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3. Contenidos

Habiendo sido testigos privilegiados como alumnos universitarios de la gestación de varios estudios geográficos provinciales por buena parte del profesorado de formaba parte en los años ochenta del siglo pasado del Departamento de Geografía de la Universidad de Córdoba, la impresión en nuestro bagaje formativo y profesional tenía inexorablemente que ser indeleble y determinante. Con sus artículos científicos, con sus tesis doctorales, con sus contribuciones divulgativas en obras de difusión periódica (VV.AA., 1985), se forjó un corpus bibliográfico y documental que, como contenido y metodología de trabajo, permitió extender la investigación geográfica provincial a la década de los noventa, a estudios de índole comarcal y local, y a los centros de enseñanza, especialmente de Secundaria, allí donde fue llegando ese alumnado universitario que tuvo (tuvimos) la fortuna de aprender y compartir un tiempo que no tuvo precedente, un magisterio dorado y unos conocimientos didácticos y actitudes entre las cuales, y como cóctel, el excursionismo tuvo antológica y reiterada presencia.

Lo mismo sucedió con las aportaciones científicas en el ámbito urbanístico y arquitectónico, a nivel cordobés de la capital y de la provincia, desde el propio departamento antedicho y desde el de Historia del Arte.

De ahí que la provincia fuera el inusual objeto de estudio que nuestro Seminario puso sobre el tapete. La compleja historia del territorio central andaluz, viejo reino de Córdoba (López et al, 1989), con su representación estructural tripartita, permitía seleccionar unos atractivos itinerarios que mostrasen algunos de los principales hitos ejemplificadores de los paisajes naturales, agrarios, rurales y urbanos, de la jurisdicción cordobesa. En la propuesta de realización nos sentimos discípulos de la herencia y corriente académica antedicha, siempre con los matices adaptativos que cada salida precisa y siempre con la modestia que nuestro proceder conlleva, pero también siempre con la sana intención de mostrar territorios para ser compartidos en sus claves interpretativas espaciales, sus delimitadas distribuciones, relaciones, valores, estética.

A lo largo de la vida académica, en sus distintas etapas o ciclos, existen personas y momentos sin los cuales no podrían entenderse las evoluciones seguidas, las elecciones tomadas o los proyectos ideados. La lectura del artículo del catedrático de Geografía Antonio López Ontiveros y otros (1995) sobre la provincia de Córdoba a través de la realización de un itinerario geográfico por una selecta elección de heterogéneas y complementarias unidades de paisaje, siempre con magistrales lecturas holísticas de cada una de ellas, todas ellas representativas de la formidable síntesis andaluza que es la provincia de Córdoba (López et al.: 1989), es la clave de bóveda para comprender buena parte de las propuestas didácticas que hemos venido haciendo en nuestro devenir profesional, con el denominador común de allegar la comprensión de los mecanismos de funcionamiento de la realidad inmediata adaptando las prescripciones curriculares a las condiciones o circunstancias de cada entorno escolar.

 Además de lo apuntado en la introducción, como someros botones de muestra de la materialización de esa itinerancia o dinámica aprehensión de los espacios vividos, señalar:

  • Itinerario bidepartamental (Educación Física y Ciencias Sociales) por el Parque Natural de Hornachuelos, en concreto por la ruta del río Guadalora (realizado el 25.5.2000 con el IES Duque de Rivas de Hornachuelos, y el 4.4.2005 con el IES Villarrubia, de Villarrubia).
  • Grupo de trabajo bianual “La Geografía de Córdoba [I y II]: estudio de campo y análisis territorial” (2006-2008) para el diseño de un cuaderno didáctico (“Un itinerario geográfico cordobés: la diversidad paisajística –de Cerro Muriano a Zuheros”) y material preparatorio para el profesorado (título homónimo al grupo de trabajo), experiencia que tuvimos el gusto de teorizar y compartir en diferentes artículos.
  • Diseño de la fase de recepción del Programa Comenius con diseño del programa de acogida en Córdoba de institutos de Turquía, Francia, Grecia, Polonia y Rumanía. Visitas guiadas por la localidad de Villaviciosa de Córdoba, Córdoba capital y la provincia de Córdoba (abril de 2012).

