunos, como los acueductos, tienen sus antecedentes en la época romana (Segovia, Tarragona, Mérida). Los árabes mejoraron los sistemas de riego. En el siglo XVI se iniciaron grandes canales como los de Tauste, Imperial de Aragón y Castilla, que no se concluyeron hasta el siglo XIX. A lo largo del siglo XX, el aprovechamiento del agua y las infraestructuras hidráulicas ha crecido de forma incesante.

Pero, la escasez de agua, el consumo excesivo, la creciente demanda, su mal uso, la contaminación,… ponen de manifiesto la fragilidad del modelo tradicional del uso y gestión del agua en el Estado español, provocando tensiones sociales, territoriales y políticas. Por ello, se promulga en 1985 la Ley de Aguas; en 1993 se presenta el Plan Hidrológico Nacional (modificado en 2005) y el 1998, el Libro Blanco del Agua.
- Planes Hidrológicos de Cuenca: planes que recogen las necesidades y las obras que se van a llevar a cabo en la cuenca de un río. Cuando el río recorre solo una Comunidad Autónoma interviene esta Comunidad Autónoma, pero si atraviesa más de una Comunidad Autónoma interviene el Gobierno español.
- Plan Hidrológico Nacional: Plan diseñado por el Gobierno español para regular el uso de los recursos hídricos. Contempla obras de saneamiento, depuración, modernización de regadíos, restitución forestal, acondicionamiento de cauces para calcular las avenidas, además del ahorro en el consumo doméstico. En sintonía con el Programa AGUA (Actuaciones para la Gestión y la Utilización del Agua), que sigue la Directiva Marco europea del Agua (DMA, 2000) y propone los siguientes objetivos: lograr el autoabastecimiento hídrico de cada cuenca; conseguir una buena calidad del agua; prevenir las inundaciones y sequías e impulsar la investigación y la innovación tecnológica.
Con estas iniciativas se pretende lograr un modelo basado en una política integral del agua, en la planificación a escala estatal y por cuencas hidrográficas, en el uso racional y equilibrado de los recursos hídricos…
Considerando que el agua es un bien escaso, su gestión se presenta como un problema que genera graves enfrentamientos políticos por el control del recurso, manifestándose, sea cuando se proyecta un trasvase que afecta a distintas Comunidades Autónomas, sea cuando la presión urbanística degrada los recursos hídricos, generando situaciones más alarmantes en unas zonas que en otras. Ejemplo de esta problemática es el caso de Andalucía en la que su Estatuto de Autonomía de 2007 traspasó la gestión del territorio andaluz de la Cuenca del Guadalquivir a la Junta de Andalucía para que luego una sentencia del Tribunal Constitucional español anulara esta transferencia, devolviéndolo al control del Gobierno español.
6.4. Las obras hidráulicas
Las obras hidráulicas son infraestructuras construidas para regular los recursos hídricos y mejorar la calidad del agua. La política hidráulica española ha ido encaminada a abordar los problemas arriba mencionados con la puesta en marcha de unas actuaciones muy variadas y centradas en:
La creación de embalses ha permitido contar con una capacidad media de 56.000 hm3, pero muy variable según los avatares climatológicos. La distribución geográfica depende mucho del factor litológico, de manera de que los terrenos silíceos son los más apropiados, de ahí que la mayoría y los más importantes los encontremos en la zona oeste peninsular. Los embalses son grandes extensiones de agua almacenada artificialmente detrás de una presa o barrera transversal a la corriente de agua. Su número ha aumentado desde principios del siglo XX hasta sumar más de mil, y para su construcción se han aprovechado los desniveles de los ríos principales. La mayoría de los embalses privados se destinan a la producción eléctrica, y los estatales a asegurar el abastecimiento. Además, los embalses sirven para regular el caudal de los ríos y evitar inundaciones. No obstante, los embalses presentan ciertos problemas. Se aterran por la acumulación de sedimentos que disminuyen su capacidad. Algunos son inviables por haberse construido en áreas con insuficiente alimentación de agua o fuerte evaporación, o no son rentables económicamente ya que proporcionan riego a productos excedentarios de la UE. Además provocan alteraciones sociales, como inundaciones y alteraciones medioambientales, al modificar las condiciones ecológicas de los seres vivos acuáticos.
- Canales y trasvases. Política encaminada a trasvasar agua de las cuencas que poseen superávit a las de déficit (trasvases Tajo-Júcar-Segura, o el proyecto derogado del trasvase del agua del río Ebro desde Cataluña al Levante y que generó y genera una fuerte polémica y oposición política y social en las Comunidades afectadas de las que se quería detraer aguas)
- Pozos para captar el agua subterránea, de los que existen en número de medio millón.
- Desalinizadoras encaminadas a aprovechar el agua del mar en zonas con graves problemas de abastecimiento (costa surmediterránea, Levante valenciano y murciano, Cataluña, Canarias). El gran problema que tienen es su alto coste de producción y el gran consumo de energía y la emisión de vertidos. En total existen aproximadamente unas 700 desaladoras.
- Reducción del consumo mediante la racionalización del mismo: mejora en los sistemas de regadío; reutilización del agua depurada para algunos casos como las industrias, limpieza de calles, jardines o campos de golf; concienciación ciudadana, etc.
- Plantas para mejorar la calidad del agua: plantas potabilizadoras, que tratan las aguas que se van a beber, y las plantas depuradoras, que tratan las aguas residuales para evitar que contaminen.
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