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3.3. Principales zonas turísticas

La desigualdad de las características físicas y naturales de España ha definido unas zonas especialmente idóneas para el desarrollo del turismo. Es fácil comprender que la actividad turística se concentre en las Islas y en el litoral, más que en el interior del país, donde el turismo solo adquiere importancia en Madrid y en algunas capitales de provincia por razones de tipo cultural, histórico, artístico, o por las áreas paisajísticas, como los Parques Naturales. La diversidad natural del territorio español permite diferenciar zonas con distinta intensidad turística: el litoral, el interior y las islas.

3.3.1. El litoral mediterráneo

Constituye uno de los ejes principales de la actividad turística y se distribuye de forma continuada por toda la costa, si bien algunas zonas presentan una mayor concentración. Se caracteriza por sus buenas condiciones físicas y naturales, que dan lugar a extensas playas arenosas, junto a unas condiciones climáticas muy adecuadas para un turismo de sol y playa, que se prolonga más allá del verano. Su fácil accesibilidad desde Europa, tanto por carretera (la autopista A-7 o la N-340 desde La Jonquera a Algeciras) como por avión (aeropuertos como el de Barcelona, Manises, L’Altet o Palma están entre los que más pasajeros registran a escala nacional), lo convierte en una zona atractiva para el turismo de masas extranjero, que continúa la tradición de veraneo nacional. La proximidad de núcleos urbanos importantes como Barcelona, Valencia o Málaga es otro de los atractivos. Además de este factor, para algunos autores ha sido decisiva la estructura preturística, es decir, las actividades y usos del suelo existentes antes de la irrupción del turismo de masas en el litoral mediterráneo. Así, han sido las zonas de secano con escasos rendimientos y con una fuerte emigración las que se han acogido al turismo como panacea del desarrollo, mientras que las zonas de regadío, de huerta, rechazaron el sector turístico por considerarlo más vulnerable e inestable.

El litoral mediterráneo turístico se organiza en diversos tramos denominados con su propia «marca turística».

En Cataluña podemos diferenciar dos zona turísticas principales:

  • La Costa Brava (Girona), con sus bellas playas y agrestes acantilados, se beneficia por su cercanía a la frontera francesa y su excelente accesibilidad tanto terrestre como aérea. Predomina también el alojamiento extrahotelero, es decir, las segundas residencias y concentra más del 40% del alojamiento en camping de España. La comarca de La Selva ha dado lugar a un importante fenómeno de concentración en Platja d’Aro, Sant Feliu de Guíxols o Lloret de Mar; también, sobresalen las ciudades de Cambrils y Salou, que ha incrementado su oferta de ocio con la instalación del parque de atracciones «Port Aventura».

  • Al sur de Barcelona se halla la Costa Dorada, desde el Garraf (con centros como Sitges o Castelldefels) hasta el Vendrell, en donde predomina la segunda residencia. En el área de Tarragona, la ocupación turística desciende a causa de la actividad portuaria e industrial, y vuelve a aumentar de nuevo en Salou y Cambrils.

La Comunidad Valenciana es otra de las áreas de turismo masivo de playa y sol; el aeropuerto de Valencia y la autopista del Mediterráneo favorecen la gran afluencia de turistas que reciben estos espacios, cuya oferta de sol y playa se amplía con parques temáticos, campos de golf y puertos deportivos en otras ciudades. Tiene así dos centros fundamentales:

    • En el norte de Castellón destaca la Costa del Azahar (con centros como Benicarló, Peñíscola y Benicassim) y en Valencia El Saler, así como la zona de Gandía, Cullera y Oliva.
    • En el litoral alicantino, la Costa Blanca es el espacio turístico por excelencia. Al norte está Benidorm, como paradigma del veraneo de masas para extranjeros, y núcleos como Jávea, Moraira, Calpe o Altea, y al sur predomina la segunda residencia en Torrevieja. Cuenta, además, con el atractivo del parque temático de Terra Mítica en Benidorm.

    En Murcia, la costa Cálida tiene una menor actividad turística, aunque va en aumento, con centros como La Manga del Mar Menor, Manzarrón y Águilas.

    Andalucía ha conocido recientemente un fuerte auge de su espacio turístico, muy variado, con una oferta de nieve, cultura y naturaleza en el interior y de sol y playa en el litoral. Destacan varias zonas:

    • La Costa de Almería, en proceso de crecimiento en la zona cercana a Mojácar y en el Poniente.
    • La Costa del Sol (oeste de Almería y Málaga), con sus suaves temperaturas en invierno, tiene una temporada turística muy amplia. Destacan los centros de Málaga, Torremolinos, Fuengirola, Benalmádena y el más exclusivo de Marbella, los cuales presentan una gran afluencia de turistas extranjeros.

    • La Costa de la Luz (Huelva y Cádiz), situada en el Atlántico, comparte con las otras costas andaluzas sus condiciones naturales y su proximidad al Parque Nacional de Doñana, que atraen a un turismo nacional. Merece destacar Barbate, Tarifa, Matalascañas y Punta Umbría; en su extremo oriental, Tarifa atrae a los practicantes del surf por sus constantes e intensos vientos.

    • En el interior, podemos mencionar los deportes de nieve de Sierra Nevada, el patrimonio cultural de Granada, Sevilla o Córdoba, y los espacios naturales de la sierra de Cazorla.