Demuestra la idoneidad que ante cualquier trabajo de aprendizaje tiene la anteposición y, por ende, superposición geográfica, como mera elección o como veladura impregnadora para el despliegue de otros contenidos de índole no-espacial.

Pero, además del enfoque geográfico, no queremos dejar de lado otras perspectivas que se pueden estudiar en los itinerarios didácticos. Estamos hablando del enfoque literario y de artístico-patrimonial.

La literatura es una fuente inagotable de ideas, conocimientos y sensaciones. El paisaje, en este caso natural, ha sido objeto literario. Por un lado, se convirtió en escenario bucólico donde los personajes vivían -Garcilaso de la Vega o Góngora-; por otro, se identificó como reflejo del alma de los poetas -Antonio Machado y sus monólogos dramáticos, Miguel de Unamuno y sus reflexiones metafísicas-; algunas veces, ejemplificó edades añoradas -Pablo Neruda, Julio Llamazares, José Antonio Muñoz Rojas-; otras, en cambio representó lo salvaje - Joseph Rudyard Kipling, José de Espronceda, Federico García Lorca-; incluso, llegó a identificarse con lo divino -San Juan de la Cruz, José Ángel Valente-. Sea como fuere y desde una multitud de prismas, el paisaje estuvo presente en los versos de la humanidad. Causando asombro, potenciando temores o enganchando con el misterio, siempre estuvo literariamente entre nosotros.

¿Cómo no aprovecharlo con fines didácticos? ¿Cómo no manejar estas latitudes poéticas cuando se prepara un itinerario? Este proyecto, mediante sus herramientas TIC, propondrá un enlace emocional con el paisaje, no solo con la ciencia geográfica o histórica, sino también con la poesía. Primero, para dotar de misterio y allanar el camino hacia el aprendizaje perdurable, y segundo para sellar el hito del paisaje con una experiencia de otro ser humano, abarcando así los contenidos actitudinales, cargados de valores de respeto, de solidaridad y amortiguando el yoísmo monolítico postmoderno que trata de opinar más que escuchar, actuar más que ayudar y detener más que avanzar en las justicias sociales.

En cuanto al contenido geográfico de los itinerarios, debemos resaltar que el territorio objeto de estudio será Córdoba provincia.

El conocimiento geográfico de la provincia de Córdoba cuando se obtiene desde la fundamentación, la experiencia y maestría que profesionales investigadores y docentes de la universidad, con rigor y cariño, nos transmitieron pateando el objeto de estudio por las más variopintas rutas que la heterogeneidad territorial cordobesa nos brinda, no se borra y no es fácil dejar pasar la posibilidad de retomar viejas iniciativas prácticas que el departamento de turno llevó a cabo allá por la segunda mitad de la década de los ochenta del pasado siglo, que culminaron editorialmente en una serie de trabajos que, con óptica globalizadora, dieron una nueva visión paisajística que ayudó a muchos aprendices de entonces, meros divulgadores de hoy con más o menos tino desde la docencia y la didáctica de las Ciencias Sociales –y que necesariamente bebemos de ellos-, a gozar del espacio próximo con claves de entendimiento que permiten, con modestia, destripar y vislumbrar las interacciones de los hechos físicos y humanos en un espacio, así, vivido, disfrutado y, por ende, sentido como fruto secular de sociedades antecesoras que igualmente lo ocuparon; como patrimonio geográfico irrepetible; y como recurso económico que sólo desde la multidisciplinariedad de la síntesis geográfica se puede y se permite contemplar.

Pilar en el que apoyar nuestra constitución como grupo de trabajo, amén de esa experiencia viajera que nos llevó a aprehender la belleza resumida que los límites provinciales engloba, fue el trabajo que el catedrático Antonio López Ontiveros coordinó junto a los profesores Pedro Domínguez Bascón, José Naranjo Ramírez y Martín Torres Márquez de la universidad cordobesa, titulado “Los paisajes agrarios del Sur de Córdoba: Valle del Guadalquivir, Campiña y Sierras Subbéticas”.[1]

Creemos abrir la perspectiva que nos brinda espacialmente la ciencia geográfica de jugar con la escala de actuación y estudio, abriendo (empequeñeciendo) o cerrando (aumentando) el ámbito y diseñar actuaciones holísticas o abarcantes en contenidos y distancias, e, igualmente, puntuales y específicas de ese mismo itinerario con mayor grado de detalle.

