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1. El sector de los servicios

1.1. ¿Qué es el sector servicios y qué representa en España?

El sector terciario incluye las actividades económicas que no producen bienes materiales, sino que prestan servicios a la población y las empresas y que suponen una inmensa variedad de actividades. Es necesario subrayar la heterogeneidad del sector terciario, en el que se incluyen actividades muy diversas: desde el reparto de propaganda a domicilio a la investigación. Por este motivo, algunos autores hablan de terciario “decisional” o “avanzado”, o incluso de sector “cuaternario”, para referirse a los servicios que requieren un mayor grado de cualificación.

El peso de los servicios en la economía española crece, sobre todo en el mercado laboral. Al comienzo de la crisis, en 2008, el 68,1% de todos los ocupados trabajaba en el sector servicios; en 2018 era el 75,5%, una subida de más de siete puntos, según Eurostat; en 2022, alcanza un 76'15%, con un total de 15.523.400 empleados aproximadamente. A su vez, representaba ua en 1995 el sector servicios el 60,4 % del PIB nominal mientras que en 2021 las cifras eran del 67,2%. El fenómeno no es exclusivo de España: la terciarización de la economía viene de muy lejos y continúa. Pero el salto español de la última década destaca en Europa, donde solo ha sido mayor en Portugal y en Croacia. Detrás del fenómeno está el hundimiento de la construcción y el hueco que ha dejado, y el tirón de ramas como transportes y hostelería.

No obstante, conviene tener en cuenta que esta aportación al PIB, tomada aisladamente como índice de desarrollo económico, puede resultar engañosa. Dos ejemplos Primero: en ocasiones se tolera la existencia de un sector terciario irregular como solución a graves problemas de empleo (vendedores ambulantes, buzoneo, chatarreros, etc.). Segundo: si tomamos en consideración el sector servicios en relación con el PIB en una región rica y otra pobre veremos que porcentualmente es mayor en la pobre; ello no quiere decir que esta región esté más desarrollada que la otra, lo que ocurre es que los servicios -al menos los públicos- son prácticamente idénticos en ambas regiones. por lo que ante la debilidad de las actividades industriales en la región menos desarrollada los servicios resultan, porcentualmente, superiores.

1.2. Clasificación de los servicios

Funcas

El sector terciario es muy heterogéneo y se presta a distintas clasificaciones:

  • a) Una clasificación básica diferencia dos grupos, según su titularidad y fines. Los servicios privados o de mercado los prestan empresas privadas con el dinero pagado por los clientes. Su fin es obtener un beneficio económico. Los servicios públicos o de no mercado los prestan el Estado o las administraciones públicas, con el dinero recaudado por los impuestos. Su fin es proporcionar bienes de interés general a la sociedad, como la sanidad o la educación, por lo que algunos son deficitarios.

  • b) Según la función que desempeñan pueden ser administrativos (ayudan a la organización del Estado y de las empresas privadas), financieros (realizan operaciones monetarias, custodia del dinero y préstamos, como bancos, bolsas, aseguradoras); de transporte (terrestre, marítimo, aéreo, fluvial); información y comunicación (radio, televisión, prensa, correo); comerciales (comercio al por mayor y al por menor); ocio y turismo (diversión y descanso); personales, ofrecidos por profesiones liberales (abogados, arquitectos) y otros profesionales (electricistas, fontaneros); y sociales (educación, sanidad, protección social).

1.3. El proceso de terciarización de la economía española

INE

Se dice, no siempre con fundamento, que en los países subdesarrollados predominan las actividades extractivas o sector primario, en los países en vías de desarrollo las predominantes son las actividades de transformación o sector secundario; ambas producen bienes materiales: y finalmente, se afirma, que en los países desarrollados predominan las actividades que no producen bienes materiales, sino los servicios o sector terciario.  

