La Carlota, capital de las Nuevas Poblaciones de Andalucía, creadas por el ilustrado Pablo de Olavide, en el antiguo camino real que unía Madrid con Cádiz, en el desértico paraje de La Parrilla, territorio propicio para bandoleros que ponían en peligro constante el tráfico de personas y mercancías entre ambos centros neurálgicos de la España del siglo XVIII. A esta tierra abandonada e improductiva, acudieron hombres y mujeres de Alemania, Francia, Italia y Suiza para repoblar y ponerla en explotación junto a los procedentes de otras localidades cercanas. Un ensayo prematuro de reforma agraria, tan necesaria en una España rural. Hoy en día, poco queda de aquel sueño ilustrado, pero su presencia se hace notar en nombres y rostros, en la estructura organizativa del municipio, dividido en diez departamentos, al estilo francés y en una arquitectura barroca de gran interés. Situada en plena Campiña cordobesa, al sur de la Vega del Guadalquivir, se nos presenta en medio de un paisaje de suaves colinas, muy antropizada, de cereal y olivar, con algunas manchas de otros cultivos e incluso de vegetación natural. Su emplazamiento nos permite examinar un interesante modelo de ocupación del territorio desde el punto de vista histórico así como los impactos que los actuales cambios han provocado en el paisaje.