2.1. Evolución geológica
La configuración actual del relieve español es la consecuencia de la actividad de los fenómenos geológicos internos y de los agentes erosivos externos. La historia geológica de la península Ibérica y la del archipiélago balear están unidas y es muy remota. La evolución de la península Ibérica está condicionada por su posición entre dos placas tectónicas -la placa euroasiática y la placa africana-. El bloque ibérico se configura como una microplaca afectada por los movimientos y desplazamientos de esas dos grandes placas. Por el contrario, el archipiélago canario es una unidad geológica cuyo origen está unido al del continente africano y tan solo se remonta a hace unos 20 millones de años.
a) La Era Precámbrica (4.600-570 millones de años)
Durante el Precámbrico, los mares ocupaban el espacio actual de la Península. Tan solo emergían algunos relieves en la región de Galicia y al oeste de la Meseta, que al final del Precámbrico ya estaban totalmente arrasados y cubiertos por las aguas. A escala planetaria, cuando concluye esta era, todas las tierras emergidas formaban un único continente, Rodinia (que en ruso significa «nuestra tierra natal»), también llamado Pangea I.
b) Era Paleozoica (570-230 millones de años)
El Paleozoico comienza con la fragmentación de Rodinia en dos grandes placas o continentes separados por el mar de Tethis. El espacio peninsular cubierto por las aguas fue rellenándose de sedimentos.
Se produjeron dos orogenias. La más antigua fue la orogenia caledoniana, entre los períodos Ordovícico y Silúrico, que apenas afectó al espacio peninsular. La segunda fue la orogenia herciniana, se desarrolló durante el Carbonífero y tuvo un importante papel en nuestra historia geológica. Como consecuencia, se levantó una gran cadena montañosa, de dirección NO-SE, que al final de la era aparece totalmente arrasada y convertida en un zócalo que bascula o se inclina hacia el este. El zócalo recién formado, llamado macizo Hespérico, ocupaba gran parte del centro y oeste peninsular. Este macizo es el esqueleto o pieza clave en torno a la que se va a estructurar el relieve peninsular.
Al finalizar la era Paleozoica aparecieron también otras tierras emergidas, igualmente arrasadas y transformadas en superficies de erosión. Al noreste del macizo Hespérico surgen los macizos del Ebro y el Catalano-Balear, y al norte de estos el macizo de Aquitania. Al sureste aparece el macizo Bético-Rifeño.
c) Era Mesozoica (230-65 millones de años)
Es una fase de calma geológica, en la que domina la erosión y la sedimentación. Se producen movimientos epirogénicos (movimientos lentos de ascenso y descenso de la corteza terrestre), que provocaron avances y retrocesos en el nivel del mar: había etapas de transgresión marina, en las que el mar aumentaba de nivel y cubría parte de las tierras emergidas, y etapas de regresión, cuando retrocedía el nivel del mar. La erosión continuó arrasando los viejos macizos y los materiales arrancados se sedimentaron en el fondo de los mares. Las fosas marinas de los Pirineos y las Béticas se cubrieron de potentes capas de sedimentos calizos. El borde oriental del macizo Hespérico, ocupado por el mar en las fases de transgresión, también fue objeto de sedimentación, mayor cuanto más al este. Sobre este roquedo paleozoico arrasado fueron depositándose capas de sedimentos (calizas, margas, arenas) que formaron una cobertera plástica que descansaba sobre el zócalo primario.
d) Era Cenozoica: Terciario (65-2 millones de años)
El Terciario es el período clave para la historia geológica peninsular, en el que se definen las líneas maestras del relieve actual. Es un período constructivo, de gran dinamismo tectónico. Se produjo el choque de la placa africana con la placa euroasiática, y este choque tuvo dos consecuencias: la microplaca ibérica quedó definitivamente unida a Europa y se originó la orogenia alpina. Esta orogenia tuvo profundos efectos:
- Se elevaron las cordilleras alpinas de los Pirineos y de las Béticas a partir de las potentes capas de sedimentos acumulados en las fosas marinas. Estos materiales mesozoicos (plásticos) respondieron a las fuerzas tectónicas plegándose. Como una prolongación de las Béticas emergieron las islas Baleares, al tiempo que se formaron las cordilleras catalanas.
- Entre las nuevas cordilleras y los bordes del macizo Hespérico se abrieron la depresión alpina de las Béticas y la depresión del Ebro. Ambas irán colmatándose a lo largo del Cenozoico.
- El viejo zócalo del macizo Hespérico, rígido e incapaz de soportar las tensiones tectónicas, se rompió y fracturó en bloques. Unos bloques se levantaron y dieron origen a las unidades montañosas del Sistema Central y de los Montes de Toledo. Otros bloques se hundieron y formaron las cuencas de sedimentación castellanas. El zócalo pasó de estar inclinado hacia el este a bascular hacia el oeste, lo que determina la disposición y la jerarquización actual de la red fluvial.
- Los bordes del macizo Hespérico se elevaron y formaron una potente muralla montañosa que aísla el interior peninsular: al noroeste, el Macizo Galaico-Leonés; al norte, la Cordillera Cantábrica; al este, el Sistema Ibérico, y al sur, Sierra Morena. Solo en el borde oeste se mantiene el viejo zócalo paleozoico en las penillanuras.
- En algunos enclaves aislados de la Península surgieron focos de actividad volcánica, como en el Campo de Calatrava (Ciudad Real), Olot (Girona) y el cabo de Gata (Almería).
- El archipiélago canario tuvo su origen en el Mioceno. La orogenia alpina abrió el fondo del océano Atlántico y a través de esas fracturas ascendieron materiales volcánicos que se solidificaron y formaron las islas Canarias.
e) Era Cenozoica: Cuaternario (2 millones de años-actualidad)
La última fase es una etapa de retoques erosivos y sedimentación poco potente. Los acontecimientos climáticos influyen decisivamente en la evolución del relieve en este período. La alternancia climática de fases glaciales de intenso frío y fases interglaciares de clima más templado afectó a los relieves montañosos peninsulares, más cuanto más al norte se localizaran y cuanto mayor fuera su altitud. El glaciarismo está presente en los Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sistema Ibérico, Sistema Central y, en las Béticas, en Sierra Nevada. En estos periodos se lleva a cabo una potente erosión, que da lugar a dos tipos de glaciares:
- Glaciares de circo: son acumulaciones de hielo en la cabecera de los valles, donde el hielo y deshielo rompe las rocas de las paredes del circo, ampliándolo y originando formas muy escarpadas (la mayoría de los que hay en la Península son de este tipo).
- Glaciares de valle: son ríos de hielo. Se trata de grandes acumulaciones de hielo que, por gravedad, se desplaza fuera del circo, originando valles en forma de artesa o U.
Durante el Cuaternario se acaba de establecerse la red hidrográfica, que erosiona los relieves por los que discurre y forma los actuales valles fluviales y terraza, como las del Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro. Por último, los cambios climáticos han provocado ascensos y descensos del nivel del mar y modificaciones en las líneas de costa.