De tal modo, las posibilidades son poco menos que infinitas y la selección de los caminos, si así se puede expresar, entendemos que es lógica en nuestro caso, pero igualmente podríamos marcar otras direcciones con otros destinos así mismo interesantes haciéndolo con otros criterios didácticos, investigadores o de recursos y medios.

La impartición de Geografía a lo largo de casi toda la etapa educativa Secundaria obligatoria y postobligatoria, con carácter común u optativo, nos ha llevado a plantear la necesidad de crear algún material didáctico que aproxime y vivencie la realidad geográfica provincial a un alumnado que, en ocasiones, no se le traspone (ejemplifica) unos ininteligibles contenidos teóricos a un paisaje cultural hollado, natural y antrópico a la par, y, como decíamos, por pisado debe ser sentido y querido. Hacer propia una imagen mental más rica de lo que siendo visto es desconocido.

El viaje, la salida didáctica se puede y debe convertir en objetivo prioritario de cualquier Departamento de Ciencias Sociales, compensando si cabe la óptica y tendencia histórica e historicista que reitera su atención hacia la monumentalidad edilicia o urbanística como argumento básico de la actividad extraescolar, cuando no al rosario museístico más o menos próximo, afortunadamente tan prolijo como interesante y heterogéneo a lo largo y ancho de la jurisdicción cordobesa.

Por ello que intentemos en este proyecto articular un esbozo de la importancia geográfica de Córdoba desde distintos puntos de vista, convirtiéndose, verbigracia, en paradigma y síntesis de las Iberias geológicas y litológicas, con manifestaciones estructurales bien delimitadas y representativas en extensión y relieves; un resumen antológico de un pasado milenario con presencia, permanencia y cambio espacial ininterrumpido de gentes variopintas de lejanas procedencias; o en paso y tránsito de unidades y territorios diferentes, convirtiéndose en contrastado espacio geográfico complementario (sierras y campiñas) que el devenir histórico dotó de cierta uniformidad: el reino de Córdoba del medievo y la modernidad, contemporánea provincia homónima.

Como resumen, escribir que el conocimiento geográfico del entorno (la provincia de Córdoba) puede ser buen argumento para motivar al alumnado al aprendizaje de una ciencia instrumental[2] y de síntesis como es la Geografía, con el análisis de un territorio antológico y contrastado.

A continuación describiremos, los cuatro itinerarios de contenido geográfico que queremos diseñar y trabajar.

La geografía y la historia de la provincia de Córdoba convierten a la misma en un recurso idóneo para la enseñanza y la comprensión de la diversidad estructural y geológica española. En un territorio de algo menos de 14000 km2 convergen las Españas silícea, caliza y arcillosa. No siendo la única demarcación territorial así conformada, sí que su situación central en Andalucía y la partición representativa de dichas geomorfologías y sus correspondientes resultantes edáficas, permiten, como hicieron eminentes geógrafos, hablar de antológico y sintético espacio geográfico que aúna, desde dicha complementariedad, una interesante heterogeneidad que intentaremos hollar para conocerla desde la diferencia y desde el contraste.

Para ello trazaremos cuatro itinerarios por la provincia de Córdoba: tres de ellos se circunscribirán a las diferentes regiones naturales que la componen, si bien la historia tanto geológica como humana, las complementaron. A saber: Sierra Morena, la Vega y Campiña, y las Sierras Subbéticas; una cuarta será la fusión de sendos territorios, yendo en sentido de los meridianos de norte a sur en la idea de hacerle ver al alumnado ese excepcional contraste que en poco más de un centenar de kilómetros une la Iberia herciniana y paleozoica con la Iberia caliza mesozoica, uniéndolas los fondos cenozoicos de valle que fueron colmatados por la sedimentación de ambas en un largo proceso de millones de años hasta convertir el lecho marino del brazo de mar llamado Tethys en las pródigas campiñas alta y baja de nuestra tierra cordobesa.

