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2.3. Situación geoestratégica de España

Por su proyección geoestratégica, España ocupa una posición privilegiada entre Europa y África, tiene una gran presencia en el área mediterránea y hace de puente natural hacia Hispanoamérica, especialmente por la lengua, que comparte con casi todos los países de América Central y América del Sur. También ejerce una función estratégica de control en el Atlántico norte y en el Mediterráneo occidental por su eje Canarias-Estrecho-Baleares.

De esta forma, como en el pasado, los intereses españoles se dirigen en tres direcciones: Europa, América y el Norte de África, aunque también podremos proyectar la imagen de España en otras áreas geográficas del globo terráqueo.

2.3.1. Europa

Tal como ya hemos podido determinar en el apartado anterior de esta unidad, España es un país europeo, por lo tanto, las relaciones con el resto del continente han sido constantes y fluidas a lo largo de toda la Historia, a pesar de la barrera física de los Pirineos. El intercambio humano, cultural, político y comercial ha sido continuo desde el Paleolítico hasta hoy en día. Deben destacarse tres momentos históricos de mayor integración: la Hispania romana como parte de la centralidad de la época, el Camino de Santiago en la Edad Media y la hegemonía de los siglos XVI y XVII.

En la actualidad, el ámbito europeo es en el que se desarrollan los mayores flujos económicos, culturales y humanos. por la pertenencia de nuestro país a la Unión Europea. Precisamente, es el ámbito geográfico mundial con el que España mantiene relaciones exteriores más estrechas; con el resto de Europa, las relaciones estaban marcadas por la política exterior de la EU, para la que Rusia era un socio estratégico hasta tiempos recientes; y los demás países del este conforman la Asociación Oriental y han recibido ofertas de acuerdos de asociación que incluyen la creación de zonas de libre comercio.

En este contexto mundial, España tiene una clara debilidad en cuanto al poder duro por su reducida capacidad militar. En este ámbito, destaca su pertenencia a la OTAN, a la que aporta medios y capacidades. Esta organización ha ampliado sus objetivos de defensa de los países del Atlántico Norte hacia misiones de paz y de ayuda humanitaria, gestión de crisis; y lucha contra retos globales como el terrorismo, la proliferación nuclear y los ciberataques. No obstante, desde febrero de 2022 se halla en una comprometida situación de apoyo a Ucrania, con aportaciones de recursos militares, ante la invasión provocada por la Rusia de Vladimir Putin, lo que puede conllevar un enfrentamiento directo entre potencias nucleares.

2.3.2. América

La presencia española en América viene marcada por la expansión atlántica del reino de Castilla, a partir de la conquista de Canarias (1477) y el descubrimiento, conquista y colonización de América (1492). Por lo tanto, hasta la segunda década del siglo XIX, la relación de Hispanoamérica con España fue de dependencia política y económica. Tras la emancipación de las colonias americanas, la relación no sólo no se rompió, sino que incluso aumentó con la emigración masiva del último tercio del siglo XIX y primero del siglo XX, a la que se añadió la de la posguerra en los años cuarenta y cincuenta. En los últimos años, especialmente desde 1998-2000, el flujo es el contrario, siendo españa la receptora de parte de la emigración de estos países, contribuyendo al mantenimiento del empleo y del Estado de Bienestar.

En la actualidad, la presencia española en Iberoamérica se ha incrementado desde el fin del franquismo, aunque heredásemos un concepto trasnochado de «Madre Patria», de escasa o nula efectividad, una cooperación entre la Real Academia Española con las Academias de la Lengua de los diferentes países y de la creación del Instituto de Cultura Hispánica, más tarde llamado Instituto de Cooperación Iberoamericana. El Premio Cervantes, creado para acercar la literatura de todos los pueblos de habla hispánica dio un nuevo impulso, así como la creación de los Fondos de Ayuda al Desarrollo y numerosas ONG muy activas en esa zona del planeta. La presencia española en las Cumbres Iberoamericanas, que desde 1991 reúne anualmente a los jefes de estado o de gobierno de veinte países americanos junto a España y Portugal ha consolidado las relaciones políticas y desde el punto de vista de la inversión económica, España se ha convertido, detrás de EE.UU. en el principal inversor en Iberoamérica.