    3.3.2. Archipiélagos

    Las islas Baleares fueron el primer destino para el turismo extranjero, en su mayoría alemán y británico. Primero Mallorca, posteriormente Ibiza y en los últimos años la isla de Menorca se fueron incorporado a la oferta balear. Su economía gira así alrededor de este sector de actividad. Tiene una fuerte proyección hacia el exterior y es una de las imágenes más representativas del turismo español. Su insularidad hace que sus extensas playas de fina arena combinen con espacios naturales de gran belleza, donde la práctica de deportes náuticos goza de una marcada tradición. Mallorca tiene un sector turístico muy desarrollado, frente a Menorca, donde el turismo y la protección del medio natural han ido unidos, o Ibiza, lugar de movimientos vanguardistas.

    Las islas Canarias fueron el segundo destino de los turistas extranjeros, sobre todo de alemanes y británicos, que llegan a las islas a través de los turoperadores de sus respectivos países. Lu clima subtropical origina unos rasgos naturales muy diferentes de los del resto del litoral español. Las suaves temperaturas durante todo el año hacen que el turismo no sea solo de verano y que su máxima intensidad se produzca en invierno, eliminado el problema de la estacionalidad que padecen el resto de los destinos. Cada isla tiene su particularidad y su grado de congestión, aunque el gobierno canario está apostando por el turismo sostenible, preservando la riqueza paisajística y peculiar de las islas. Destaca la afluencia de turismo extranjero, en muchos casos de alto poder adquisitivo, a las islas de Gran Canaria. Tenerife y, sobre todo, Lanzarote. Especial interés merece la riqueza paisajística de los Parques Nacionales de Las Cañadas del Teide, Garajonay y La Caldera de Taburiente.

    3.3.3. La cornisa septentrional

    La ocupación turística del litoral gallego (Rías Altas y Bajas) y del litoral cantábrico (Costa Verde en Asturias, Costa Esmeralda en Cantabria y Costa Vasca) responde a una demanda, cada vez más numerosa, que busca parajes naturales y rurales, tanto de costa como de interior, menos congestionados que las costas mediterráneas. Las Comunidades del norte peninsular han encontrado una alternativa al declive industrial y ganadero iniciado en los años ochenta, ofreciendo un turismo de calidad, alternativo al modelo exclusivo de sol y playa. «Galicia tierra», «Cantabria infinita», «Asturias, Paraíso Natural», «Descubre Euskadi, un país increíble» son las marcas turísticas que los diferentes gobiernos autónomos han registrado para la promoción de su Comunidad.

    En el siglo XIX Santander y San Sebastián fueron los destinos preferidos de la aristocracia española. En la actualidad, aglutina únicamente una pequeña parte de los alojamientos turísticos, concentrados especialmente en Santander, Gijón y otros municipios más pequeños como Laredo y Castro Urdiales. Mientras tanto, en la costa atlántica gallega, las Rías Altas y Bajas tienen un turismo litoral basado en sus pintorescas costas y en la existencia de ciudades importantes, como A Coruña, Vigo y, ya en el interior, Santiago de Compostela. Desde el litoral, el turismo se ha difundido en ocasiones hacia espacios interiores más o menos próximos, que se han convertido así en zonas turísticas de media y baja densidad. En algunas de ellas se han desarrollado otras modalidades turísticas diferentes a la de sol y playa.

    3.3.4. Regiones interiores

    Los Pirineos aragoneses y catalanes disponen de una gran oferta de instalaciones para la práctica de deportes de invierno, que aprovechan durante las estaciones cálidas para promover las ofertas de deportes relacionados con la naturaleza (senderismo, descenso de barrancos, rafting, etc.). Las cordilleras montañosas (Sistema Ibérico, Sistema Central y cordillera Cantábrica) también disponen de importantes estaciones de esquí.

    En el resto de Comunidades Autónomas de interior, el turismo se reduce a visitas puntuales a lugares históricos destacadas por sus monumentos, tradición histórica o patrimonio cultural. Estas ciudades constituyen, por tanto, puntos turísticos aislados. Así, existe un amplio elenco de ciudades y núcleos rurales de singular interés histórico-artístico: unas Patrimonio de la Humanidad (Mérida, Cuenca, Salamanca, Segovia, Cáceres, Toledo, ...), otras con una gran riqueza histórica (como las numerosas villas que configuran el Camino de Santiago, desde Roncesvalles hasta Santiago de Compostela, o la ruta de la Plata).  Desarrollan un turismo urbano, de estancia muy corta (visita) pero de notable intensidad: 

    Madrid merece una atención particular por ser un lugar muy visitado, tanto por el turismo extranjero como por el nacional. Es un centro turístico urbano que recibe un flujo turístico importante como centro de congresos y de negocios. Las sedes de empresas, los equipamientos para reuniones y congresos, como el recinto ferial y los palacios de congresos, concitan en Madrid un gran volumen de turistas nacionales. Madrid cuenta con más de 300 hoteles y 7000 restaurantes. La proximidad y buena comunicación con ciudades históricas (Segovia, Toledo, Ávila o Cuenca e incluso Córdoba y Sevilla) y del patrimonio cultural de Castilla y León y Castilla-La Mancha, atrae a Madrid a muchos turistas para poder desplazarse a estas ciudades. La oferta de turismo cultural de Madrid se sitúa entre los grandes destinos europeos. Tres museos de primer nivel internacional (Museo del Prado. Museo Thyssen y Museo Reina Sofía), ubicados en el entorno del paseo del Prado, un paseo del siglo XVIII, constituyen un valor de patrimonio cultural capaz de atraer turistas de cualquier parte del mundo, y especialmente europeos, asiáticos y norteamericanos.

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