En cuanto a la historia apuntada, la actual provincia nacida (en buena medida) de la división provincial decimonónica no es ni más ni menos que un trasunto del reino cordobés nacido tras la caída del Califato, del que fue su cabeza visible, marca fronteriza que se mantuvo prácticamente tal cual durante un milenio ya que se convirtió en taifa y reino cristiano tras la ocupación norteña a lo largo de la Alta Edad Media (“…en todos los proyectos de división territorial nunca se atentó contra este tradicional reino de Córdoba”) (VV.AA, 1985). Esta impronta permanente de historia secular unida a la complementariedad del sustrato geográfico, entendemos que convierten a la provincia en un excelente recurso objeto de estudio para entender buena parte de la estructura geográfica andaluza e, incluso, hispana.

No siendo el momento de repasar sus límites y situación (en los materiales didácticos del alumnado así lo haríamos), sí nos parece oportuno apuntar brevemente algunas características elementales que marcan definidamente la geografía cordobesa:

  • Es una unidad “coherente e indiscutible” por esa continuidad histórica que tuvo su jurisdicción, unidad que no consiguieron mantener el resto de reinos andaluces que vieron cómo se parcelaba su territorio a lo largo de los siglos.
  • La simetría provincial que se produce desde el ombligo capitalino tanto en longitud como en latitud, más su preponderancia centrípeta que ha supuesto el vaciamiento de buena parte de los territorios aledaños (por ser tierra de realengo también) y la concentración de la mitad de sus habitantes a lo largo del siglo XX.
  • El alejamiento de la costa lo cual ha supuesto un hándicap para el desarrollo económico que sí han tenido otros ámbitos marítimos de Andalucía, a pesar de haber sido nodo comunicativo fluvio-terrestre-ferroviario.
  • El carácter mediterráneo continentalizado de apaciguada influencia atlántica que le ha imprimido un evidente tono tanto a aspectos físicos (biogeografía) como humanos (usos y aprovechamientos, idiosincrasia, …).

En definitiva, la delimitación histórica continuada y aglutinante de espacios complementarios y su “renta de situación”, más el devenir histórico en las diferentes etapas especialmente contemporáneas, han dado unos rasgos conformadores que van desde un vacío demográfico septentrional evidente con dedicación agropecuaria a unas vegas agrícolas de regadíos ventajosos y unas campiñas de secano propias de la trilogía mediterránea extensiva hasta tiempos recientes que llegan hasta los confines meridionales donde las calizas y dolomías hacen de frontera histórica y ahora agronómica al monocultivo olivarero, todo ellas salpicadas de agrovillas de poblamiento concentrado capitaneadas por la capital provincial, ejemplo manifiesto de crecimiento urbano interior más propio de su condición de centro de servicios y de su patrimonio histórico-artístico que de un centro industrial que nunca fue.

Síntesis de estas virtualidades geohistóricas, con el añadido del valor artístico y patrimonial, en la línea de las pretensiones de nuestro proyecto de innovación, la pergeñó el catedrático de Geografía Antonio López Ontiveros (1985):

El territorio cordobés en buena medida es ejemplar dentro de Andalucía a efectos de relieve, biogeografía, rasgos agrarios, etc. Sobre todo porque se extiende de forma amplia y significativa por las tres grandes unidades básicas del solar andaluz: la inhóspita pero grandiosa Sierra Morena, la feraz y acogedora Depresión del Guadalquivir, remansada sobre esa clave de Andalucía que es el río Grande, y las laberínticas y escabrosas Subbéticas. Y articulado ese recogido y variado territorio por la capital, Córdoba-ciudad, que es y ha sido protagonista indiscutible y crisol integrador de ese espacio geográfico.

 La historia cordobesa es cabal representación del devenir andaluz, no habiendo suceso bélico o político, socio-económico o cultural de nuestra región que no repercuta, se geste o tenga alguna influencia en la Provincia cordobesa. Y como también ha ocurrido con la historia andaluza, la cordobesa ha sido una sucesión de esplendores sin iguales y de postraciones profundas.

