Además de los transportes convencionales, cada día tienen mayor significado otros sistemas, a los que podemos denominar especiales en razón del medio que utilizan o del bien transportado. Podemos clasificarlos en tres grandes grupos: transportes por tubería, transportes postales y telecomunicaciones.
Los transportes por tubería tienen grandísima importancia en la actualidad. Entre ellos destacan los oleoductos, que trasladan productos petrolíferos desde las refinerías hasta los centros de distribución y consumo del interior de la Península, y los gasoductos, que, a su vez, pueden ser de dos tipos: los que forman las redes urbanas para consumo domiciliario y los grandes gasoductos que cruzan el país y son abastecidos por el gas natural que llega a España desde el norte de África o desde Rusia como parte de la gran red europea de gasoductos. Los sistemas de transportes por tubería incluyen también el abastecimiento doméstico de agua a las ciudades.
Los sistemas postales utilizan un medio convencional (carretera, ferrocarril, avión, etc.) para transportar una materia especial. Se incluyen en este grupo los transportes de productos materiales de poco peso o volumen (libros, bisutería, etc.) y los de correspondencia, que han sido durante siglos la base de la comunicación humana a distancia. En España, se ha pasado de la existencia de un servicio estatal de correos, situación de monopolio en forma de servicio público, ejercido por la Administración del Estado, a tener la competencia de multitud de empresas especializadas. Los envíos postales han alcanzado cifras elevadísimas y hoy se caracterizan por el predominio de la correspondencia comercial.
Las telecomunicaciones constituyen un sistema de transporte novedoso que, a buen seguro, dará nombre a la era que comenzamos a vivir. Se incluyen aquí formas de transporte como el telégrafo, el teléfono, la televisión, el teletexto, el telefax, el correo electrónico, etc., cuya principal característica es la naturaleza inmaterial del bien transportado que, básicamente, es información, con la particularidad de que ésta es transmitida en tiempo real, es decir, sin que medie tiempo entre la emisión y la recepción del mensaje.
La generalización del teléfono (quince millones de líneas instaladas), el crecimiento de este tipo de medio de comunicación, los servicios de transmisión de datos, la sustitución del telégrafo por el telefax... La telefonía móvil es un sistema de telecomunicación reciente que ha supuesto un auténtico fenómeno social en España: en apenas diez años, las líneas celulares (53,5 millones en 2012) han superado el número de habitantes de España. La liberalización del mercado de telecomunicaciones y la desaparición del monopolio han permitido el florecimiento en nuestro país de varias empresas del sector, algunas de ellas vinculadas con empresas multinacionales. Por su parte, Telefónica ha sido privatizada, ha desarrollado nuevos productos, apoyados en los cambios técnicos, como la línea ADSL y la fibra óptica, así como nuevos productos comerciales que le han permitido mantener una parte importante de este mercado, potenciando también su presencia internacional.
La competencia en el sector de las telecomunicaciones ha aumentado con la puesta en funcionamiento de las empresas de telecomunicaciones por cable de fibra óptica, que ofrecen un paquete integrado de servicios de telefonía, televisión de pago, conexión a Internet, etc. Sus redes constituyen una alternativa a la red telefónica tradicional, a las televisiones por satélite y a las convencionales.
La introducción de ordenadores personales está en continua progresión y constituye uno de los eslabones básicos de la sociedad de la información. Internet permite la comunicación instantánea con cualquier punto del planeta, así como la transmisión de datos, imágenes, textos, comercio electrónico, etc. El número de usuarios en España ha crecido de forma rápida. Se estima que en el 55% de los hogares españoles hay un ordenador personal, y que, en 2008, el 41% de los hogares tenía acceso a Internet.
La prensa, la radio y la televisión son medios de comunicación de masas que tienen un gran poder de influencia sobre la opinión pública. Desde 1990 funcionan las cadenas de televisión privadas y la introducción de canales digitales, tanto por satélite, desde 1997, como la televisión digital terrestre que ha ampliado la oferta y conlleva el cierre de las emisiones analógicas en 2010.
A los expresados sistemas podríamos añadir otros, como el transporte de capitales, que hoy no consiste sólo en el transporte físico del dinero, sino también y sobre todo en una serie de movimientos derivados de las órdenes de compra, venta o transferencia cursadas por medios de telecomunicación.