Saltar la navegación

2.5. Transporte aéreo

El transporte aéreo en España tiene sus orígenes en 1919, en la línea comercial Madrid-Barcelona. En sus primeros momentos se dedicó al transporte postal, utilizaron aviones y pilotos veteranos de la Primera Guerra Mundial, que fueron sustituidos posteriormente por pilotos españoles, y, casi de inmediato, se pusieron en funcionamiento líneas comerciales entre Sevilla y Larache (Marruecos) y entre Madrid y Barcelona, Mallorca, Valencia, Málaga-Melilla, y Sevilla. Algo más tarde se abrieron líneas internacionales con Lisboa, París y Berlín, hasta que se cruzó el Atlántico en 1926. 

En este contexto el Estado se hizo cargo de este medio de transporte mediante la creación, en 1927, de la compañía Iberia, lo cual representó un gran impulso. Antes de la Guerra Civil ya se habían fundado varias compañías aéreas y se había establecido una red de aeródromos, que fue la base de la futura red de aeropuertos. Terminada la guerra, los servicios aéreos regulares entre la Península, las islas, colonias y protectorados fueron cubiertos por esta compañía, a la que el Estado concedió el monopolio" de dichos servicios, pasando a formar parte del INI en 1943. Cinco años más tarde se crea la compañía Aviaco, que pasó también al INI en 1954, y a la que se le asignó el transporte nocturno del correo aéreo con la posibilidad de admitir pasajeros hasta completar su carga. El paulatino incremento del tráfico aéreo y los avances experimentados por la aviación en la II Guerra Mundial fomentaron el tráfico internacional, a cuyo fin en 1946 se estableció la aduana de Barajas.

En los años sesenta, con el auge del turismo, Iberia conoció una gran prosperidad, lo que conllevó una importante renovación de su flota y un enorme crecimiento de la compañía. También operaban en estos años otras compañías de vuelos chárter, como Air Spain, Spantax, Transeuropea o Tráfico Aéreo Español (TAE), que ya existía en 1940. En los años setenta se siguió la política de que todas las ciudades de ciento tamaño contasen con un aeropuerto, aunque muchos de ellos no resultan rentables en la actualidad

Elaboración propia

La aplicación de los avances técnicos y la generalización de los aviones a reacción en sustitución de los aviones de hélice permitieron el nacimiento de una nueva era, marcada por el aumento de la capacidad de carga de los aparatos, una mayor autonomía de vuelo y velocidad de crucero, el abaratamiento del coste de los pasajes, etc. Ello repercutió en la facilidad de los desplazamientos a larga distancia y benefició a España, que estaba configurándose como un importante destino turístico, amén de ser lugar de escala en el tráfico intercontinental.

Una prueba de la importancia alcanzada por el transporte aéreo es el hecho de que este incremento ha sido continuado desde hace décadas, por ejemplo en el número de pasajeros, con las incidencias negativas que siempre ocasionan las crisis económicas; así observamos, cómo la crisis de 2008-2010 que frenó entonces su progresión, para recuperarse en la segunda mitad de la segunda década del siglo XXI. En 2019, se contabilizaron 275,2 millones de pasajeros en la red española de AENA; de esa cifra, 188,8 millones fueron pasajeros de vuelos internacionales, cifra récord, frente a los 85,5 millones de vuelos nacionales; el número de operaciones de aeronaves fue superior a 2,3 millones y el tráfico de mercancías rebasó 1.069.557 toneladas. La pandemia del coronavirus supuso la cancelación de vuelos de todas las aerolíneas, como prueba que el tráfico de pasajeros en la red de AENA fuera un 56 menor que en 2019, aunque las cifras de 2022 (243.681.775 pasajeros) e inicios de 2023 apuntan a casi una recuperación total de los niveles de 2019; además, se han trasportados 1.000.624.552 kg. de mercancías y 17.532.610 kg. de  correos. En este contexto, las compañías que más sufrieron el parón pandémico fueron las chárter, especializadas en vuelos turísticos como EasyJet, Jet2, Condor o TUI; la crisis sirvió para que la irlandesa Ryanair consolidara su liderazgo como la aerolínea que más pasajeros transporta en España.

Este importante auge se ha debido a varias causas. El aumento del poder adquisitivo ha permitido viajar de forma más rápida, más cómoda y con mayor asiduidad por motivos de trabajo, formación o de ocio. Asimismo, el desarrollo turístico y el incremento de las relaciones comerciales, junto con otros factores, como el aumento del nivel de vida, han incentivado el uso del transporte aéreo. Además, la liberalización del tráfico aéreo, ha aumentado la competencia entre las compañías aéreas y la competencia entre vuelos regulares y chárter, que rebajan sus precios. En relación con ello, también han tenido mucho que ver en el espectacular crecimiento de viajeros los cambios producidos en los últimos años en el sector del transporte aéreo, que han permitido la aparición de numerosas compañías aéreas de bajo coste. Estas nuevas compañías han rebajado y flexibilizado mucho las tarifas mediante la introducción de la venta electrónica, la utilización de aeropuertos menos saturados, y la creación de nuevos enlaces aéreos directos entre ciudades europeas, evitando las escalas en los principales aeropuertos de Europa.

Con la entrada de España en la UE y, en general, con la internacionalización de la economía, el transporte aéreo adquirió una importancia cada vez mayor, sobre todo, en el transporte de larga distancia. Existe una demanda creciente de movilidad entre las principales ciudades europeas, ya que las buenas conexiones entre ellas, por medio de rápidos enlaces aéreos, constituyen un elemento clave en la accesibilidad desde una dimensión europea. No obstante, la progresiva generalización de la red ferroviaria europea de alta velocidad está restando importancia al sector aéreo en los enlaces europeos, lo que con seguridad contribuirá a descongestionar el saturadísimo tráfico aéreo de Europa.