Esta rica historia cordobesa, por otra parte, ha ido tejiendo el palimpsesto grandioso de nuestros monumentos de todo estilo artístico, de nuestro rico patrimonio urbanístico, tanto de la capital como de muchos de nuestros pueblos, de nuestra arquitectura popular, airosa y recatada, de nuestro folklore e incluso de nuestros variados y modélicos paisajes agrarios.

La ejemplaridad territorial de la Provincia de Córdoba, en cuya virtud es integradora de las grandes unidades paisajísticas de Andalucía creemos que es a la vez causa y efecto de su protagonismo histórico. Este se explica en parte por esa riqueza y variedad de su jurisdicción, pero ellas a su vez no son sino expresión de un territorio fuerte secularmente que se preocupó de consolidar las economías complementarias que le podía ofrecer el medio. A través de muchos siglos ha constituido una perenne unidad.

 1. Itinerario de Sierra Morena

De la división tripartita geológica y morfológica, Sierra Morena se adivina como todo el sector septentrional provincial, su hemisferio norte, a partir de la línea del río Guadalquivir ocupando algo más de la mitad de la superficie provincial. Es el pliegue fallado de la Meseta Ibérica o Macizo Hespérico que se continúa al este y al oeste en una clara línea de continuidad desde los confines jiennenses hasta el propio Algarve portugués. Son terrenos paleozoico fallados y erosionados en un relieve intrincado y laberíntico que, aun no siendo una alta cordillera ibérica, sí que ha supuesto por su anchura (en torno al centenar de kilómetros en el tramo cordobés) tanto un elemento de complementariedad económica como una franja que ha permanecido en buena medida mal comunicada a lo largo de siglos con el eje bético. Dos grandes comarcas o subunidades la componen: al N-NE, Los Pedroches, batolito granítico que ha tenido una definida individualidad por su geografía en su historia, y los valles del Guadiato y del Bembézar, en la parte central y occidental de este sector serrano, más cuencas fluviales de menor potencia en sus tramos central y suroriental (Guadalmellato, Guadalbarbo, …).

Históricamente ha sido un vacío demográfico, que en los últimos decenios se está acentuando por la aceleración de un proceso de envejecimiento a raíz del éxodo rural más reciente y unas insólitas bajadas de natalidad. Ello ha sido debido a la naturaleza edáfica endeble del terreno (suelos ácidos, silíceos, pizarrosos, graníticos, …) que dieron como resultado aprovechamientos silvícolas y agropecuarios de baja rentabilidad, complementados con otros usos históricos como la minería, la caza, la extracción de materias del bosque mediterráneo, etc. Las fuertes pendientes añadían un plus de inhabitabilidad.

La propuesta de Itinerario (paradas) sería:

  • Córdoba, Cerro Muriano (atalaya de las Andalucías), Puente Nuevo (embalsamiento y producción de energía), Espiel (cruce de caminos e industrialización), Peñarroya (minería del carbón y urbanismo/arquitectura de influencia francesa), Hinojosa del Duque (industria agroalimentaria y servicios), Pozoblanco (capitalidad comarcal, con una relevante industria agroalimentaria), Pedroche (otero de Los Pedroches y capitalidad histórica), Villanueva de Córdoba (dehesas y urbanismo), Cardeña (centro de interpretación de la naturaleza), Córdoba.

 2. Itinerario por la Vega y la Campiña

La Vega es el espacio geomorfológico que ha delimitado el río Guadalquivir a lo largo de su recorrido por el curso medio del Valle bético desde Villa del Río a Palma del Río, esto es, esa subunidad no siempre reconocida por los estudios geográficos que el tiempo ha deslindado como una superficie longilínea diferente a la Campiña, espacios ora yuxtapuestos y bien señalados, ora disimulados por una geomorfología que no ayuda a adivinar el fin de una y el comienzo de otra, caso del propio casco urbano de Córdoba en su sector meridional.

La Vega y la Campiña son unidades que están claramente diferenciadas de la anteriormente tratada: menos altitud (dependiendo del sector vamos de los 100 m a los casi 400 m en puntos de la Campiña Alta cretácica), suelos profundos y arcillosos propios de las tierras pardas mediterráneas, bujeos, etc. con unas capacidades agronómicas infinitamente superiores a los raquíticos suelos silíceos de la Sierra, una existencia joven en comparación al margen derecho del río, paleozoico, y a las estribaciones calizas del sur, mesozoicas. Es el dominio de las arcillas y las margas, suelos sueltos y blandos, en los que predominan las formas llanas y alomadas.