Para reforzar este proceso de colaboración internacional, se creó el Secretariado General Iberoamericano, que es el organismo permanente de apoyo institucional y técnico de la Conferencia Iberoamericana. El papel de puente entre la Unión Europea e Iberoamérica, que España ha asumido, puede facilitar la adopción de medidas comerciales y financieras por parte de la UE que impulsen el desarrollo económico y social de estos países.

Los Estados Unidos mantiene acuerdos bilaterales con España en cuestiones políticas y de seguridad. Además, se potencian las relaciones económicas, culturales y científicas. 

2.3.3. Norte de África

España, a la vez que europeo, es un país mediterráneo. El momento de mayor integración en torno a este mar fue el que se produjo desde finales del siglo I a. C. hasta el siglo IV d. C., con la pertenencia al Imperio Romano. Durante la Edad Media, España se hizo presente en la parte occidental y central del Mediterráneo mediante la política expansionista comercial y política de la Corona de Aragón, que llevó a la conquista de Baleares, Sicilia y Nápoles, Del siglo XVI al siglo XVIII hubo un reparto de influencia en el Mediterráneo entre España y el Imperio Otomano.

Hoy en día, España sigue teniendo intereses comerciales y políticos en el área mediterránea, especialmente en el norte del continente africano, del que incluso formamos parte (Ceuta y Melilla) y del que tan solo nos separan catorce kilómetros. La política española en el norte de África coincide en gran medida con la de la UE y se articula en torno a seis objetivos primordiales:

  • Contribuir a la estabilidad política y social de los países norteafricanos.

  • Influir en la implantación de regímenes democráticos.

  • Lograr una mayor cooperación política, comercial, social y cultural.

  • Fomentar el desarrollo económico de la región.

  • Aliviar la presión migratoria hacia Europa.

  • Evitar la implantación del islamismo radical.


Con estos fines, España participa con los demás miembros de la UE en la Unión por el Mediterráneo; ha suscrito Tratados de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con Marruecos, Túnez, Argelia y Mauritania; y promueve el conocimiento cultural a través de las actividades de los Institutos Cervantes,la Casa Árabe de Madrid y la Casa del Mediterráneo de Alicante.

Especialmente importante es la relación que tiene España con Marruecos, con el que mantiene un trato preferente, tras la firma del Tratado de Buena Vecindad y Cooperación (1991) que facilitaba las inversiones españolas en ese país a cambio de una mayor fluidez en el tráfico comercial marroquí con destino a los países europeos. Hay que tener en cuenta que es un país con el que tiene lazos históricos -el Protectorado español en Marruecos duró hasta 1953-, comerciales y humanos (por la gran inmigración de marroquíes). Sin embargo, también es el Estado del norte de África con el que existen mayores fricciones debido al desacuerdo en el proceso de descolonización del Sahara, la política pesquera y la reclamación marroquí de Ceuta, Melilla y. en menor medida, Canarias; posesiones directamente vinculadas a los reinos peninsulares desde los siglos XIV y XV.

Con Marruecos y con Argelia se firmó un acuerdo para la construcción de un gaseoducto, terminado en 1996 para el suministro de energía a nuestro país. Sin embargo, la creciente presencia del integrismo islámico y las tensiones entre ambos países norteafricanos sobre la cuestión del Sahara ha enrarecido nuestra relación con Argelia, después también del acercamiento español a las tesis marroquíes sobre la concesión de cierta autonomía a la antigua colonia española (2022). Argelia ha enfriado nuestras relaciones diplomáticas, aunque mantiene su colaboración económica.

2.3.4. Área mediterránea

España se encuentra vinculada con los países mediterráneos europeos a través de sus socios en la UE (Francia, Italia y Grecia) o de sus aliados militares en la OTAN (los tres citados y Turquía). La presencia en la antigua Yugoslavia formando parte de las tropas que han contribuido a pacificar la zona ha sido bien recibida.

Con respecto al extremo oriental, las buenas relaciones que siempre ha mantenido España con los países árabes sirvió para que en Madrid se celebraba en octubre-noviembre una Conferencia de paz árabe-israelí: paz a cambio de territorios que supuso el reconocimiento de la jurisdicción interna de la Autoridad Palestina sobre Cisjordania y Gaza.

