1.1. Evolución geológica
Las diversas comarcas físicas se conforman a través de una dilatada historia geológica. Cada uno de ellos aparece en un momento geológico pertenecientes al Precambrico y Cámbrico, con una serie de materiales detríticos groseros, conglomerados y areniscas. Este hecho parece indicar que la sedimentados ( áreas fuentes o áreas madre) no deben de estar muy alejadas de donde se depositan; por ello parece lógico pensar que pudieron existir en esta época algunas tierras emergidas en lo que actualmente es Sierra Morena Occidental. En el siguiente período, el Silúrico, se depositan arenas silíceas, más finas que las del Cámbrico, y posteriormente arcillas, que con la metamorfización que experimentarían después, aparecen ahora como cuarcitas y pizarras respectivamente. Estos materiales indican un régimen de deposición más tranquilo, es decir, estas arenas finas y arcillas serían depositadas en más aguas profundas y en zonas más alejadas de las áreas fuente, por lo que al parecer devino una transgresión marina, un avance del nivel de las aguas que probablemente dejó de nuevo inmersos a los primitivos islotes emergidos en el sudoeste de la Península. El Devónico, caracterizado por sus grandes espesores de calizas, está poco.
A estos períodos sedimentarlos, más o menos agitados e interrumpidos por algunos episodios orogénicos, siguió una importante fase de plegamientos, dentro de los paroxismos hercínicos, que elevó en general todo lo que actualmente se llama el "macizo meseteño", una de las cordilleras hercinianas europeas, la más meridional, y a la que pertenece la mitad norte de las provincias de Córdoba y de Sevilla. Aun la mitad sur de la misma no existe, está ocupada por lo que los geólogos llaman el "mar de Tetis", el precedente de nuestro Mediterráneo.
Pero aún no ha terminado la historia geológica de la era Primaria. En este momento se desarrollan sobre los terrenos emergidos extensos y frondosos bosques, predominantemente de helechos, que van a constituir la base sedimentarla del período posterior: el Carbonífero. Las lluvias torrenciales de este período arrastraron, depositaron y sepultaron en las zonas deprimidas grandes cantidades de materia orgánica procedentes de estos bosques, que darán posteriormente lugar a yacimientos de carbón, como los de Peñarroya, Belmez o Espiel, en la provincia de Córdoba. Durante el siguiente período, el Pérmico, se depositan algunas capas de materiales procedentes de los núcleos más elevados. Se trata de conglomerados, generalmente del tipo pudingas, formados por cantos rodados bien compactados, acumulados en las entonces zonas deprimidas.
A partir de este momento ya están emergidas las tierras cordobesas al norte del Guadalquivir; pero la historia geológica de la provincia no ha hecho más que empezar. Por supuesto que, aunque la base litológica ya está conformada en lo que ser la Meseta, la morfología dista mucho de la actual. Millones de años tienen que dar lugar a importantes modificaciones, tectónicas y morfológicas.
Durante el Secundario (Triásico, Jurásico y Cretácico), que es una era de relativa tranquilidad orogénica, se presentan dos hechos paralelos de fundamental importancia: por una parte, la erosión actúa sin cesar sobre la cordillera emergida durante el Primario hasta conseguir arrasarla, cepillarla, peniplanizaria. Paralelamente, en sus bordes, se depositan enormes cantidades de materiales, con predominio de calizas, que servirán posteriormente para la formación de las cordilleras Béticas.
Mientras el Trías se puede considerar, al menos en parte, como un período de transición, con materiales parecidos a los del Pérmico (los geólogos hablan de Permo-Trías), el Jurásico y el Cretácico están presentes en la zona suroriental con grandes espesores de calizas de distinto tipo, que han conformado las robustas y contrastadas Sierras del Sur.
En definitiva, durante todo el Secundario, y en lo que ser posteriormente la mitad centro-sur de la provincia que conforman la zona de estudio, aparece una cuenca en la que se van depositando sedimentos de carácter marino, mientras en el norte se encuentra ya la base para la actual configuración de la misma en una cordillera peniplanizada en la que se distinguen a dos tramos: uno al norte, en el que y la erosión al cepillar los sedimentos superiores, ha dejado asomar un enorme batolito granítico (Los Pedroches, limítrofes a la zona de estudio), y el tramo sur, en el que los materiales sedimentarlos plegados y metamorfizados en el Herciniano aparecen allanados superficialmente.
Al final de la era Secundaria parece que el fondo de los mares béticos, que han servido de base a esta sedimentación, comienza a elevarse lentamente, hecho de la historia geológica que abre las puertas de la era Terciaría, de fundamental importancia para la configuración del sector sur de la provincia. Durante los dos primeros períodos del Terciario (Eoceno y Oligoceno), se levantan las Cordilleras Bélicas. Entre ellas y la vieja cordillera herciniana ya arrasada queda un surco donde durante el Mioceno se depositan los materiales marinos que conforman las actuales campiñas y son la base litológica sobre las que se modelará, con la ayuda del aún no nacido Guadalquivir, las tres comarcas naturales en que hemos dividido la llanura Bética.
El tránsito al Cuaternario viene caracterizado por un hecho fundamental para Andalucía: una deformación tectónica eleva lentamente las masas de las Cordilleras Béticas y va expulsando las aguas marinas del actual Valle del Guadalquivir, lo que nos permite decir que éste nace ya como tal río, eje de la red hidrográfica actual. Comienza ahora el proceso erosivo que modela la llanura Miocena formando las campiñas, mientras los ríos depositan en sus márgenes los más modernos materiales (depósitos aluviales cuaternarios), que dan lugar a la aparición de
las Vezas y Terrazas; al tiempo, las aguas que bajan de la planillanura del Norte se encajan en las bandas de materiales más blandos, desmantelándolas y configurando el actual escalón de Sierra Morena.
Queda hablar de un hecho de singular importancia para la definitiva formación de este panorama provincial: la falla del Guadalquivir. Se trata, en líneas generales, de una gran fractura que afecta al borde sur del macizo paleozoico meseteño y que origina un importante desnivel entre el fondo del Valle y el borde sur del macizo: el escalón de Sierra Morena. Ese brusco escalón es el responsable de que los ríos afluentes de la margen derecha del Guadalquivir hayan tenido fuerza suficiente para encajarse en el escalón, configurando así en forma serreña la comarca natural que al principio llamábamos Sierra de Córdoba.