Tras un largo debate sobre el modelo de gestión aeroportuaria, en 2010, se produjo la escisión del hasta entonces ente público Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), con dos parcelas de actividad diferenciada: el control de la navegación aérea, de carácter público, bajo el control del ente ENAIRE; los activos aeroportuarios se transfirieron a una sociedad anónima, también denominada posteriormente AENA (2014), de carácter mixto con un 49% en manos privadas. También gestiona, además de los aeropuertos de interés general, con su filial internacional, en la gestión de quince aeropuertos de Europa y América, lo que la convierte en el primer operador aeroportuario del mundo por número de pasajeros.

España cuenta así con una amplia red aeroportuaria, muy jerarquizada, distribuida por todo el territorio. La red aeroportuaria española está integrada por 49 aeropuertos, pero con diferentes niveles jerárquicos según su tráfico de pasajeros.

  • Aeropuertos de primer nivel o hubs (intercambiadores) intercontinentales. La competencia global en el transporte aéreo está produciendo una concentración cada vez mayor de los vuelos intercontinentales. En este contexto, varios aeropuertos españoles han crecido de forma notable en la últimas décadas, entrando en el top ten de los aeropuertos europeos: el de Madrid Adolfo Suárez-Barajas (50.633.652 millones de pasajeros en 2022, con un 20'78% del total español), en el quinto lugar en movimiento de pasajeros, tras los de Estambul, Amsterdam, Londres, París; y el de Barcelona-El Prat (41.639.622 millones de pasajeros y un 17'09% del total). Entre estos dos aeropuertos y el de Palma de Mallorca se mueve aproximadamente la mitad del tráfico de pasajeros aeroportuario español, situándose los tres entre los diez de mayor movimiento de Europa.

  • Aeropuertos de segundo nivel. Coinciden con aeropuertos situados en las principales áreas turísticas españolas, presentando una marcada estacionalidad con un máximo de afluencia de aeronaves y viajeros en periodo vacacional. Han crecido positivamente en la últimas décadas, aunque a menor ritmo que los anteriores, a la par que los visitantes por turismo. Son los aeropuertos de Palma de Mallorca (28.573.364 millones de pasajeros, con un 11'73% del total), Málaga-Costa del Sol (18.457.194, con el 7'57%), Alicante (13.202.880, con el 5'42%), Gran Canaria (12.417.699, con el 5'10%) y Tenerife Sur (10.821.703, con el 4'44%).

  • Aeropuertos españoles de tercer nivel. Se incluyen aquí los aeropuertos de las otras grandes ciudades españolas, ubicados en regiones relativamente distantes de los dos aeropuertos de primer nivel (Valencia, Bilbao, Sevilla, Santiago, Asturias y Santander). Y, también, los de otras áreas turísticas relevantes (Gerona-Costa Brava, Ibiza, Tenerife Norte, Lanzarote, La Palma y Fuerteventura). Su crecimiento ha sido ligeramente positivo en los últimos años, situándose siempre en 2022 por encima del millón de pasajeros, con un 24% del total español.

  • Aeropuertos de cuarto y quinto nivel: 28 aeropuertos de un total de 49 presentan movimientos de pasajeros muy inferiores a los anteriores (la mayoría por debajo del millón de usuarios) y no llegan a suponer ni el 1% de los movimientos de pasajeros en el espacio aéreo español. Están ubicados en la mayoría de los casos en el interior peninsular, destacando su lejanía de los principales destinos turísticos y de las grandes áreas metropolitanas. Se han visto afectados negativamente por la competencia de los trenes AVE para servicios de media y larga distancia dentro de la España peninsular, por lo que sus tráficos se han estancado o se han reducido. Los más recientes han sido impulsados por gobiernos autonómicos (Lérida), diputaciones provinciales (Castellón) o entes privados (Ciudad Real), pero su futuro es incierto.

  • Pequeños aeropuertos regionales: finalmente, hay aeropuertos españoles con cifras muy poco relevantes que dificultan su explotación, debido al alto coste de construcción y mantenimiento de estas instalaciones. Entre ellos, los de regiones como Castilla-La Mancha Extremadura o La Rioja.

Las competencias de los aeropuertos están repartidas. El Estado controla los aeropuertos de interés comercial y las comunidades autónomas los de más. La estructura de la red es radial y jerárquica, concentrándose gran número en la periferia peninsular y en las islas Madrid-Barajas funciona como hub o aeropuerto central que tiene conexiones directas con casi todos los aeropuertos españoles y con los principales del extranjero. El tráfico de pasajeros es muy competitivo en distancias medias y largas por su rapidez y comodidad. El tráfico de mercancías es escaso debido al elevado coste que repercute en el precio final de los productos transportados. Se centra en bienes perecederos o valiosos.

En comparación con la media europea, el número de aeropuertos españoles es muy elevado, porque se ha implantado el llamado modelo aeropuerto-ciudad, frente al modelo que predomina en Europa, que es el de aeropuerto-región, mucho más adecuado desde el punto de vista económico y de ordenación del territorio; un modelo que se basa en unas buenas comunicaciones terrestres con las distintas ciudades de su área de influencia. Por el contrario, en España, se ha configurado una red de aeropuertos demasiado densa, costosa de mantener e infrautilizada.

Creado con eXeLearning (Ventana nueva)