España patrocinó la Conferencia Euromediterránea (Barcelona, noviembre de 1995) en la que las dos áreas discutieron sobre la creación de un área de libre comercio en la zona, sobre la asistencia social en migraciones, droga, educación y cooperación judicial y se propuso que la UE doblase los préstamos a esta zona para permitir su desarrollo. Esta política fue reforzada por iniciativa de la Unión Europea en 2008 reafirmando el proyecto de Unión para el Mediterráneo y fijando acuerdo con objetivos políticos sobre infraestructuras como las autopistas del mar, la autovía del Magreb, y sobre otros asuntos, como la recuperación medioambiental del mar Mediterráneo, el impulso a la energías solar, la protección civil y la seguridad marítima, etc. Desde este año, Barcelona es la sede del secretariado permanente de la Unión para el Mediterráneo.

2.3.5. Otros ámbitos de las relaciones internacionales

El Próximo Oriente es un área cada vez más decisiva para la estabilidad política y económica mundial. Consciente de esta realidad, España apoya el proceso de transición democrática que viven algunos países de la región; el proceso de paz en el conflicto árabe-israelí y de Siria; y ha suscrito Tratados de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con varios países. También promueve las relaciones económicas para compensar la fuerte dependencia energética de la región (construcción de una línea de AVE entre Medina-Yeda-La Meca) e intensifica las relaciones culturales con los países árabes y con Israel a través de la Casa Árabe y del Centro Sefarad-Israel.

Asia y el Pacífico unen un enorme peso demográfico y un creciente poder militar y económico. España pretende fortalecer su escasa presencia en este ámbito mediante diálogos bilaterales; viajes y visitas; y el refuerzo de las relaciones diplomáticas, económicas y culturales. Para dar visibilidad a este acercamiento se ha creado la Casa de Asia.

África subsahariana es el espacio mundial de menor desarrollo. España se ha comprometido a promover la democracia, los derechos humanos, y la erradicación de la pobreza.

2.3.6. España en las organizaciones internacionales y en las ONG

La posición política de España en el contexto mundial está relacionada con la calidad de las instituciones políticas, su participación en los acuerdos internacionales e instituciones internacionales, su implicación en las políticas de cooperación y desarrollo mundial y en sus propias líneas geopolíticas.

España es un país perfectamente integrado en la política internacional como lo demuestra su pertenencia a la ONU y a las organizaciones de carácter económico social y cultural pertenecientes a ella (FAO, Banco Mundial, FMI, OMC, OMS, OIT, UNESCO). España también Pertenece a la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) y forma parte de organizaciones defensivas, como la OTAN, la UEO (Unión Europea Occidental) y la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa). Recientemente, España participa en las reuniones del G20, como país invitado, al que no pertenece pero está interviniendo ante la problemática mundial de la crisis de 2008 y la pandemia COVID19. Por otra parte, la implicación de España en las políticas de cooperación y desarrollo mundial es importante. España colabora con diversas ONG (Organizaciones No Gubernamentales) internacionales de ayuda humanitaria (Manos Unidas, Médicos sin Fronteras), de defensa del medio ambiente (Greenpeace) o de defensa de los derechos humanos (Amnistía Internacional), entre otras. No obstante, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de España se encuentra por debajo de la media (14% del PIB en 2014 frente al 0,29%) y muy alejada del objetivo del 0,7%; además es una ayuda en gran parte ligada a créditos que exigen la adquisición de bienes y servicios españoles, que encubre a veces un movimiento de expansión de las empresas españolas.

Resultado de todo lo anterior fue el reforzamiento de la posición internacional española, requerida por la ONU para enviar «cascos azules» a lugares tan variados como Angola, Namibia, Centroamérica, Bosnia o Mozambique. También la presencia de determinadas personalidades españolas en organismos internacionales: Juan Antonio Samaranch fue presidente del Comité Olímpico Internacional; Federico Mayor Zaragoza, secretario general de la UNESCO, Javier Solana fue secretario general de la OTAN y Secretario del Consejo Europeo y representante de la política exterior y de seguridad de la UE; este mismo puesto desempeña en la actualidad Josep Borrell.

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