La balanza comercial registra las exportaciones e importaciones de mercancías. En España, tradicionalmente ha sido deficitaria, es decir, ha habido más gastos (importaciones) que ingresos (exportaciones). Sin embargo, el déficit que resulta en nuestra balanza comercial no crea especiales problemas. En los años sesenta del siglo XX, la puesta en marcha del Plan de Estabilización supuso la devaluación de la peseta, lo que contribuyó a incrementar la entrada de capital a través de tres fuentes: la remesa de los emigrantes (transferencias corrientes), los ingresos por turismo (balanza de servicios) y las inversiones de capital extranjero (cuenta financiera, inversiones directas). En la actualidad el déficit se compensa por los ingresos del turismo y por las inversiones extranjeras.
De esta manera, la evolución del comercio exterior español se caracteriza por un gran crecimiento de las exportaciones y de las importaciones desde la década de 1960. Las razones han sido cuatro: la apertura a la economía internacional a partir de 1959, la entrada en la Comunidad Europea en 1986; la creciente incorporación a la globalización económica mundial desde la década de 1980, y el fuerte crecimiento de la demanda interna hasta la crisis de 2008.
La balanza comercial (diferencia entre el valor de las exportaciones y de las importaciones) ha sido tradicionalmente deficitaria en casi todos los sectores, excepto en alimentación y automóvil. Las compras más relevantes en el exterior son de productos petrolíferos, agrícolas, metálicos y minerales. Nuestros principales proveedores son la Unión Europea con todo tipo de productos; Oriente Medio y África con productos energéticos, y Estados Unidos, con productos manufacturados, entre ellos los informáticos.
Nuestras exportaciones se basan en bienes manufacturados, seguidos por productos agrícolas, mineros y metales. Los principales clientes de los productos españoles son la Unión Europea, también con todo tipo de productos (predominantemente agrícolas), África (sobre todo el Norte) e Hispanoamérica con productos manufacturados. Este comercio con la Unión Europea y con Estados Unidos es generalmente deficitario; se compensa con las inversiones de capital extranjero en España. Justamente lo contrario ocurre con África e Hispanoamérica: produce superávit y en estas áreas es donde España invierte más capital. Esta anómala situación puede explicar, en parte, las líneas de nuestra política exterior. El comercio con Oceanía es insignificante.
En los últimos años, el déficit comercial ha disminuido. Las causas han sido la moderación de las importaciones ante el descenso del consumo motivado por la crisis, la sustitución de productos importados por productos fabricados en España y el descenso del déficit energético. Además, han aumentado las empresas exportadoras, las ventas de los sectores con mayor valor añadido; la diversificación geográfica de las exportaciones, especialmente hacia Asia, África y América Latina, y la depreciación del euro durante la crisis económica.
El comercio exterior representa un porcentaje relevante del PIB de España. Por ejemplo, En 2018, alcanzó a ser más del 68% del PIB español, según el Banco Mundial. España exportó principalmente automóviles (10,9%), productos derivados del petróleo distintos del crudo, repuestos de vehículos y medicamentos, así como "maquinaria y equipamiento de transporte", "bienes clasificados principalmente por material" y "comida, animales y bebidas, tabaco"; importaba crudo (9,1% del total de importaciones), automóviles y repuestos de vehículos, y medicamentos. Los principales destinos de las exportaciones españolas fueron Francia (15,1%), Alemania (11,1%) e Italia (8%), mientras que las importaciones provinieron sobre todo de Alemania (12,8%), Francia (10,9%) y China (8,5%). La balanza comercial del país para mercancías es estructuralmente negativa debido a las altas importaciones de combustible y los bienes de alto valor agregado. En 2018, las exportaciones crecieron 2,8% anualmente, llegando a 328.500 millones USD, mientras que las importaciones crecieron con un ritmo más rápido (7,2%), llegando a 376.200 millones. Sin embargo, España es un exportador neto de servicios, y por ello la balanza comercial general fue positiva en 2018 (estimada en 2,7% del PIB por el Banco Mundial).
En 2022, el sector exterior aportó casi la mitad del crecimiento del PIB español, con una contribución de 2,6 puntos porcentuales, sobre un incremento del PIB del 5,5%, según datos oficiales. En concreto, las exportaciones de bienes y servicios alcanzaron el 41,7% del PIB, lo que supone 6,8 puntos más que en 2021. Por un lado, las importaciones, por su parte, alcanzaron los 457.321,2 M€, también máximo histórico anual, con un crecimiento interanual del 33,4% respecto a 2021. Crecieron en mayor medida debido al efecto de la subida de los productos energéticos y materias primas, así como por la consolidación en la recuperación de la demanda interna. No obstante, este crecimiento de las importaciones se desacelera con intensidad desde agosto y en diciembre se registra la menor tasa del año (11,1%). Esto hace que el déficit comercial se incremente en el último año hasta los 68.112 M€, lo que se debe al encarecimiento de los productos, motivado principalmente por el alza de la energía, sigue siendo la principal causa del déficit. (77,3%). Por otro lado, las exportaciones igualmente consiguen un nuevo récord histórico en 2022, superando por primera vez los 43.000 exportadores regulares de más de mil euros (operadores que han exportado más de mil euros en cada uno de los cuatro últimos años), lo que supone un aumento del 2,7% en el último año. Además, la mayoría del comercio (el 90%) es realizado por exportadores regulares. En los últimos 10 años, el número de exportadores regulares de más de mil euros ha aumentado cerca del 30%". Crecen en todos los sectores en 2022 respecto a 2021 y, además, todos superan las ventas de 2019. En promedio, las exportaciones son un 34% superiores a las de 2019, por lo que han superado el impacto de la pandemia de forma generalizada. Respecto a la situación por mercados, la recuperación de las exportaciones españolas ha sido más rápida con nuestros principales socios europeos: las exportaciones a la UE-27 crecieron por encima del conjunto (24,9% interanual, frente al 22,9%) y su peso ascendió al 62,8%, un punto más que el año anterior. Los países que más contribuyeron al crecimiento de las exportaciones fueron: Francia, Bélgica, Portugal, Alemania e Italia. Por su parte, las ventas a terceros destinos también se incrementaron con un aumento del 19,7%.
https://comercio.gob.es/ImportacionExportacion/Informes_Estadisticas/Historico_Informes/Mensuales/2022/2022-12_Nota_ejecutiva.pdf