Aparte de esa Vega serpenteante, la Campiña puede subdividirse en algunos sectores, no conformando por tanto una unidad uniforme como pudiera entenderse por su denominación genérica: la Campiña Baja, o tierras cerealísticas (últimamente ocupadas por cultivos leñosos en una progresión acelerada), en una banda que va paralela a la vega en una anchura de unos 20 a 30 kilómetros ocupando términos como los de El Carpio, Córdoba, Fernán Núñez, La Rambla,…; Campiña Alta, área geomorfológicamente resaltada que históricamente se relaciona con los señoríos de la Casa de Aguilar, tierras más calcáreas o margosas propicias para el olivar y la vid (Denominación de Origen Montilla-Moriles); Campiña del Guadajoz, tierras que se reparten entre estos cultivos perennes en su curso más alto y cultivos herbáceos en las proximidades del término cordobés; y, por último, la comarca de las Nuevas Poblaciones carolinas, tierras menos fértiles, impermeables, pedregosas y ácidas resultado de sedimentaciones de procedencia hercínica y que depararon un desierto poblacional a lo largo de siglos hasta la repoblación de finales del XVIII.

La amplitud considerable del valle en el tramo cordobés ha sido lugar de poblamiento concentrado en pueblos fortaleza, buena parte de ellos habitados desde tiempos prehistóricos. Una división desigual de la tierra ha marcado buena parte del carácter sociológico de sus gentes. El patrimonio paisajístico, como en su momento descubrió López Ontiveros y más recientemente Naranjo Ramírez y otros, es sin duda un elemento de extraordinario interés para el conocimiento educativo por la enorme cantidad de factores y elementos que entran a formar parte sus panorámicas, interacción paradigmática de la naturaleza con las sociedades humanas.

La propuesta de Itinerario (paradas) sería:

  • Córdoba, Montoro (el meandro del río y la panorámica habitacional), Villa del Río (industria endógena), Bujalance (la Campiña Alta y Baja), Castro del Río (agrovilla fluvial), Espejo (pueblo-fortaleza y la industria cárnica), Montilla (la cultura del vino), La Rambla (la alfarería y la cerámica), Santaella (el pasado civilizatorio), Palma del Río (el cultivo del naranjo y la horticultura), Almodóvar (la comprensión de la Vega), Córdoba.

 3. Itinerario por las Subbéticas

Tal y como se teorizó en la década de los ochenta del siglo pasado, la unidad montañosa bética no fue claramente concebida como tal y delimitada a lo largo de la historia. La dicotomía entre Sierra y Campiña como elementos conformadores de la realidad provincia, unidas por la bisagra del Guadalquivir, fue la percepción que tuvieron sus moradores e incluso los estudios que miraron al territorio cordobés a lo largo del tiempo.

Las “laberínticas y escabrosas” Subbéticas no dejan a dudas de que son una unidad morfoestructural diferente, bien conectada en buena medida con la Campiña por no existir una línea de ruptura a modo de muro natural, salvo excepciones, todo lo contrario, es un perfil permeable que ha tenido más de frontera en la historia que en la orografía. Pasillos viarios o fluviales así lo demuestran. Es el reconocimiento de las Subbéticas a partir de diferentes estudios geológicos los que han remarcado la delimitación de esta unidad natural no siempre vista por el paisanaje y la ciencia.

Es la Iberia caliza, parte de la Z invertida ibérica, que en un sector significativo ocupa el cuarto meridional del viejo reino cordobés. Es un territorio de riscos plegados, fallados y desplazados en la orogenia alpina, y que como cualquier territorio calcáreo, ha experimentado la erosión hídrica y atmosférica que ha dado lugar a ese enorme complejo de formas kársticas que le permiten, además, ser reservorio de agua del cual nacen multitud de avenamientos en todas direcciones, afluentes secundarios a la postre del principal río andaluz. Propio de este sector es la existencia de cuenca intramontanas que históricamente sirvieron para el hábitat y el aprovechamiento agrícola en tierras albarizas y rosas de alta producción.