Ese proceso de terciarización de la economía puede explicarse, en cualquier país, como sigue. A medida que un país se va desarrollando económicamente las retribuciones dinerarias percibidas por la población exceden a las necesidades de adquisición de bienes básicos para la subsistencia. Es decir, que después de adquirir esos bienes aún le sobra dinero. Ese dinero sobrante lo emplea en la consecución de otros bienes, a veces incluso inmateriales: cultura, arte. deporte, ocio, etc. Para satisfacer esta demanda se ofrecen cada vez más personas.

Pero ocurre, además, que a medida que el territorio se va industrializando se producen los mismos e incluso más bienes con menos personal; no quepa, pues, otro remedio que dedicar menos personas a la producción o que éstas trabajen menos horas; cabe incluso la posibilidad teórica apuntada por algunos economistas (Galbraith) de que haya personas que no trabajen nunca de forma permanente. En cualquier forma, el hecho cierto es que la población de un país desarrollado tiene cada vez más tiempo libre que puede dedicar a tareas no productivas.

En resumen, tanto porque los excedentes económicos dinerarios de la población son cada vez mayores, como porque cada vez se necesitan menos personas en el sector puramente productivo de bienes materiales, un importante grupo humano ha de dedicarse a actividades materialmente no productivas. Por ello el sector de producción de bienes inmateriales, o prestación de servicios va en aumento.

FUNCAS

En el caso español, si nos fijamos en la población dedicada a cada una de esas actividades a lo largo de los años, las anteriores afirmaciones son totalmente ciertas. Atendiendo a la evolución de la población activa por sectores hasta los años 60 del siglo XX España era un país subdesarrollado en el que predominaba el sector primario. A finales de dicha década comenzó el desarrollo del país, que continuó durante los años 70, cobrando importancia el sector secundario; a partir de la década de los 80 el sector que más población empleaba era ya el terciario. Desde esos años puede decirse que nuestro país estaba plenamente desarrollado.

De acuerdo con lo que acabamos de decir, esa terciarización de la economía española puede dividirse en tres etapas. Entre 1959 y 1975, el Plan de Estabilización impulsó el desarrollo industrial y la tímida liberalización de las costumbres favoreció al turismo, junto a un proceso de urbanización muy intenso; la Ley General de educación de 1970, que hacía obligatoria la escolarización hasta los catorce años de edad. inició un crecimiento de los servicios educativos. La crisis de la energía de 1973 y la inestabilidad institucional llevaron al parón industrial y la reconversión; así, el crecimiento de la mayoría de los sectores se debilitó, mientras que el sector servicios fue el único que experimentó un crecimiento de la población ocupada y en la producción; prosiguió asimismo el aumento del turismo, los servicios educativos y sanitarios. A partir de 1986, con la entrada en la Unión Europea la evolución económica ha sufrido altibajos en la producción de servicios, aunque la relevancia del sector terciario en el conjunto de la economía sigue creciendo a un ritmo superior de la agricultura, la industria y la energía; se produjo lo que podría llamarse explosión turística y se universalizaron los servicios educativos y sanitarios; a ello contribuyen las nuevas tecnologías y las telecomunicaciones, por su vinculación a las actividades productivas de las empresas y para satisfacer las nuevas demandas de ocio y de tiempo libre.

Colegio de Economistas de Madrid

En síntesis, varios factores explican el crecimiento del empleo y la producción en los servicios, tales como:

  • La progresiva industrialización, que fomentó el aumento de la demanda de servicios como los transportes, las actividades bancarias y financieras. Otra de las consecuencias del desarrollo industrial fue el crecimiento de las ciudades y, por ello, de la oferta de servicios como sanidad, educación, comercio, etc.

  • El aumento del turismo que, desde los años 80 sobre todo, impulsó el desarrollo de servicios como hoteles, restaurantes, servicios relacionados con el ocio, transportes, bancos, etc. El turismo sigue siendo hoy no sólo uno de los pilares más importantes del sector terciario, sino también de la economía española.

  • De forma paralela al desarrollo de la industria y del turismo, se elevó el nivel de vida de la sociedad española. La consecuencia fue el cambio de las pautas de consumo y el aumento de la demanda de ciertos servicios relacionados con el ocio, el deporte, la hostelería, cultura, servicio doméstico, guardería, bancos, etc.

