El relieve terrestre es el resultado de la interacción incesante de los grandes ámbitos o "esferas" que entran en contacto dinámico en dicha superficie, es decir, la litosfera, la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera. El relieve terrestre va evolucionando en la dinámica del ciclo geográfico mediante una serie de procesos constructivos y destructivos que se ven permanentemente afectados por la fuerza de gravedad que actúa como equilibradora de los desniveles; es decir, hace que las zonas elevadas tiendan a caer y colmatar las zonas deprimidas. Estos procesos hacen que el relieve transite por diferentes etapas. Resumiendo, el relieve que vemos es el estado presente de la relación o interacción entre hechos, fuerzas y procesos que se desarrollan en la litosfera (factores internos) y hechos, fuerzas y procesos que tienen lugar en la superficie (factores externos). Todas las regiones del planeta son el resultado de la acción mutua de dichos factores.