Todo este grandioso y complejo sector se puede subdividir en Prebética y Subbética propiamente dicha. Todo este espacio es la expansión cordobesa del monocultivo olivarero (denominaciones de origen Baena y Priego de Córdoba) y las manifestaciones de localidades de tamaño medio (típicas agrociudades andaluzas) que fueron frontera medieval y, posteriormente, pasillo conector entre la Alta y Baja Andalucía, aprovechándose de un rico patrimonio urbanístico y artístico palpable en su patrimonios edilicios, escultóricos u orfebres. Hoy son comarcas que se han dinamizado con industrias endógenas y turismo rural.

La propuesta de Itinerario (paradas) sería:

  • Córdoba, Lucena (ciudad multisectorial), Sierra de Aras (Cueva del Ángel), Cabra (la horticultura), El Picacho (Balcón de Andalucía), Priego de Córdoba (enclave intramontano, industrial, turístico, agrario), Zuheros (turismo rural), Baena (el aceite, el vino, la etnografía religiosa), Córdoba.

 4. Itinerario de contrastes

 Las tres rutas propuestas pueden sintetizarse en un itinerario que comprenda las diferentes unidades morfoestructurales a fin de comprender el contraste de mundos que compone el espacio geográfico cordobés. Sólo pespuntearemos, cual flashes, algunos de los temas a visualizar y tratar:

  • La provincia de Córdoba: la división administrativa pre-provincial (de reino a provincia); extensión; situación y límites; el carácter interior y céntrico; la capitalidad de la capital; rasgos demográficos; mediterraneidad; trilogía geomorfológica y litológica; compendio del claroscuro devenir histórico; palimpsesto monumental y paisajístico.

  • Córdoba, huellas superpuestas de un patrimonio universal: Andalucía del Guadalquivir; situación y emplazamiento; término municipal; la vertebración fluvial y las complementariedades productivas; el rigor climático estival; las áreas biogeográficas; etapas históricas: íbera, romana, visigoda, musulmana, cristiana medieval, moderna (renacentista y barroca), decimonónica y contemporánea (complementos a lo conocido en la jornada precedente).

  • Villaviciosa de Córdoba, “oculta tranquilidad”: localización y comunicaciones; valioso entorno natural; la trascendencia del cultivo vitícola; la explotación minera; el aislamiento en un extenso término municipal; reforestaciones y actividad silvícola; turismo rural; cinegética.

  • La Vega de Córdoba desde el castillo de Almodóvar: unidades de relieve provinciales; geomorfología marina y fluvial; el río; alteraciones antrópicas del paisaje; clima y edafología; Almodóvar del Río; la Vega, vergel y arteria; súbita rururbanización y desordenación territorial; hormiguero demográfico; contaminaciones; amasijo funcional paisajístico; AVE-aeropuerto; Medina Azahara-el Castillo.

  • La Carlota, un ejemplo ilustrado, moderno y europeo. Orígenes históricos; caracterización ambiental; la racionalidad geométrica urbana y parcelaria; los precedentes comunicativos; la subcomarca carolina; por seguridad y por progreso; paisaje colono; enclaves arquitectónicos; la reciente terciarización.

  • Campiña Baja, tierras acortijadas de trigales. Colmatación sedimentaria bética; “lo pando”; edafologías campiñesas; mediterraneidad; jerarquización hidrográfica; falla biogeográfica; poblamiento concentrado; el desequilibrio de la propiedad; sistemas de cultivo; la policromía estacional (López, 1973a y 1973b, 1974).

  • Campiña Alta o de Montilla: la diferenciación geológica y geomorfológica; la adaptación antrópica de los aprovechamientos; la viña y el olivar; la ciudad de Montilla, cabecera comarcal; Bodegas Alvear [visita concertada y guiada]. (Naranjo, 2006).

  • Subbéticas: las Béticas, orogénesis y división interna; unidad provincial diferenciada; modelados kársticos; edafologías cálcicas; Juan Carandell Pericay (López, 2002); protección medioambiental; los valores paisajísticos y simbólicos (funciones espirituales).