  • En los años 80 también aumentó el gasto público dirigido a la prestación de ciertos servicios como enseñanza, investigación, comunicaciones, sanidad... Al mismo tiempo, con la instauración del Estado de las Autonomías, se duplicaron las administraciones (central y autonómica) lo que supuso un aumento importante del número de funcionarios. La modernización del sistema impositivo con la implantación de nuevos impuestos supone la necesidad de más funcionarios, gestorías, asesorías financieras y económicas, etc.

  • FUNCAS

    La incorporación de la mujer al mercado laboral y los cambios en el mercado de trabajo se tradujeron, entre otras cosas, en un aumento de la oferta de guarderías o de servicio doméstico.

  • El papel de refugio del sector terciario para muchos activos que han perdido su empleo en la industria y la agricultura.

  • Los cambios en los sistemas productivos y las innovaciones continuas, que las empresas que las empresas industriales exijan a la producción servicios que antes no existían o que se desarrollan dentro de las propias empresas, lo que ha producido un fenómeno de externalización de costes, ejemplo de ello ha sido el crecimiento de gestorías, asesorías, consultorías, etc.

Tanto en términos de empleo como de aportación al PIB, todas la Comunidades Autónomas muestran una clara hegemonía de las actividades de servicios, superando a escala nacional el 50% en ambos parámetros. Sin embargo, esta aparente homogeneidad esconde las dos características provinciales que tiene la distribución del sector terciario en el territorio español: por un lado, el grado de terciarización es desigual; y, por otro, conforme se analizan las distintas rama que componen los servicios se comprueba estas desigualdades se acrecientan en aquellas zonas más especializadas.

Si nos centramos en el grado de terciarización del empleo, extraemos las siguientes conclusiones:

INE
  • El empleo en el sector terciario es mayor en aquellas Comunidades Autónomas con un peso importante del turismo, como Islas Baleares, Canarias y Andalucía como centros rectores del país, como Madrid.

  • Por el contrario, en el resto de las Comunidades la presencia del sector terciario es menor. En Murcia, Castilla-La Mancha, Navarra, Galicia y La Rioja se dan los porcentajes más bajos de empleo en este sector. Esto se debe a que las actividades del sector primario y las industrias relacionadas con ellas tienen mayor peso relativo.

  • Un caso excepcional es el de Ceuta y Melilla, que rondan el 90% de la población activa dedicada al sector terciario, debido a la práctica ausencia de otras actividades productivas.

Atendiendo a la contribución del sector al PIB por Comunidades también podemos apreciar interesantes diferencias. Las Comunidades con los valores más elevados son Islas Baleares, Canarias, Madrid, Andalucía, Ceuta y Melilla, Cataluña y Comunidad Valenciana. Todas ellas compar- ten las altas tasas de densidad de población y urbanización, factores que requieren servicios cada vez más especializados y numerosos. Pero presentan, a su vez, diferentes situaciones.

  • En unos casos, el peso en el PIB del sector terciario obedecería a la importancia del sector turístico, como ocurre en los dos archipiélagos.

  • En otros, se debe a la importancia de los servicios públicos, a su condición de capitalidad, a su papel destacado como centro financiero o a la centralidad que beneficia la ubicación de importantes sedes de empresas. Es el caso de Madrid.

  • El elevado PIB de Ceuta y Melilla responde al gran peso del sector público.

  • En el caso de Cataluña y Comunidad Valenciana influye también la acusada terciarización de su industria y la existencia de núcleos urbanos de carácter metropolitano.

Finalmente, también las distintas ramas del sector terciario tienen un peso desigual en cada caso. Hay que tener en cuenta que los servicios muy especializados son propios de las grandes ciudades. Por ejemplo, en turismo, destacan Canarias, Islas Baleares, Andalucía o la Comunidad Valenciana; otras comunidades son centros económicos del país y reúnen los serviciosa a empresas, como la Comunidad de Madrid, Cataluña o el País Vasco. En el resto predominan los servicios administrativos y asistenciales, y el comercio.

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