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6. Fundamentación pedagógica

La Geografía es una materia de 2º Bachillerato en la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales, aunque suele ser más elegida entre el alumnado del itinerario de Sociales. A pesar de su nombre general, se centra en la geografía de España, dentro del contexto europeo. Así, se ven absolutamente todos los aspectos relativos a dicha ciencia geográfica en España: la geografía física y la humana en toda su extensión, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. La Geografía, en el currículo de Bachillerato, tiene que hacer frente a dos retos educativos ineludibles: por un lado, servir de guía para las orientaciones de los coordinadores de la Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad  y, por otro, enseñar una Geografía Física y Humana de España con referencias a la Geografía regional de Andalucía, a unos alumnos que llevan más de dos años de inacción pedagógica sobre esta disciplina, con lo que esto supone de tarea añadida de repaso o nueva enseñanza de conceptos básicos de geografía general (De Miguel, 2018). Y es que, en España, a diferencia de otros países europeos, la Geografía no tiene una adecuada presencialidad en la enseñanza secundaria, apareciendo incluso compartiendo espacio con la otra asignatura del ámbito, la Historia y, en ocasiones, con un carácter residual, en función de la formación profesional del docente que la imparta. En este sentido, diversos estudios ponen de manifiesto importantes carencias en la enseñanza y aprendizaje de la Geografía, en muchas ocasiones, limitadas a aspectos conceptuales cuando no meras descripciones, aprendizajes memorísticos, localizaciones sin sentido, etc.

 Si esto es lo que ocurre de manera general en la materia de Geografía, cuando hablamos de Geografía Física la situación es aún peor. Tal y como indican Raja y Miralles (2014) “la Geografía física sigue siendo una gran olvidada en el ámbito educativo, aunque es básica e imprescindible para la explicación de cualquier ciencia”.

 La mayoría de los alumnos/as tan sólo han estudiado aspectos de Geografía Física en 1º y 3º de ESO. A ello se añade que gran parte del profesorado que imparte las materias de este ámbito no tienen formación geográfica (Albert y Nieto, 2014) por lo que se emplea principalmente el libro de texto como soporte para la enseñanza de esta materia sin profundizar en determinados aspectos complejos. Tenemos que tener en cuenta que, desde la implantación de la Geografía como asignatura en el sistema educativo, su enseñanza ha sido, principalmente, descriptiva, sin explicación alguna, como puso de manifiesto en su momento el geógrafo anglosajón Bayley (1981). Más recientemente, De Miguel (2013) ha señalado que la enseñanza de la Geografía está marcadamente definida por el dominio del método expositivo y los contenidos teóricos, lo que suele provocar no pocos rechazos entre los estudiantes. Debemos hacer hincapié en la importancia de una adecuada educación geográfica de nuestro alumnado y, especialmente, de su componente física fundamental para el entendimiento de hechos y procesos relevantes en la sociedad actual, tales como la valoración de la diversidad de los medios naturales o los riesgos naturales o la valoración del patrimonio natural y la adquisición de valores y actitudes medioambientales. Y este último es otro de los aspectos que escasamente se suelen tratar por la premura de tiempo, la densidad del temario o la escasa formación del profesorado. Creemos crucial que el profesorado sea mucho más proactivo en la enseñanza de actitudes medioambientales y en eso, una adecuada formación en Geografía Física es determinante.

 Las nuevas demandas sociales y los nuevos planteamientos epistemológicos ponen en evidencia la necesidad de implementar  procesos cognitivos, sociales y emocionales mucho más profundos, más relacionados con los problemas sociales y ambientales que les afectan, buscando una mayor implicación del alumnado pero también desarrollando la predisposición del alumnado hacia las nuevas tecnologías o los métodos de indagación y descubrimiento. Pero también creemos necesario desarrollar en el alumnado una serie de competencias geográficas que de manera muy sintética y siguiendo a Martínez Fernández (2017) podemos establecer de la siguiente manera:

  • Competencias conceptuales: conocer la estructura, organización y funcionamiento de los sistemas naturales y sociales desde una perspectiva sistémica, integrada y holística, local y a la vez global.
  • Competencias procedimentales: utilizar, leer e interpretar el significado del medio geográfico a través de lenguajes verbales y no verbales, como el cartográfico, y fotográfico, cinematográfico, pictórico, etc., así como diseñar, elaborar e implementar salidas de trabajo de campo e itinerarios didácticos por el medio natural, rural y urbano, con el fin de alcanzar los objetivos educativos programados. Uso de las TIC con perspectiva geográfica (SIG, teledetección).
  • Competencias actitudinales: comprender, valorar y evaluar el impacto sobre el medio de las actividades humanas y desarrollar un juicio crítico y una “inteligencia ecológica” para minimizar, a través de la educación, los problemas ambientales y sociales.

Respecto a la Geografía Física, dentro del amplio temario que comprende la Geografía de España de 2ª de Bachillerato (Orden de 14 de julio de 2016), la parte dedicada a esta rama de la Geografía, se encuadra en los bloques 2 (el relieve peninsular), 3 (la diversidad climática y la vegetación), 4 (Hidrografía) y 5 (Los paisajes naturales) de un total de 12 bloques, esto es, representa un tercio del temario. Sin embargo, y a pesar de este importante peso que tiene sobre el global de la asignatura así como de la larga tradición en su enseñanza, las inadecuadas metodologías empleadas en su enseñanza y la falta de fundamentos conceptuales y procedimentales, convierten a esta materia en la parte más ardua, difícil y rechazable para el alumnado medio de una asignatura que ya, de por sí, es considerada como de las más complicadas y de las que peores resultados obtiene habitualmente en las pruebas de acceso a la Universidad. Sin embargo, a pesar de ello, consideramos esencial el conocimiento de la Geografía Física, hasta el momento habitualmente asimilados a la pura descripción y localización de ríos y montes tal y como se enseñaba en las escuelas primarias en el siglo XIX.

Nuestra experiencia como profesores nos muestra que, cuando el alumnado llega a 2º de Bachillerato, con las vistas puestas en la Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (PEvAU), se encuentra con un temario denso, que desarrolla aspectos que, teóricamente, habría que tener consolidados pero que, como hemos indicado, apenas han sido tratados en cursos anteriores. Es por ello por lo que los alumnos/as encuentran muchas dificultades para asimilar los procesos y leyes que rigen el medio físico, y su relación e interacción profunda con las actividades socioeconómicas y la historia, la adquisición de conceptos geomorfológicos, entender dinámicas climatológicas o asimilar aspectos biogeográficos fundamentales para comprender la realidad basal de la Geografía española. Igualmente, encuentran numerosos problemas para identificar, comprender o explicar procedimientos que debían ser fundamentales como la cartografía temática física, mapas de situación, o el uso de tecnologías geográficas (SIG, MDT, teledetección, etc.).