  • Priego de Córdoba: típica agrovilla del interior andaluz; la prehistórica ocupación del territorio; los momentos históricos; los monumentos históricos; urbanismo y patrimonio (Fuente del Rey, la Villa); prosperidad agraria e industrial; el paisaje intramontano desde el Adarve; la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción [visita concertada y guiada].

  • Retorno a Córdoba: las Córdobas de S a N; Luque-Zuheros-Baena-la cuenca del Guadajoz-Castro del Río-Espejo-Santa Cruz-Torres Cabrera-Córdoba.

5. Itinerario urbano por el patrimonio contemporáneo de Córdoba

Respecto al itinerario sobre el patrimonio histórico-artístico, nos centraremos en la ciudad de Córdoba. Hemos creído conveniente centrar nuestro interés en el conocimiento de la arquitectura contemporánea, desplegada en la capital provincial, al socaire de las profundas transformaciones urbanísticas de los siglos XIX y XX, que han continuado hasta las primeras décadas de la presente centuria. Será nuestra intención confeccionar un itinerario que tenga como objetivo profundizar en estas transformaciones urbanas, que han ido alterando la estructura originaria de la ciudad -la ciudad romana y la ciudad medieval, musulmana y cristiana-, introduciendo modificaciones en sus construcciones -lo que hoy constituye nuestro patrimonio-, así como reproduciendo esquemas arquitectónicos provenientes de otros ámbitos geográficos. En tiempos pasados, cada civilización ha ido levantando edificaciones a las que no dieron categoría de monumento, pero con el tiempo generaciones posteriores fueron capaces de entender y preservar su valor inmaterial. Lo mismo sucede hoy con los edificios que conforman ciudades en constante evolución, ejemplos modélicos de una arquitectura contemporánea que cuenta historias sobre nuestro pasado más inmediato y que, en el futuro, será un patrimonio que estudiar y conservar. Intentaremos abarcar actuaciones realizadas sobre la antigua medina, o casco histórico por excelencia de la ciudad; la periferia burguesa e industrial, limitada y tardía, pero anexa al casco urbano pretérito, junto a la zona de la periferia actual. En este itinerario, se analizarían las influencias de la arquitectura ecléctica o historicista, la penetración del estilo modernista o la introducción de la arquitectura moderna y posmoderna, etc., fruto de momentos históricos diferentes en el que actuaciones urbanas distintas alteraron e incrementaron el solar en que la ciudad se iba desarrollando. Igualmente, quedaría reflejado en el mismo las políticas municipales, tales como el derribo de las murallas antiguas, la construcción de las nuevas avenidas o barriadas, políticas que obedecían a los deseos de embellecimiento de la ciudad por parte de una minoría política, económica y social, de una sociedad ennoblecida y burguesa.

La Edad Contemporánea también es el escenario donde surge el “yo” poético (también literario) moderno, el “yo” que habita en el poema y que transita la ciudad, se perfila ante los desajustes de la sociedad de consumo, se pierde, se enamora, se desdibuja entre el gentío, y también el que se fortalece en los trenes, en los edificios, en los escaparates, en los trabajos modernos, etc. Ese personaje -ficticio, por supuesto- deambula por las ciudades y también dormita en los edificios, trabaja en las fábricas o en las oficinas, se relaciona con otros, y también se repliega de modo burgués.

La ciudad es su entorno, el telón de fondo de su vida diaria, el lugar desde donde se escribe, en definitiva: el paisaje poético. Por eso, conviene tener en cuenta la poesía en este tipo de itinerarios. Su lectura involucraría sentimentalmente al alumnado con el lugar, adecuará la atmósfera propicia al aprendizaje y constituiría el caldo de cultivo previo a las actividades o a la adquisición de contenidos propios del itinerario. Una adecuada elección de lecturas poéticas de autores europeos, españoles y cordobeses ofrecería esa visión emocional del paisaje que nos circunda y que a menudo se nos antoja anecdótico cuando no inhóspito.

La lectura compromete, vincula emocionalmente y desarrolla la complicidad con el escritor. De ahí su papel en este proyecto. Enlazarse con el paisaje urbano mediante la experiencia poética que otros han tenido antes es una herramienta poderosa que usará este proyecto.